Cuando, a mediados de 1980, se anunciaron por el régimen de mano de hierro de la entonces Primera Ministra Thatcher por los que se establecían misiles nucleares «Cruise» en bases militares estratégicas en las Islas Británicas, esto provocó manifestaciones masivas por parte del público en general, sobre todo frente a un establecimiento militar llamado Greenham Common.
Como resultado de la prevista colocación de misiles en Greenham Common, un gran grupo de mujeres pacifistas, manifestantes, acamparon fuera de la base. No pasó mucho tiempo, sin embargo, antes de que muchas de las mujeres comenzaran a experimentar una serie de molestos síntomas, incluyendo una profunda depresión, ataques de ansiedad abrumadora, intensos dolores de cabeza como la migraña, pérdidas alarmantes de memoria a corto plazo, y un carácter mucho más desequilibrado.
Como consecuencia directa de este hecho sospechoso y alarmante, comenzaron a circular con rapidez teorías en el sentido de que las mujeres estaban siendo atacadas específicamente con armas electromagnéticas, como parte de un esfuerzo intensivo para conseguir un final abrupto y permanente a sus manifestaciones, que habían generado una gran cantidad de apoyo.
No era el caso de un cándida teoría de la conspiración: incluso el muy respetado diario The Guardian trataría la historia de una manera seria. En un artículo del 10 de marzo 1986 artículo para el periódico titulado Mujeres Pacifistas temen ataque electrónico, se informó de que el ejército poseían «… un sistema de detección de intrusos llamado BISS, que opera en una frecuencia lo suficientemente alta para hacer rebotar ondas de radar de un cuerpo humano en movimiento en las proximidades de un cerco perimetral».
¿Es posible que tecnologías similares, pero mucho más sofisticadas, se pudieran aplicar en relación con el fenómeno de la abducción alienígena? Casi todo el mundo, estoy seguro, que esté familiarizado con estos temas también se dará cuenta de por lo menos algunas de las controversias relativas a los relatos de la llamada abducción alienígena. Y, en su mayor parte al menos, todo comenzó en la noche del 19 de septiembre de 1961.
En esa noche, Betty y Barney Hill , un matrimonio se dirigían desde New Hampshire a su casa de Canadá cuando fueron sometidos a una experiencia aterradora. Sin embargo, hasta su llegada a casa, había pocos indicios de que nada malo hubiera sucedido en el transcurso del viaje.
Después de algunos meses de angustia emocional inexplicable, la pareja no pudo más, y buscaron la ayuda de Benjamin Simon, psiquiatra y neurólogo radicado en Boston. Sometidoa a rigurosas regresiones hipnóticas, tanto Betty como Barney recordaron lo que les había pasado durante dos horas perdidas. Sorprendentemente, dieron cuenta de encuentros cercanoscon seres extraterrestres aparentemente, que habían llevado a la pareja a bordo de una cierta clase de nave, y los habían sometido a una serie de angustiosos exámenes físicos.
Desde ese día, cientos, -tal vez miles-, de relatos similares han surgido en todo el mundo. Un punto de inflexión llegó en 1981 con la publicación del libro de Budd Hopkins Tiempo Perdido. Detallando varios de dichos relatos, Hopkins propuso una teoría que sugiere que al menos una especie extraterrestre estaba involucrada en el secuestro sistemático de seres humanos. Un trabajo posterior Hopkins reveló un vínculo potencialmente mucho más siniestro de las abducciones, a saber, que los extraterrestres estaban secuestrando a personas como parte de una operación genética, cuyo objetivo era la producción de una raza híbrida medio-alieníegan, medio humana.
Hay, sin embargo, otro aspecto del misterio de las abducciones alienígenas que es, en cierto modo, aún más polémica que la hipótesis extraterrestre. Hay aquellos investigadores y los testigos oculares (o tal vez «las víctimas» sería un término mejor) que creen que las abducciones alienígenas nada tienen que ver con las actividades de los verdaderos extraterrestres, sino que son, en realidad, el resultado de un trabajo clandestino llevado a cabo por las agencias militares y ministerios.
Así dice la teoría, personal adscrito a proyectos militares utilizan el tema de las abducciones alienígenas como una cobertura cuidadosamente camuflada para permitir la continuación de los ensayos de las nuevas tecnologías, como drogas que alteran o controlan la mente, y sofisticadas ténicas de hipnosis.
Un ejemplo de un caso de presunto secuestro alienígena que parece haber sido parte de una sofisticada operación de control mental es eldescrito por Alison, una mujer de Arizona, que vive en un rancho no muy lejos de la ciudad de Sedona. Desde los veintisiete hasta los treinta y un años, Alison sufrió por lo menos cinco secuestros que llevaban todas las características del escenario de la abducción extraterrestre clásica.
En cada ocasión, ella estaba en su sala de estar, ya fuera leyendo o viendo la televisión, cuando sus dos perros, – Lucy y Verano-, comenzaban a actuar de manera angustiada, daban vueltas por la habitación y gemían. En ese momento, las cosas siempre se emborronaban, y Alison más tarde se encontraba en una parte diferente de la casa habiendo pasado varias horas. Ella siempre despertaba sintiéndose mareada, con un terrible dolor de cabeza y la boca seca.
Durante varios días después de las experiencias extrañas, ella soñaba con el momento en que las cosas empiezan a torcerse, -que siempre resultaban en una pérdida total de energía eléctrica en el interior de la casa, un zumbido profundo que emanaba de fuera de ventana de la gran sala de estar y potentes e intensas luces brillantes que envolvían a la habitación.
En su estado semiconsciente, Alison vería pequeñas figuras oscuras escabulléndose por la habitación. Luego la llevaban afuera en una pequeña nave donde era sometida a un examen ginecológico y algún tipo de sondeo nasal. Luego ella volvía a otra parte de la casa y los alienígenas se iban. Sólo después de que los alienígenas parteran que el intenso zumbido cesaba.
Sin embargo el que Alison cree que fue el quinto secuestro, el misterioso zumbido se detuvo repentinamente, sólo unos pocos segundos después de que sus visitantes cósmicos hubieran entrado en la habitación. En este punto, recordó Alison,
-significativamente, esta vez no en un sueño posterior sino en tiempo real-, ella comenzó a recuperar poco a poco sus sentidos. Y, muy sorprendentemente, también lo hicieron los alienígenas. No eran un grupo de «Grises» frágiles, calvos, de ojos negros, sino en su lugar una serie de hombres grandes y fornidos llevando lo que sospechosamente parecía un negro uniforme militar.
Según Alison, de repente los hombres comenzaron a retroceder lentamente. Y, como Alison comenzó a recuperar sus sentidos, uno de ellos levantó la mano «como si dijera: ‘Quédate donde estás’,» y continuó haciéndolo hasta que hubieron salido de la casa.
Alison se dirigió, aún ligeramente atontada, a la ventana del salón, justo a tiempo para ver al grupo de hombres saltar a bordo no de una nave espacial extraterrestre, sino a un helicóptero negro muy terrestre. A una altura de varios cientos de pies, un potente foco desde el helicóptero iluminó el cielo oscuro alrededor de su propiedad.
Hoy en día, Alison ha dejado de lado sus creencias ufológicas, y está convencida de que, como resultado de una combinación de hipnosis subliminal, tecnologías que alteran la mente, y tal vez incluso armamento no letal diseñado para desactivar temporalmente el sistema nervioso y el movimiento corporal, ella fue ingeniosamente inducida a pensar que era una abducida extraterrestre. Pero en realidad, ella no fue más que una cobaya para las pruebas de armamento sofisticado diseñado para afectar y manipular la mente y el cuerpo.
Quizá tenga razón …
NICK REDFERN