¿Cuál será el futuro de la humanidad y qué clase de innovaciones tecnológicas conllevará? Mientras hay en efecto muchos pronósticos apocalípticos entre las proyecciones de destacados futurólogos en la actualidad, hay también una gran cantidad de opiniones sobre lo que la ciencia futura traerá a la humanidad, muchas de las cuales parecen desdibujar las líneas entre la ciencia ficción y la misma religión.
El concepto de «singularidad tecnológica», ciertamente es algo que me fascina y en previas entradas, me he centrado en como este concepto puede estar relacionado con el estudio serio de la ovnilogía; de hecho mi nuevo libro The UFO Singularity (La Singularidad OVNI) también aborda la conexión entre el estudio de la ciencia futura y el fenómeno ovni. Sin embargo, hay también aspectos del llamado carácter «singularitariano» que parece, como he sugerido con anterioridad, bordear lo espiritual y metafísico.
En efecto, con la idea de singularidad tecnológica propuesta por el prominente líder de hecho del movimiento, Ray Kurzweil, vemos una nueva clase revolucionaria de emergente interrelación entre el hombre y la máquina en la cual nosotros no sólo estamos unidos a una inteligencia fabricada que finalmente nos superará, sino también a sistemas innovadores que mejorarán la existencia humana hasta un punto en que nuestras especies serán literalmente capaces de hazañas sobrehumanas tales como la comunicación telepática, cambio de forma, y por supuesto, la vida eterna. Esto último, es obvio que implica un importante aspecto espiritual de la encrucijada: si la tecnología que creamos no destruye a la humanidad como la conocemos, entonces es probable que nos proporcione la vida eterna. En otras palabras, con la singularidad tecnológica a los seres humanos se les ofrece mucho de lo que las enseñanzas judeocristianas han inculcado a la sociedad occidental…, aunque con la ausencia del creador divino que establece tales posibilidades.
Teniendo todo esto en cuenta, es un poco extraño cuán precavidos parecen encontrarse los «singularitarianos» cuando les abordan aquellos de nosotros que estudiamos fenomenología y lo inexplicado (sí, las dos áreas guardan muchas similitudes). En el blog Secret Sun, Christopher Knowles cuenta con exactitud esta rara dicotomía, en particular entre los partidarios de la singularidad y el transhumanismo, las opiniones sobre sus creencias futurísticas, en comparación con lo inexplicado y aquellas materias consideradas «fringe» (alternativas, marginales).
«Yo escribí a un bloguero transhumanista con la esperanza de obtener una entrevista y el rehusó, afirmando que The Secret Sun era «demasiado alternativo» para él. Porque el Transhumanismo está muy «establecido». Correcto.
Lo que realmente significa es que el no quería arriesgar un asiento en el chollo de Kurzweil por ser asociado con alguien ajeno a la fe que no es parte de los medios aprobados oficialmente.»
Knowles dio en el clavo (aunque con sorna, lo cual en este caso pienso que está justificado). Con la excepción del muy sensato (y gentil) Dr. Ben Goertzel, muchos de los eruditos «singularitarianos» (no espera…. en realidad todos ellos) a los que me he acercado en los últimos meses han rechazado ser entrevistados para The UFO Singularity, sobre la base de que ellos no deseaban verse involucrados en debates sobre temas especulativos. Como me dijo recientemente un joven «singularitariano» en ciernes: «No deseo involucrarme en una conversación especulativa cuando hay tantos y provechosos objetivos científicos dentro del mundo del Transhumanismo.»
Ejem. ¿No hay lugar para la especulación, eh?
Lo bueno es que tenemos muchísimos datos empíricos para sostener la aparición de la inteligencia artificial (o más importante, como surgirá) en los próximos años, así como el enjambre de nanobots que al fin compondrán gran parte de nuestros cuerpos, la telepatía que los humanos adquirirán usando tecnología futura, y una gran cantidad de otras cosas que los esperanzados «singularitarianos» tienen por ciertas en su visión de una humanidad futura mejorada. Además, de muchas formas, lo que nos parece relacionado con esto, es una nueva clase de religión «alternativa», si se le puede llamar así… lo que la Singularidad implica, respaldada por unos pocos hechos y prometedoras tendencias, nos parece en gran parte un acto de fe.
Dicho esto, no pienso que una prudente y razonada especulación (sí, aquí se les llama a las cosas por su nombre) sea en sí algo malo. Tal vez podamos aprender o incluso beneficiarnos del estudio de cosas como la Singularidad. Pero si ese fuera el caso… ¿no podríamos también abrir nuestras mentes a la posibilidad que lo mismo podría ser cierto para un razonado, excéptico estudio de la espiritualidad, ciencias metafísicas o incluso los OVNIS? Quizá en este caso una mente abierta entre nosotros nos posibilitará estar en misa y repicando a la vez.
MICAH HANKS
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