Para comenzar a enmarañar la cuestión y conseguir el desasosiego del lector, caso de haberlo,vayan por delante las pertinentes deficiones que nunca faltan y todo lo dicen sin aclarar apenas nada, dejando a un lado su innegable pulcritud, vistosidad y pulimento. Aunque, si así no fuera, no tendría coartada para continuar redactando, con lo cual todos saldríamos favorecidos. Sean entonces:
«Se puede definir al chamán como a un visionario inspirado que, en nombre de la sociedad a la que sirve y con la asistencia de sus espíritus guardianes, entra en un trance profundo en el que su ego soñador establece relaciones con poderes espirituales.» [HULTKRANTZ]
«Designaremos mediante el término chamanismo, todas las prácticas mediante las cuales pueden conseguir los humanos el poder sobrenatural, la utilización de este poder para el bien o para el mal y todos los conceptos o las creencias relacionados con tales poderes.»[PARK]
«El chamanismo no es, propiamente hablando, una religión, sino un conjunto de métodos extáticos y terapéuticos ordenados a obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de estos últimos en la gestión de los asuntos humanos.»[ELIADE]
Y para empezar a despejar incógnitas del fenómeno cultural conocio con el nombre de chamanismo, hay que decir primero que la palabra chamán deriva del lenguaje de la tribu tungus del este de Siberia, y con ella los antropólogos han estado denominando a un personaje característico al que se le ha confundido o querido identificar con otros tales como brujos, hechiceros, curanderos, magos o videntes. Y aunque el chamán puede ser un poco de todo eso, no es menos cierto que un hechicero, por ejemplo, no tiene porque ser chamán necesariamente.
Si se desea concretar, habrá que decir que el chamán es un individuo, con independencia de su sexo, que es capaz de entrar consciente y voluntariamente, en un trance o estado modificado de consciencia, diferente al que nos movemos en la vida cotidiana. Es, en gran medida, un aventurero, un explorador que rastrea las zonas más abisales e ignotas de los cuasi inexplorados mundos de la mente humana. En ese estado modificado de consciencia puede interactuar en las diferentes realidades o dimensiones que allí descubre o vislumbra, y con las distintas entidades que las habitan.
Y allí se desplaza, siendo plenamente consciente, teniendo absoluto control de su voluntad y de sus facultades, por diferentes motivos como la curación, -una de sus funciones más habituales-, la restitución de un alma perdidad, -que en ocasiones es sinónimo a lo anterior, según el concepto de enfermedad de algunas culturas chamánicas-, para realizar predicciones o averiguar acontecimientos pasados, para asuntos cinegéticos, como agente perturbador del clima, etc.; esto en lo que se refiere siempre a actuaciones que benefician a su sociedad o a alguno de sus intengrantes, pero también puede usar sus dotes para el automejoramiento personal, aunque todas las actividades son para el chamán un ejercicio de poder. Y por supuesto, siempre hay un reverso, puede consagrar esos poderes hacial el mal. No en vano, otra de las funciones del chamán, benigno en este caso, es la de contrarrestar las hechicerías maléficas de otro chamán oscuro.
A pesar de su habilidad para lograr el trance, el chamán debe prepararse para la sesión chamánica a través de un período de abstención y ritos purificatorios, cuyo rigor depende de sus objetivos, llegando a los casos extremos de ayuno, no beber alcohol ni mantener relaciones sexuales durante varios días.
El físico teórico Fred A. Wolf, en un libro muy interesante, La búsqueda del águila, afirma que los chamanes penetran en esos otros mundos, posiblemente paralelos, al ser conscientes de procesos que no conciernen básicamente a la supervivencia corporal, captando otras realidades, y de esta manera varían la percepción habitual en este mundo. Al alterar el modo en que alguien se observa a sí mismo y a su entorno, varía su percepción. Wolf relaciona estas realidades chamánicas con la física cuántica, de la que es especialista, mediante el llamado efecto observador de la misma. Al alterar el modo en que ves la realidad alteras esa misma realidad.
En este sentido, son curiosos los conceptos cognitivos de los shuar, un pueblo jívaro de la selva ecuatoriana estudiado por el antropólogo José María Fericgla, que construyen su futuro a partir de las visiones, provocadas por la toma de ayahuasca, y de sus sueños, que son tan válidos como las visiones. Según Fericgla, los shuar prefiguran el futuro desde el momento en que lo ven, pues si es descorazonador o maligno intentan cambiarlo en posteriores visiones.
Y más curioso aún es el singular paralelismo con las concepciones de un chamán kahuana hawaiano:
«Hablamos con la naturaleza y con los espíritus, cambiamos el tiempo y creamos acontecimientos; curamos mentes y cuerpos, y canalizamos extraños seres; volamos fuera del cuerpo, nos trasladamos a otras dimensiones y vemos lo que otros no pueden ver. (…) El mundo es lo que crees que es, nosotros creamos nuestra propia realidad.(…) No significa atraer la experiencia con nuestro pensamiento, sino verdaderamente crear realidades. Con nuestros supuestos, actitudes y expectativas, hacemos que las cosas sean posibles o imposibles, reales o irreales. En otras palabras, cambiando el marco de la mente podemos hacer cosas ordinarias y no ordinarias en la misma dimensión física que compartimos con todos los demás.»[KING]
Podría decirse que las actividades principales de los chamanes se orientan, según las inclinaciones particulares, hacia dos tipos de prácticas: la adquisición de poder personal o conocimiento, especie de chamanismo aventurero, y la curación. Sin embargo, no son excluyentes entres sí, puesto que, como he indicado antes, el chamán considera la curación como un acto de poder, y tampoco puede curar si de alguna manera antes no inicia un proceso de autoperfeccionamiento, proceso que persigue el propósito de adquirir sabiduría y poder para ayudar a otras personas, siempre y cuando el chamán sea un «mago» blanco, ya que los conocimientos chamánicos son imparciales, pueden utilizarse de diversas maneras, dependiendo de los fines.
En suma, se puede afirmar que el chamán viaja y se desplaza alternativamente entre distintas realidades, siendo poseedor de técnicas específicas para entrar en un estado modificado de consciencia que le posibilita esos viajes, dentro de las cuales se pueden señalar el uso repetitivo y monótono del sonido de instrumentos musicales, danzas extáticas, variadas técnicas de concentración y meditación, posturas corporales, y la ingesta o unto de sustancias psicoactivas. En esos universos paralelos, el chamán acomete una experiencia directa y personal de las fuerzas sobrenaturales, puesto que están poblados de espíritus guardianes, espíritus auxiliares, animales de poder, etc., a los cuales domina, y no se deja convertir en instrumento suyo, en contraposición con otros practicantes de lo oculto.
EL CHANANISMO NO TIENE DIFERENTES VERTIENTES ES UNO SEA EN DONDE SEA ME PREGUNTO YO