GADAFI Y LA PUTREFACCIÓN MORAL DEL IMPERIO

El brutal asesinato de Muamar Al Gadafi a manos de una jauría de mercenarios organizados y financiados por los gobiernos “democráticos” de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña actualiza dolorosamente la vigencia de un viejo aforismo: “socialismo o barbarie.” No sólo eso: también confirma otra tesis, ratificada una y otra vez que dice que los imperios en decadencia procuran revertir el veredicto inexorable de la historia exacerbando su agresividad y sus atropellos en medio de un clima de insoportable descomposición moral. Ocurrió con el imperio romano, luego con el español, más tarde con el otomano, después con el británico, el portugués y hoy está ocurriendo con el norteamericano. No otra es la conclusión que puede extraerse al mirar los numerosos videos que ilustran la forma en que se “hizo justicia” con Gadafi, algo que descalifica irreparablemente a quienes se arrogan la condición de representantes de los más elevados valores de la civilización occidental. Sobre ésta cabría recordar la respuesta que diera el Mahatma Gandhi a la pregunta de un periodista, interesado en conocer la opinión del líder asiático sobre el tema: “es una buena idea”, respondió con sorna.

El imperialismo necesitaba a Gadafi muerto, lo mismo que Bin Laden. Vivos eran un peligro inmediato, porque sus declaraciones en sede judicial ya no serían tan fácil de ocultar ante la opinión pública mundial como lo fue en el caso de Sadam Hussein. Si Gadafi hablaba podría haber hecho espectaculares revelaciones, confirmando numerosas sospechas y abonando muchas intuiciones que podrían haber sido documentadas contundentemente por el líder libio, aportando nombres de testaferros imperiales, datos de contratos, comisiones y coimas pagadas a gestores, cuentas en los cuales se depositaron los fondos y muchas cosas más. Podríamos haber sabido que fue lo que Estados Unidos le ofreció a cambio de su suicida colaboración en la “lucha contra el terrorismo”, que permitió que en Libia se torturara a los sospechosos que Washington no podía atormentar en Estados Unidos. Habríamos también sabido cuánto dinero aportó para la campaña presidencial de Sarkozy y qué obtuvo a cambio; cuáles fueron los términos del arreglo con Tony Blair y la razón por la cual hizo donativos tan generosos a la London School of Economics; cómo se organizó la trata de personas para enviar jovencitas al decrépito fauno italiano, Silvio Berlusconi , y tantas cosas más. Por eso era necesario callarlo, a como diera lugar. El último Gadafi, el que se arroja a los brazos de los imperialistas, cometió una sucesión de errores impropios de alguien que ya venía ejerciendo el poder durante treinta años, sobre todo si se tiene en cuenta que el poder enseña. Primer error: creer en la palabra de los líderes occidentales, mafiosos de cuello blanco a los cuales jamás hay que creerles porque más allá de sus rasgos individuales –deleznables salvo alguna que otra excepción- son la personificación de un sistema intrínsecamente inmoral, corrupto e irreformable. Le hubiera venido bien a Gadafi recordar aquella sentencia del Che Guevara cuando decía que “¡no se puede confiar en el imperialismo ni un tantito así!” Y él confió. Y al hacerlo cometió un segundo error: desarmarse.

Si los canallas de la OTAN pudieron bombardear a piacere a Libia fue porque Gadafi había desarticulado su sistema de defensa antiaérea y ya no tenía misiles tierra-aire. “Ahora somos amigos”, le dijeron Bush, Obama, Blair, Aznar, Zapatero, Sarkozy, Berlusconi, y él les creyó. Tercer error, olvidar que como lo recuerda Noam Chomsky Estados Unidos sólo ataca a rivales débiles e inermes, o que los considera como tales. Por eso pudo atacar a Irak, cuando ya estaba desangrado por la guerra con Irán y largos años de bloqueo. Por eso no ataca a Cuba, porque según los propios reportes de la CIA ocupar militarmente a la isla le costaría un mínimo de veinte mil muertos, precio demasiado caro para cualquier presidente.

Los imperialistas le negaron a Gadafi lo que le concedieron a los jerarcas nazis que aniquilaron a seis millones de judíos. ¿Fueron sus crímenes más monstruosos que las atrocidades de los nazis? Y el Fiscal General de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, mira para otro lado cuando debería iniciar una demanda en contra del jefe de la OTAN, causante de unas 70.000 muertes de civiles libios. En una muestra de repugnante putrefacción moral la Secretaria de Estado Hillary Clinton celebró con risas y una humorada la noticia del asesinato de Gadafi. (Ver http://www.youtube.com/watch?v=Fgcd1ghag5Y) Un poco más cautelosa fue la reacción del Tío Tom (el esclavo negro apatronado que piensa y actúa en función de sus amos blancos) que habita en la Casa Blanca, pero que ya hace unas semanas se había mostrado complacido por la eficacia de la metodología ensayada en Libia, misma que advirtió podría ser aplicada a otros líderes no dispuestos a lamerle las botas al Tío Sam. Esta ocasional victoria, preludio de una infernal guerra civil que conmoverá a Libia y todo el mundo árabe en poco tiempo más, no detendrá la caída del imperio. Mientras tanto, como lo observa un agudo filósofo italiano, Domenico Losurdo, el crimen de Sirte puso en evidencia algo impensable hasta hace pocos meses atrás: la superioridad moral de Gadafi respecto a los carniceros de Washington y Bruselas. Dijo que lucharía hasta el final, que no abandonaría a su pueblo y respetó su palabra. Con eso le basta y sobra para erguirse por encima de sus victimarios.

ATILIO BORÓN                                  Rebelión

LA AMENAZA (6)

Seguimos con la traducción del libro LA AMENAZA, del Dr. David Jacobs, que lleva a cabo Tavo Jiménez de Armas en su blog Conciencia & Evolución, LIBERTALIADEHATALI

La Amenaza, 1-5:

http://alturl.com/nkcya 

http://alturl.com/rn7t5 

http://alturl.com/fnebo 

http://alturl.com/kyp85 

http://alturl.com/727py 

A lo largo de la traducción he creído interesante colocar alguna información adicional (señalada por notas a pie de página), ajena a la obra, que -de seguro- será útil para una mayor comprensión del fenómeno.

 

LA AMENAZA

The Threat – Revealing the Secret Alien Agenda

Por

Dr. David Jacobs

 

Fantasías mutuamente confirmadas

 

Realizar investigación sobre abducciones es excepcionalmente difícil, no sólo a causa de la naturaleza del material con el que se trabaja –y el modo en que se obtiene-, sino porque las satisfacciones que este trabajo ofrece son, habitualmente, nulas. Los principales ‘honores’ que se reciben son ridiculización y desprecio.

Yo creo que cualquiera que ponga su reputación en aventurarse dentro de esta peligrosa área, merece el reconocimiento de aquellos que valoran la búsqueda de la verdad.

A pesar de esto, incluso los más prominentes investigadores, algunas veces, caen en la trampa de las fantasías mutuamente confirmadas.

 

John Mack (1), profesor de psiquiatría en la Universidad de Harvard, además de investigador del fenómeno de las abducciones, es un ejemplo de las fantasías que son mutuamente confirmadas. Mack, conocido en todo Estados Unidos como un crítico social y ganador del Premio Pulitzer, quedó fascinado con el fenómeno de las abducciones, allá por 1990, tras atender una conferencia de Budd Hopkins (fallecido en verano de 2011 http://alturl.com/4c93x). Rápidamente, Mack reconoció que el fenómeno no era generado en la mente del abducido, sino que, por el contrario, provenía de una realidad externa. Así que, valientemente, emprendió una investigación del fenómeno a gran escala, en detrimento de su carrera en Harvard y a pesar del desprecio de sus colegas.

En su libro de 1994, ‘Abducción: encuentros humanos con aliens’, Mack relata una sesión de hipnosis con una paciente llamada Catherine, en la que unos alienígenas –supuestamente- le mostraron a ella, sobre una pantalla, imágenes de un ciervo, musgo, desiertos, y otras cosas relacionadas con la naturaleza. Después, Catherine observó las pinturas de una tumba egipcia y sintió con certeza que cuanto estaba viendo era ella en una vida anterior.

 

Entonces, los alienígenas le enseñaron una imagen de pinturas de tumbas con la pintura descascarillada (deteriorada). «Pero entonces era yo la que estaba pintando». Pero en esa encarnación ella era un hombre y presenció esta escena (dijo ella). «Esto tiene sentido para mí… esto no es un truco, es información útil. No están tirando un montón de mierda como todo lo demás.» Ahora Catherine sintió que se confirmaba su empeño en un intercambio de información más recíproco.

 

Mack:

‘Entonces, pedí a Catherine que me contase más sobre esta imagen de ella misma, como pintor en la tumba de una pirámide egipcia. En respuesta a mi pregunta ella me proporcionó un montón de información sobre el hombre, sus métodos (de trabajo) y su medio ambiente. Lo asombroso era el hecho de que Catherine no estaba teniendo fantasías sobre el pintor. Por el contrario, ella era el pintor, y podía ver cosas desde su punto de vista, en lugar de ver desde el punto de vista de un observador ajeno a la escena.’

 

Catherine continuó ‘recordando’ muchos detalles de la pintura egipcia y su vida pasada. Y al final de la sesión de hipnosis, ella le dijo a Mack que un alienígena le había preguntado si había comprendido el significado de aquella escena del Antiguo Egipto. Entonces, ella se dio cuenta de que ‘todo está conectado, los cañones, los desiertos y los bosques. Uno no puede existir sin lo otro, y ellos, los alienígenas, me estaban mostrando una vida pasada para que me diera cuenta de que yo estaba conectada con eso, y con todas esas otras cosas’. Catherine también se dio cuenta de que estaba conectada a los alienígenas. Resistirse a ellos sólo significaría luchar contra sí misma, por lo cual, no había razón alguna para resistir (2).

Mack no sólo acepto la validez de este ‘diálogo’, sino que también dio por buena la interpretación que Catherine había hecho de todo el asunto. Mas que tratar el episodio completo con extrema cautela y escepticismo, Mack no cuestiona ni la interpretación dada por Catherine sobre su vida pasada, su sentido de la conexión (3), su sensación de que una previa petición de información recíproca fue respondida afirmativamente (por Mack), y la decisión de ella de no resistirse a esa afirmación.

Catherine también le dijo a Mack que ‘ellos (los alienígenas) estaban tratando de que superase el miedo, razón por la que estaban tratando de asuntarme tanto, porque así yo podría, finalmente, enfadarme y superarlo, yendo más allá, hacia cosas más importantes’. Una vez más, Mack da por buena esta conversación y le otorga valor, pidiéndole a Catherine que ‘explique más cómo es que asustándola intensamente conseguiría llevarla a superar el miedo’. Esta es una pregunta que reclama una información que no está dentro del ámbito del testimonio de Catherine. Como era de esperar, ella le dio a Mack una respuesta con los detalles.

El relato de Catherine contiene una vida pasada, ‘diálogo’, intentos –por parte de los alienígenas- de ayudar al abducido, un mensaje sobre el medio ambiente, y crecimiento personal. Para el terapeuta cualificado y diestro en las hipnosis de abducidos, todos y cada uno de los aspectos de este relato deberían ser sospechosos. Catherine pudo haber sido, fácilmente, inducida a un estado disociativo en el cual ella consideró ciertas fantasías internas como si fuesen sucesos que realmente le ocurrieron.

Si las imágenes de la vida pasada en el Antiguo Egipto ocurrieron (en la mente de Catherine), podrían haber tomado forma durante una secuencia imaginaria, y ello automáticamente significa que un procedimiento mental de inculcación estaba en proceso. Algunas veces, los abducidos mezclan procedimientos imaginarios, sueños, y fantasías, como si fueran recuerdos de realidades externas. Su interpretación de esos ‘recuerdos’, a menudo, tienen más que ver con sus sistemas de creencias que con acontecimientos reales. A menos que el terapeuta esté adecuadamente formado en los problemas que esos procedimientos mentales pueden crear, será fácil que caiga en aceptar fantasías como si fuesen realidades. Mack no manifiesta escepticismo acerca de la historia contada por Catherine. Más aún, él admira la ‘clara y concisa composición’ de la narrativa de la abducida.

Hay otros dos terapeutas de abducciones que, como John Mack, caen presa de errores metodológicos. Como parte de una serie de trece regresiones hipnóticas con abducidos, la psicóloga clínica Edith Fiore presenta –en su libro de ‘Encuentros’ (1999)- una larga transcripción de un suceso extraterrestre. Fiore cree que el hecho de relacionar la información, sea ésta real o imaginaria, tiene un valor terapéutico, por tanto, ella está más interesada en saber qué piensan los abducidos sobre lo que han vivido, que en saber qué les ocurrió realmente.

Fiore describe la regresión hipnótica de un paciente llamado Dan, quien ‘recordó’ haber sido miembro de unas Fuerzas Armadas Alienígenas que luchaban contra sus enemigos en otros planetas. Recordaba haber visitado los planetas ‘Deneb’ y ‘Markel’, tomar unas copas con el capitán, así como otros detalles extraordinariamente semejantes a la vida diaria en la Tierra. Cierto día, Dan se encontró a sí mismo de pie en la Cordillera de las Cascadas (Norteamérica), mirando fijamente a los árboles. Era hermoso y calmado. Parecía que Dan había ‘tomado’ el cuerpo de un pequeño niño humano.

 

Dra. Fiore: ¿Dónde está tu nave?

Dan: Soy un niño. Sin nave ni responsabilidades, sólo un bonito día de verano sin nada que hacer, mas que explorar.

Dra. Fiore: Ahora te vemos como un niño. Voy a preguntarte cómo conectas tú a ese pequeño contigo.

Dan: Somos dos personas distintas. El niño tiene todos los recuerdos. Es como una ‘jubilación’, teniendo la oportunidad de no hacer nada si vives más tiempo. Estar en un lugar precioso.

Dra. Fiore: ¿Cómo llegas tú a ser ese niño?

Dan: Me uní a él en la carretera. Realmente, lo reemplacé (sustituí).

Dra. Fiore: Ahora vayamos al momento en el que te uniste a él, y hazme saber cómo llegas hasta esa carretera.

Dan: Yo estaba borracho, tremendamente borracho. Fue una buena fiesta… Me despedí.

Dra. Fiore: ¿Qué ocurrió entonces?

Dan: Soy el de hoy. Uno a uno. Elige tu planeta, uno que sea fácil. Todos se ríen.

Dra. Fiore: Dices que estabas borracho…

Dan: La noche anterior. Una resaca horrible.

Dra. Fiore: ¿Dónde te emborrachaste?

Dan: En la nave. Confusión, bebiendo.

Dra. Fiore: ¿Qué clase de nave es esa?

Dan: Clase M. Grande. Un crucero de combate; catorce transbordadores Drop-ship (4). 3.500 personas armadas hasta los dientes.

 

Este interrogatorio (tal como está planteado por la doctora) confirmó lo que el sujeto (Dan) estaba diciendo y, sutilmente, sirvió para confirmar su autenticidad. Fiore diría más tarde que la información aportada le sirvió a Dan para ‘la mejora de su autoestima, así como una maravillosa y profunda paz mental’. Ella cree que cada una de las experiencias recordadas por los pacientes ‘realmente sucedieron de un modo muy cercano a como ellos las recordaron’. Claramente, este escenario no se asemeja al escenario de abducción tal como lo conocemos, aunque hay algunas similitudes entre ambos, como son los híbridos adultos que, algunas veces, visten uniformes muy parecidos a los militares.

En lugar de enfocarse en un suceso concreto, Fiore salta a nueve diferentes encuentros en su primera sesión hipnótica con Dan, lo cual, en manos de una inexperta terapeuta de hipnosis, puede conducir a unas conclusiones confusas y superficiales.

Además, Dan conoce la respuesta a prácticamente todas y cada una de las preguntas que Fiore le plantea acerca de la vida a bordo de la nave militar. Dicho conocimiento de las respuestas por parte de Dan es, habitualmente, un fuerte indicador de falsa memoria.

 

Fiore: ¿Existe ahí la homosexualidad?

Dan: Algo.

Fiore: ¿Cómo es percibida?

Dan: Tolerada. No se la observa favorablemente, pero es tolerada.

Fiore: ¿Hay ahí algún problema con los anticonceptivos?

Dan: No.

Fiore: ¿Por qué no?

Dan: Medicamentos, inyecciones.

Fiore: ¿Con cuánta frecuencia os los dan (esos medicamentos)?

Dan: En cada viaje.

 

Las probabilidades de que el relato de Dan sean fantasías son extremadamente altas. Fiore y Mack estaban cualificados como terapeutas, no como investigadores del fenómeno. Su aproximación a los relatos sobre abducciones es muy diferente de la aproximación llevada a cabo por los investigadores que están orientados empíricamente.

Es importante entender que, a pesar de sus problemas metodológicos, Mack y Fiore, como otros terapeutas de hipnosis, ponen al descubierto muchos de los típicos procedimientos –físicos y reproductivos- que dan forma al núcleo de la experiencia de abducción. No obstante, a causa de su formación profesional, ellos no están particularmente interesados en lo que, realmente, le ha ocurrido al abducido. Para Mack, como para otros muchos terapeutas, investigar en las circunstancias reales y concretas de la experiencia narrada por un cliente, no es la preocupación primordial. Averiguar, exactamente qué es lo que le ocurrió al abducido es menos importante que lo que el cliente cree que le ocurrió. La exactitud y la veracidad del relato es una mínima preocupación. Como afirma Mack: ‘La cuestión de si la hipnosis (u otra no habitual modalidad que pueda ayudarnos a acceder a realidades que están fuera o más allá de la realidad física) revela con precisión lo que literalmente “ocurrió” puede ser inoportuno. Una cuestión más práctica sería si el método de investigación puede producir información que es consistente entre abducidos, y si conlleva convicciones emocionales, y nos sirve para engrandecer nuestro conocimiento de un fenómeno que es importante para las vidas de los abducidos y para una cultura más amplia.’

De este modo, cuando Mack dirige una sesión de hipnosis, lo primero que explica a su paciente es que él está ‘más interesado en la integración (por parte del abducido) de las experiencias recordadas, sobre la marcha, durante el proceso de la terapia, que en “extraer la historia”. La historia se ocupará de sí misma a su debido tiempo’.

La verdad o falsedad de las experiencias de una persona (la cronología, el procedimiento lógico, y las percepciones exactas de los sucesos) juega un papel secundario en la metodología de Mack. Plantea que su ‘criterio para dar crédito a una observación aportada por un abducido depende, sencillamente, de si el abducido la vivió de una manera real y me la comunicó a mí sincera y fielmente’. Los hechos juegan un rol limitado en el momento en que Mack encara un suceso de abducción.

La Dra. Fiore lleva un modelo similar. Ella plantea que ‘puesto que mi principal preocupación es ayudar a la persona, no es relevante para mí si, por ejemplo, el paciente me comunica con certeza, o no, el color de piel del alienígena. Lo que es primordial es que los efectos negativos de la abducción desaparezcan mediante las sesiones de regresión’.

 

(1)El trabajo de John Mack, fallecido en 2004, ha sido divulgado en este blog. Aquí (http://alturl.com/ufjzg) tenemos su investigación sobre el encuentro, en 1994, de alienígenas con los alumnos del Colegio Ariel, en Zimbabwe. Aquí (http://alturl.com/7ivpn) hay otras menciones.

(2)El trabajo del Profesor Corrado Malanga tiene otro punto de vista acerca de la memoria que relatan los abducidos que están bajo estado de hipnosis. Él afirma que el recuerdo de vidas pasadas tendría que ver con la incorporación, a la mente de un sujeto abducido, de la ‘memoria’ de otros abducidos ya fallecidos. Es importante que el lector valore esta otra explicación del fenómeno, cuyo desconocimiento por parte del Dr. Jacobs justifica su incomprensión de no pocos de los detalles de las experiencias narradas por algunos abducidos, como veremos en el caso de Dan. Personalmente, sin obviar la posibilidad de que la mente del abducido fantasee, creo que la argumentación presentada por Corrado Malanga merece la pena ser tenida en cuenta. El lector puede leer al respecto aquí:

http://alturl.com/43k8m

http://alturl.com/k35um

http://alturl.com/m3jiz

(3)Sentido de la conexión que la induce a supeditación a los alienígenas.

(4)Nave de la película ‘Aliens’.

 TAVO JIMÉNEZ DE ARMAS                            Conciencia & Evolución

LA AMENAZA (5)

Aún en período vacacional, -y reflexivo (estoy meditando sobre la evolución y algunas novedades de esta página)-, intentaré retomar poco a poco el ritmo y de esta manera traigo aquí de nuevo el magnífico trabajo que está realizando Tavo Jiménez de Armas, sobre las abducciones. LIBERTALIA DE HATALI

Tras una pausa de varios meses he retomado la traducción de The Threat, obra del Dr. David Jacobs que aborda la problemática de las abducciones alienígenas. Confío que su lectura arroje luz sobre un tema –el de los alienígenas y su naturaleza- que cada día es más popular en las corrientes espirituales.

Sirva este trabajo, como el ya expuesto anteriormente, La Onda, de Laura Kinght (http://alturl.com/f7ba6) y Síntesis del Plan Maestro Alienígena, de Tom Montalk (http://alturl.com/haox3) para que el lector se forme una opinión lo más objetiva posible al respecto.

La Amenaza, 1-4:

http://alturl.com/nkcya 

http://alturl.com/rn7t5 

http://alturl.com/fnebo 

http://alturl.com/kyp85 

A los lectores de La Amenaza:

http://alturl.com/inhfm 

Más sobre el Dr. David Jacobs:

http://alturl.com/fwai9 

Continuamos donde lo habíamos dejado, en el capítulo 3:

 

LA AMENAZA

The Threat – Revealing the Secret Alien Agenda

Por

Dr. David Jacobs

 

Contaminación mediática

 

La serie televisiva ‘Star Trek’, en esencia, ha venido a ser parte de la conciencia estadounidense. Millones de personas han visto esos relatos de ficción sobre humanos y alienígenas, tanto como la gente que ha visto noticias sobre abducciones en televisión o ha leído algún libro al respecto. La sociedad ha sido tan intensamente saturada con historias sobre abducciones alienígenas que es muy difícil, para la mayoría, escapar de ellas. Un relato (sobre abducción) no intoxicado por esa mediatización es cada vez más difícil de obtener.

Durante mucho tiempo, el problema de la influencia de los medios en la información de ovnis y abducciones alienígenas ha desbordado a los investigadores. Con los años, los investigadores han aprendido a analizar cada avistamiento ovni según sus particulares circunstancias, y han desarrollado una metodología para ‘separar la señal del ruido’. La credibilidad del testigo, la calidad de la información, y los relatos confirmatorios de otros testigos, se han convertido en los criterios válidos para evaluar un informe. Este es el proceso que los investigadores aplican.

¿Representa la contaminación mediática un problema significante para la investigación de las abducciones? No. Aunque pueda ser un problema de tiempo en tiempo, en realidad, la mayoría de los abducidos son extremadamente sensibles ante los ‘peligros’ de las influencias culturales. Cuando examinan sus recuerdos junto a mí, ellos son plenamente conscientes de que existe la posibilidad de que hayan incorporado a sus recuerdos un hecho irreal. En las primeras sesiones de hipnosis regresiva, la autocensura que desarrolla el abducido es tan grande que se convierte en un problema, pues las personas no quieren afirmar cosas que les hagan parecer locas, ni quieren repetir como loros al investigador algo que hayan podido tomar de fuera, de la sociedad. Los abducidos me dirán durante la hipnosis cuándo ellos creen que podrían haber mezclado su experiencia con algún residuo cultural externo. Están muy preocupados acerca de esta contaminación, tanto que habitualmente debo decirles que se dejen llevar y no se autocensuren.

Cuando los abducidos me dicen lo que recuerdan, sus memorias suelen contener una riqueza de detalles que no pueden considerarse tomados de la contaminación mediática. Los medios de comunicación masivos diseminan información muy poco sólida sobre abducciones. Que los abducidos recuerden y describan aspectos concretos de los procedimientos que se llevan a cabo con ellos (detalles que montones de abducidos han descrito pero que no han sido publicados) es extraordinario, e incide fuertemente contra las influencias culturales.

Un buen ejemplo de ausencia de contaminación mediática es el enormemente controvertido libro ‘Communion’ (1987), de Whitley Strieber. Estuvo en la lista de los más vendidos del ‘New York Times’ durante treinta y dos semanas, y en el puesto número uno por casi cinco meses. Strieber relata detalles de sus experiencias que no coinciden con lo que la mayoría de los abducidos cuenta. Él dice haber sido transportado a una sucia antesala, donde se sentó en un banco en medio del desorden. Este intensamente evocador pasaje de su libro fue, a la vez, dramático y aterrador.

Si la contaminación mediática fuese un problema, yo esperaría que algunos de los abducidos con los cuales he trabajado, que han leído ‘Communion’, me describiesen una situación similar. Pero eso no ha ocurrido. Ni uno sólo de ellos me ha mencionado alguna vez que hubiese estado sentado en un banco de una sala sucia o llena de ropas. Igualmente, en la versión cinematográfica (también llamada Communion) de la obra de Strieber, vista por millones de personas, hay una escena donde se observa un baile por parte de gordos y azules entes alienígenas. Ni yo ni ninguno de mis colegas investigadores ha oído alguna vez una información similar. No obstante, a pesar de la aparente ausencia de evidencia alguna de contaminación mediática, todos los investigadores debemos, no obstante, permanecer vigilantes. Pues puede que no reconozcamos contaminación mediática si la persona la incorpora sutilmente y acaba siendo parte de sus ‘recuerdos’.

 

Sucesos recordados conscientemente

 

Si los relatos de abducción no son parte de un síndrome global de sutil e insidiosas influencias en el cerebro de la personas, los críticos del fenómeno dicen que los abducidos deberían ser capaces de recordar conscientemente sus experiencias, y proveer a los investigadores de información precisa de cuanto les ha ocurrido. De hecho, los abducidos conscientemente recuerdan las abducciones; algunas veces se trata de fragmentos, otras de largas secuencias, y en otras ocasiones incluso los sucesos al completo. Habitualmente, esos relatos son concretos y detallados y se igualan cercanamente a aquellos otros relatos obtenidos mediante hipnosis.

Sin embargo, habitualmente los recuerdos conscientes de sucesos son extremadamente inexactos, con destalles distorsionados de hechos actuales y recuerdos ‘concretos’ de eventos que nunca sucedieron.

Un excelente ejemplo es el caso de Marian Maguire, una mujer sexagenaria con dos hijas, quien despertó una mañana de 1992 y conscientemente recordó un caso en el cual ella estaba con una de sus hijas, años atrás, en medio de una abducción. Marian recordaba cómo tomaba a su hija de las manos y, junto a otras personas, eran ‘conectadas’ a un aparato especial que había en un muro. Esto es cuanto ella recordaba, y estaba segura que este suceso había tenido lugar exactamente como ella lo había recordado.

Yo no había oído hablar sobre abducidos que fuesen conectados a una máquina en un muro. Unas semanas más tarde, Marian y yo exploramos su episodio mediante hipnosis, sesión durante la cual ella tuvo dificultad en recordar cómo subía al muro, era conectada a él y luego desconectada. Cuanto más lo analicé, menos segura se mostraba Marian acerca de lo que realmente había sucedido. Se dio cuenta de que el muro tenía pequeños cuadrados negros, a los cuales miraba mientras yo le preguntaba qué veía debajo de ellos. Creí que me diría que lo que veía era el muro o el suelo, pero, en cambio, me dijo que veía unas manos extrañas. Las manos estaban unidas a unas muñecas, y éstas a brazos. Fue entonces cuando Marian se dio cuenta de que estaba mirando dentro de unos negros ojos de un alienígena. Ella no estaba, en realidad, conectada al muro, sino que permanecía de pie en una habitación, junto a sus hijas, mientras una entidad se le acercaba y miraba fijamente a los ojos. Conforme el tiempo pasaba, los ojos negros (alienígenas) que ella observaba en su mente se transformaban en una especie de cajones dispuestos en el muro, y su incapacidad para evitar esos ojos se transformó en verse pegada a ellos (los cajones del muro). Durante la hipnosis, los cajones se transformaron en los cuadrados negros. Aunque había una base real para la memoria de Marian, los detalles que ella recordaba no habían sucedido.

Otro ejemplo es el de Janet Morgan, una madre soltera con dos hijos, quien conscientemente recordaba una rarísima experiencia de abducción. Mientras permanecía tendida sobre una mesa, vio cómo unos pequeños seres se afanaban en llevar a la habitación un caimán vivo. Los entes colocaron el animal en el suelo, cerca de la mesa, pusieron de espaldas al reptil y con un cuchillo lo abrieron en canal. El pobre caimán gruñía y miraba a Janet, que estaba en estado de shock. Estos traumáticos recuerdos sumieron a Janet en una profunda y larga depresión. En principio, ella no quería recordar el suceso mediante hipnosis, porque temía que nuevos detalles de lo sucedido le agudizaran la depresión. Nos obstante, tras estar continuamente afectada por el incidente durante casi un año, Janet se armó de valor y decidió enfrentar el recuerdo y lograr así el control emocional sobre él.

En hipnosis, el recuerdo de Janet se reveló como parte de un complejo suceso de abducción en el cual los alienígenas llevaron a cabo diversos procedimientos sobre ella. La examinaron, le extrajeron un óvulo, la forzaron a sumergirse en un recipiente lleno de líquido y la sometieron a un escáner mental que le produjo un profundo miedo. Después, Janet se encontró sola en la habitación, tendida sobre la mesa, llena de miedo e inquietud. Los alienígenas entraron por una puerta a la izquierda de Janet, empujando al caimán con ellos, al cual colocaron en el suelo, cerca de la mesa. Mirándolo fijamente, ella comenzó a darse cuenta de que el animal realmente no parecía ser un caimán, pues no observó ni cabeza o patas de caimán. En realidad se trataba de un hombre dentro de un saco de dormir de color verde. Cuando el hombre fue sacado por los aliens del saco de dormir, éste miro a Janet y comenzó a gemir. No había habido ningún caimán al que los alienígenas hubieran abierto en canal.

Algunos de los recuerdos conscientes más comunes se corresponden con los primeros o últimos instantes de una abducción, cuando el individuo está todavía en su ambiente habitual. Los abducidos habitualmente recuerdan que se han despertado y observado figuras erguidas junto a sus camas. Pero, en vez de recordar a los alienígenas, recuerdan a familiares fallecidos, amigos o figuras religiosas.

Por ejemplo, Lily Martinson, un agente inmobiliario, recordó el siguiente incidente cuando ella estaba de vacaciones con su madre en las Islas Vírgenes, año 1987. Dormida en la habitación del hotel, despertó y vio a su hermano fallecido, de pie junto a la cama. Lily recordó con claridad su apariencia, encontrando que esta experiencia era reconfortante y tranquilizadora. Cuando examinamos estos recuerdos bajo hipnosis, sin embargo, la descripción que Lily hizo de su hermano era la de una persona pequeña, sin ropas, delgada, sin cabello y con grandes ojos. No era su hermano. Aunque Lily se sintió decepcionada por no haber visto a su hermano, también estaba satisfecha por haber conocido la verdad de lo ocurrido.

Efectivamente, los alienígenas han creado, quizás sin quererlo, un único obstáculo para aprender la verdad sobre las abducciones. Se trata del problema de ‘recuerdos incrustados’, imágenes que los alienígenas han ‘colocado’ intencionadamente en la mente de los abducidos. Durante procedimientos de visualización, los aliens pueden mostrar a un abducido multitud de imágenes: explosiones atómicas, meteoritos impactando contra la Tierra, el planeta partiéndose en dos, degradación medioambiental, desastres ecológicos, muertos bañados en sangre que están esparcidos por la tierra, y supervivientes rogando al abducido por ayuda. También pueden mostrar imágenes de Jesús, María, y otras figuras religiosas. Dichas imágenes son tan vívidas en su efecto sobre los abducidos que éstos piensan que esos sucesos realmente ocurrieron o que realmente vieron a esas figuras religiosas. Esto puede ser un problema, especialmente cuando el investigador no está familiarizado con estos procedimientos de visualización y no se logran identificar estos ‘recuerdos incrustados’.

De este modo, Betty Andreasson relata, en el vanguardista libro de Ray Fowler ‘The Andreasson Affair’, una situación en la cual ella vio un ave similar a un Fénix emergiendo de las cenizas. Fue real para ella, y así lo hizo saber. Yo he tenido personas que recuerdan figuras que se parecían a Abraham Lincoln, con su sombrero de copa, ángeles, demonios, etc.

 

Recuerdos que surgen durante la hipnosis

 

La fiabilidad de traer a la memoria recuerdos durante hipnosis no depende del sujeto, sino del hipnotizador. Usada de manera inapropiada, la hipnosis puede conducir a confusión, canalización, y falsos recuerdos. Desafortunadamente, hay consenso a la hora de afirmar que se hace un uso inapropiado de la hipnosis en la investigación de las abducciones. Y cuando los sucesos de abducción son traídos al consciente por un investigador que tiene poca experiencia o está instruyéndose en técnicas de hipnosis, en ambos casos, el paciente y el terapeuta pueden caer en el error de dar por buenos los falsos recuerdos que nunca acontecieron.

 

Influyendo al testigo

 

Los escépticos del fenómeno de las abducciones a menudo acusan a los investigadores que hacen uso de la hipnosis de influir a la persona en la creencia de que, en efecto, ha sido abducida. Los críticos dicen que los factores culturales o psicológicos empujan a la persona a buscar a un hipnotizador que tenga un interés -emocional o intelectual- en considerar al paciente como un abducido. El sujeto acude al terapeuta y se establece una fuerza o presión que conduce a hablar sobre abducciones. Y a través de sutiles indicaciones y preguntas directas, el hipnotizador presiona al paciente a ‘recordar’ todo un inventado relato de abducción.

Esa influencia es un serio problema en la investigación del fenómeno, aunque no en la forma en que los críticos la consideran. Cuando un hipnotizador, inexperto o ingenuo, escucha la historia de un abducido, a menudo no reconoce fantasías y falsos recuerdos, ni recuerdos inculcados por los alienígenas. El resultado es que el paciente conduce al terapeuta a creer en algo que no ha ocurrido.

Un ejemplo: Supongamos que un abducido viene a mí para hablar sobre sus supuestas experiencias de abducción, y que bajo hipnosis me cuenta que estando a bordo de un ovni se sentó en el suelo y participó con los alienígenas en un juego de mesa bastante parecido al Monopoly, pero con nombres de calles realmente extraños. Si yo le preguntase por el nombre de tales calles correría el riesgo de llevar a cabo una inadecuada influencia sobre el paciente. En mis más de once años de investigación en el terreno de las abducciones jamás he escuchado a nadie (abducido) que hubiese estado jugando a juegos de mesa, y debo estar seguro de que el hecho ha sucedido tal como ha sido descrito, antes de ahondar en él.

Dado que sé que la persona creará experiencias imaginarias, especialmente en las primeras sesiones hipnóticas, sospecharía inmediatamente, en este caso, que se estaba fabulando, si bien siempre debo tener presente que es posible que los alienígenas hayan estado jugando al Monopoly con el abducido… Yo probaría a explorar para así determinar lo que quiera que ese suceso fue realmente. Observaría las contradicciones o inconsistencias yendo sobre el incidente desde diferentes perspectivas de tiempo, realizando preguntas que conduzcan al abducido hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Le pediría que describa la secuencia de sucesos –segundo a segundo- buscando leves incoherencias en su versión de los hechos. Le preguntaría si los alienígenas estaban de pie o sentados, hacia dónde estaban mirando y exactamente el qué miraban. En otras palabras, buscaría los procedimientos de visualización del alien, que pudieron haber infundido esta imagen en la mente del abducido, haciéndole creer que realmente jugó a este juego (el Monopoly, como mero ejemplo práctico y poco probable) cuando, en realidad, no lo jugó. Si el abducido fuera inconsistente en sus respuestas, yo consideraría su suceso de abducción con escepticismo. Si el abducido sostiene su historia, como mínimo, pondría el relato ‘en cuarentena’, a la espera de que otro abducido confirme –de forma independiente- una experiencia similar.

En contraste a la metodología que acabo de describir, el ingenuo hipnotizador, inconsciente de que está siendo engañado, escucha la historia sobre el Monopoly y pregunta: ‘¿cuáles eran los nombres de las calles (del juego de mesa)?’. Esta pregunta, sutilmente aceptada por el terapeuta de la hipnosis, sirve para reforzar el convencimiento del paciente, de que su (fantasiosa) experiencia ha sido real. De ese modo, al abducido se le fomenta a fantasear. Una inconsciente y sutil forma de disociación toma forma, y el abducido comienza a ‘recordar’ más sucesos de los que ha imaginado. (Este estado mental es semejante al de las ‘canalizaciones’, a través del cual una persona, en un estado alterado de conciencia, cree que está recibiendo comunicación por parte de un espíritu invisible, o una entidad que responde a preguntas o imparte enseñanzas.) El abducido –inconscientemente- ha inducido al terapeuta a cometer un error, y éste (el terapeuta) actúa, inconscientemente, del mismo modo, llevando a error al paciente. Ambos están manufacturando un relato que podría tener una porción de verdad, pero que es fantasía en su mayor parte.

TAVO JIMÉNEZ DE ARMAS           Conciencia y evolución