Ruedas en el cielo. Aeronaves misteriosas. Cohetes fantasma. Foo fighters. Platillos volantes. Triángulos negros.
A lo largo de la historia, la forma de encuentros ovni ha cambiado. Como Jacques Vallee señaló, aparentemente manteniéndose conforme a nuestras percepciones.
Quimeras. Ángeles. Gnomos. Hermanos del espacio. Grises. Reptilianos.
Los supuestos ocupantes de estas naves ovnis también han cambiado con el tiempo.
Después de mi entrada del viernes, se me ocurrió algo. Estamos hablando de la idea de la nave espacial extraterrestre que es tan sofisticada que pueden autoreplicarse y mantenerse invisible. Esto puede indicar que una civilización avanzada ya ha llegado a su propia singularidad, fundiéndose con a sí mismos con su tecnología. Como la humanidad está en el umbral del transhumanismo, ¿significa eso que nuestras percepciones de los ovnis está a punto de cambiar una vez más? ¿Va a haber cada vez más informes de seres estilo «cyborg», lo que refleja nuestra propia existencia, pero más avanzada? ¿»Tecnoaliens» por así decirlo?
Esta línea de pensamiento me sugiere algo más. Estoy lejos de ser el primero en pensar en ello, ya que como dije, Vallee y por supuesto John Keel lo hicieron décadas antes. Lo que quiero decir es que….
Yo creo que hay abandonar la idea de que los ovnis, los auténticos en cualquier caso, sean pilotados por seres de otro planeta. En vez de eso, se trata de una manifestación completamente diferente, tal vez incluso de tipo inmaterial, que sólo ahora estoy tratando de comprenderlo. Si crees que ya has leído cosas como estas aquí antes, estás en lo cierto. Si no es así, aquí está un resumen rápido de lo que quiero decir.
Podría ser una fuerza vital que se modifica y se ajusta a nuestras propias percepciones y comprensión a través de adaptación de los pensamientos de la época actual. Podría ser puramente psicológico, es decir, los traemos a la existencia a través de nuestros propios pensamientos. Hay otra idea y ciertamente más inquietante que apenas he empezado a tener considerar: los ovnis son una rutina programada.
Teorías sobre que vivimos en un universo simulado han surgido en los últimos años, sin duda debido en parte a la popularidad de las películas de la saga Matrix. Tuve mis típicas etapas reflexivas con las nociones más especulativas de esta ralea. Desde «no hay manera de que pueda ser verdad» a «supongo que es merecedora de examen» y finalmente hasta un «maldita sea, podría ser cierto.»
El fenómeno OVNI puede ser una proyección, un «test» probado antes en nosotros por seres avanzados para determinar … no sé qué. Estas animaciones se alteran a medida que evolucionamos para que podamos simultáneamente entenderlas y sentirnos impresionados por sus manifestaciones. No estoy preparado para abrazar plenamente la idea de que vivimos en una simulación por ordenador … sobre todo porque me sobrecoge más que la idea de los extraterrestres … pero vale la pena un examen completo.
He terminado especulando de forma libre. Ya has sufrido bastante.
Un nuevo estudio sugiere que al utilizar el efecto tirachinas para propulsar sondas autorreplicantes a través del espacio interestelar, una civilización extraterrestre avanzada debería ser capaz de visitar todos los rincones de la galaxia en un período de tiempo sorprendentemente corto. La paradoja de Fermi, al parecer, está viva y bien.
Antes de entrar en el nuevo estudio, vamos a revisar rápidamente lo que queremos decir con sondas autorreplicantes y su relación con la paradoja de Fermi.
Ritmo exponencial de Expansión
La hipotética sonda de autorreplicación (SAR) es una idea que ha estado presente desde 1940. Ideada por el brillante matemático John von Neumann (que es por eso que también se llaman sondas Von Neumann), es un sistema no biológico que puede replicarse a sí mismo. Von Neumann no estaba pensando en la exploración espacial y la colonización en ese momento, pero otros pensadores, como Freeman Dyson, Eric Drexler, y Robert Freitas, han ampliado desde entonces su idea hacia ello.
Una vez lanzada al espacio, una SAR podría viajar a un sistema estelar vecino, y a través de la aplicación de la robótica, ensamblaje molecular, e Inteligencia Artificial (IA), buscar recursos para construir una réplica exacta de sí misma. Realmente, lo único que tendría que hacer es encontrar un asteroide con los componentes materiales adecuados.
Y en base a la sofisticación o el propósito de la sonda, se podría establecer colonias en planetas apropiados (bien generando organismos biológicos o bien por robots imbuidos de IA o mentes descargado). Más simplemente, un SAR podría generar sondas de comunicación Bracewell, que podrían hacer contacto con una (o futura) civilización alienígena.
Una vez que su misión está completada, generaría versiones hija de sí misma, que serían enviadas hacia el sistema solar más cercano. Enjabonar, enjuagar, repetir.
Y de hecho, el poder de la SAR reside en su capacidad para replicar a un ritmo exponencial. La tasa inicial de exploración sería lenta, pero después de la producción potencial de millones y millones de descendientes, la tasa de expansión se incrementaría en un orden de magnitud. Por lo tanto , incluso a una velocidad de alrededor de una décima parte de la velocidad de la luz, estas sondas podrían cubrir una gran cantidad de territorio en un período relativamente corto de tiempo desde una perspectiva cosmológica.
Huelga decir que el concepto de la SAR ha impulsado gran parte de la Paradoja de Fermi, la sugerencia de que ya deberíamos haber visto señales de extraterrestres.
Tirachinas Dinámico
Y ahora, gracias a un nuevo artículo de Arwen Nicholson y Duncan Forgan, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Edimburgo, la Paradoja de Fermi se ha vuelto considerablemente peor.
Los potenciales problemas o inhibidores de la propagación de una SAR son la energía y el tiempo necesario para viajar de una estrella a otra. Una sonda de auto-construcción que requiera motores de propulsión y una fuente de combustible no sólo sería difícil, también consumiría mucho tiempo.
Pero según el nuevo estudio, que fue publicado en la Revista Internacional de la Astronomía , los alienígenas (o futuros seres humanos, para el caso) podrían utilizar el efecto tirachinas para impulsar una SAR de estrella en estrella. Y de hecho, este es precisamente el mismo fenómeno que se utiliza para mover las naves espaciales Voyager a través de nuestro sistema solar, ya que saltó de planeta en planeta. Pero para que funcione en una escala galáctica, las SARs usarían maniobras de tirachinas alrededor de las estrellas, obteniendo un aumento en la velocidad por la extracción de energía del movimiento de cada estrella del centro galáctico.
Estas maniobras podrían tener poco o ningún costo extra de energía. Y, como se muestra en el trabajo anterior, una sola sonda exploradora tipo Voyager podría hacerlo 100 veces más rápido usando esos tirachinas que navegando simplemente mediante vuelo propulsado.
Autoreplicación en Vuelo
Curiosamente, Nicholson y Forgan asumen que la sonda recoja materia (como polvo y gas) del medio interestelar a medida que viaja a través del espacio. Literalmente se construye una réplica de sí misma viajando, por lo que no tiene que parar.
«[La] sonda madre llega a la nueva estrella de destino y libera a la sonda réplica antes del efecto tirachinas alrededor de la estrella,» anotan en su estido. «Tanto la madre como la réplica usan el tirachinas para aumentar su velocidad. Como la velocidad aumentada de la trayectoria de catapulta depende del ángulo entre las estrellas, la madre y la réplica lograrán diferentes aumentos de velocidad así que llegarán a diferentes estrellas.
Los investigadores pusieron a prueba este modelo mediante el uso de una simulación por ordenador. Lo que descubrieron fue que, mediante el uso de esta técnica, una civilización extraterrestre podría enviar sondas viajando no más rápido que el 10% de la velocidad de la luz para cada sistema solar en la galaxia en sólo 10 millones de años. Lo cual es increíble, ya que es una cantidad de tiempo que es significativamente menor que la edad de la Tierra.
Así que ¿dónde diablos están las sondas?
Esto significa que una civilización extraterrestre podría (y debería) haber llegado ya a nuestro sistema solar.
Entonces, ¿dónde están las sondas? ¿O las colonias?
La posibilidad desalentadora es que estemos solos, y no exista ninguna civilización alienígena para enviar las sondas. Pero eso es raro y altamente improbable dado que la inteligencia podría haber surgido en nuestra galaxia hace unos 5 millones de años. Pero también es posible que las sondas estén de hecho aquí, pero invisibles para nosotros. No tiene cualquiera la tecnología para detectarlos, o ellos están esperando inactivos esperando que pasemos algún tipo de prueba o umbral tecnológico.
Pero a medida que los investigadores concluyen que la estrategia de «tirachinas de la estrella más cercana» sigue siendo «la manera más efectiva en el tiempo para explorar una población de estrellas» y que «una flota de sondas autorreplicantes de hecho puede explorar la galaxia en un tiempo suficientemente corto como para justificar la existencia de la Paradoja de Fermi».
Durante una época de cambio climático dramático hace 200.000 años, el Homo sapiens (hombre moderno) evolucionó en África. Varios destacados científicos se preguntan: ¿Está la especie humana entrando en un nuevo punto de inflexión evolutivo, postbiológico? Paul Davies, físico teórico nacido en Gran Bretaña, cosmólogo, astrobiólogo y Director del Centro de Más allá sobre Conceptos Fundamentales de la Ciencia y Co-Director de la Iniciativa de Cosmología en la Universidad Estatal de Arizona, dice que los extraterrestres que exploren el universo serán perfeccionadas máquinas de Inteligencia Artificial. No sólo son las máquinas más capaces de soportar la exposición prolongada a las condiciones del espacio, sino que tienen el potencial para desarrollar la inteligencia más allá de la capacidad del cerebro humano.
«Creo que es muy probable, -de hecho inevitable-, que la inteligencia biológica sea sólo un fenómeno transitorio, una fase pasajera en la evolución del universo», escribe Davies escribe en The Eerie Silence (El Inquietante Silencio). «Si alguna vez nos encontramos con una inteligencia extraterrestre, creo que es abrumadoramente probable que sea de naturaleza postbiológica.»
En la búsqueda actual de vida extraterrestre avanzada los expertos de SETI afirman que las probabilidades favorecen detectar Inteligencia Artificial alienígena lugar de la vida biológica, porque para los extraterrestre el tiempo entre el desarrollo de la tecnología de radio y la inteligencia artificial habrá sido breve.
«Si se construye una máquina con la capacidad intelectual de un ser humano, entonces en el plazo de 5 años, su sucesor es más inteligente que el conjunto de toda la humanidad», dice Seth Shostak , astrónomo jefe de SETI. «Una vez que una sociedad inventa la tecnología que podría ponerlos en contacto con el cosmos, pasan a lo sumo, unos pocos cientos de años en cambiar su propio paradigma de conciencia sobre la inteligencia artificial».
Las máquinas extraterrestres serían infinitamente más inteligentes y duraderas que la inteligencia biológica que los creó. Máquinas inteligentes serían inmortales y no tendrían que existir en las «zonas Goldilocks» (Zonas de habitabilidad galáctica. Alejadas de las fuentes intensas de radiación, sobre todo del violento centro galáctico y de las regiones activas de formación estelar, presentan las condiciones más favorables para la aparición y posterior desarrollo de la vida en un entorno planetario adecuado. [LIBERTALIADEHATALI via wikipedia]) en las que se centran las búsquedas actuales de SETI. Una IA podría auto-dirigir su propia evolución, cada «actualización» se crearía con la suma total del conocimiento de su predecesor precargado.
«Creo que podríamos pasar por lo menos un pequeño porcentaje de nuestro tiempo … buscando en las direcciones que quizás no sean las más atractivas en términos de inteligencia biológica, sino tal vez donde estén las máquinas inteligentes.» Shostak piensa que SETI debería considerar ampliar su búsqueda a la energía, -y la materia- en las inmediaciones de las estrellas gigantes, agujeros negros y estrellas de neutrones.
Antes del año 2020, los científicos esperan lanzar robots espaciales inteligentes que se aventurarán a explorar el universo para nosotros.
«La exploración robótica probablemente siempre será siempre pionera para la exploración humana del espacio», dice Wolfgang Fink, físico e investigador de Caltech. «Todavía no hemos conseguido poner un ser humano en Marte, sino que hay un robot ahora. En ese sentido, es mucho más fácil enviar un explorador robótico. Cuando puedes sacar al humano fuera del bucle, es que se está volviendo muy emocionante. »
Apenas una semana, más o menos, después del famoso avistamiento del platillo volante de Kenneth Arnold en el monte Rainier, sobre las Cascade Mountain del estado de Washington, un vehículo aéreo muy inusual cayó a tierra sobre un lejano rancho del condado de Lincoln, Nuevo México, no muy lejos de la ahora famosa ciudad de Roswell.
El suceso profundamente controvertido ha sido objeto de decenas de libros, estudios oficiales realizados tanto por la Oficina de Contabilidad General y la Fuerza Aérea de los EE.UU., una gran cantidad de documentales de televisión, una película, y una considerable atención de los medios y el interés público.
El evento ciertamente extraño ha dejado a su paso una montaña de teorías para explicarlo, incluyendo un globo meteorológico, un «globo Mogul» secreto utilizado para monitorizar las pruebas de la bomba atómica soviética, una nave espacial extraterrestre, otros oscuros y sospechosos experimentos sobre exposición a grandes altitudes, un percance atómico, el choque de un cohete nazi con monos a bordo, y un accidente con una de las primeras aeronaves tipo «Ala Volante», construido por científicos alemanes que fueron trasladados los Estados Unidos a partir del final de la Segunda Guerra Mundial.
No es ningún secreto, en absoluto, que soy claramente escéptico sobre la idea de que seres alienígenas encontraran la muerte en el desierto ese lejano día de julio de 1947. Y considero que un día deberíamos descubrir la verdadera historia de lo que realmente ocurrió en las afueras de Roswell; es probable que fuera un experimento militar secreto nacido de los primeros años de diabluras de la Guerra Fría. Sin embargo, podría muy bien estar al ciento por ciento equivocado en mis sospechas.
Teniendo en cuenta la frase inmediatamente anterior, ¿y si el caso Roswell es explicable de una manera muy diferente, y del todo alternativa? ¿Y si después de todo la extraña nave y su tripulación rara no fueran los habitantes de otra galaxia, ni tampoco militares de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial? ¿Y si, aunque parezca increíble, su punto de origen estuviera en un futuro lejano de un marcado carácter humano?
Si bien este escenario puede sonar extremo e increíble para muchos, -incluso a los que son de la opinión de que algo realmente insólito ocurrió en el condado de Lincoln, hace tantos años-, tales teorías se han expresado, y tienen sus adeptos también. Uno de los que reveló sus pensamientos sobre este particular escenario fue el teniente coronel Philip Corso, co-autor con William Birnes del muy debatido libro de 1997, El Día Después de Roswell.
La sensacional, -y también profundamente cuestionada y criticada-, historia que cuenta del pretendido conocimiento personal de Corso del caso Roswell mientras servía en el ejército, y de la forma en la que supuestamente ayudó al avance, -tanto científico como militar-, de los Estados Unidos debido al aprovechamiento de ciertas tecnologías fantásticas halladas en la nave recuperada en Roswell por parte de industrias privadas y contratistas de defensa.
A pesar de que muchos han presentado a Corso como un sólido defensor de la idea de que extraterrestres cayeron a la tierra en Nuevo México en 1947, en realidad Corso estaba dispuesto a considerar algo muy diferente.
Los cuerpos extraños que se encuentraron dentro de los restos de la nave eran, según Corso, seres creados genéticamente, diseñados para soportar los rigores de los vuelos espaciales, pero no eran los verdaderos creadores del propio OVNI. Hasta el momento de su muerte en 1998, Corso especuló sobre la posibilidad de que el gobierno de los EE.UU. todavía no tendría una idea real de quién construyó la nave, o quién creó genéticamente los cuerpos encontrados a bordo o en las proximidades de los restos.
En particular, Corso estimaba mucho la idea de que el ovni de Roswell era una especie de máquina del tiempo, posiblemente incluso una diseñada y construida por los habitantes de la Tierra de un futuro lejano, en lugar de por alguien de un sistema solar lejano.
Por supuesto, es preciso que aclare que la historia de Corso ha sido objeto de un intenso debate. Su relato sobre Roswell ha sido ruidosamente defendida y denostada. Otros parecen saber muy bien qué hacer con todo. Pero, por desgracia para los que tratan de dar algún sentido a la situación, la ovnilogía ha sido siempre así cuando se trata de asuntos de naturaleza altamente volátil. Nunca tenemos una respuesta definitiva. Siempre termina, para utilizar un terrible pero adecuado juego de palabras, en una zona «gris».
Si la historia nos muestra que no hay nada tras la hipótesis de Philip Corso, entonces que así sea. Pero, si hay incluso una pequeña pizca de verdad en la historia, entonces aquí hay algo sobre lo que debemos reflexiona: ¿tal vez, mediante el estudio de los materiales de Roswell, las autoridades han aprendido algo profundamente inquietante y terrible sobre nuestro futuro, algo que no se atreve a compartir con nosotros, el pueblo en general. Nunca.
¿Es esta, quizá, la razón por la cual el asunto de Roswell sigue envuelto en el más abrumador secreto, más de 60 años después de que ocurriera? Parafraseando a Expdiente X, cuando se trata de ovnis y Roswell, «la verdad» puede que esté «ahí fuera» después de todo. En su lugar, podría estar incontables milenios por delante de nosotros…..
Un reciente hallazgo podría opacar a las monumentales pirámides de Giza
En agosto de 2012, la arqueóloga amateur Angela Micol descubrió una serie de estructuras piramidales utilizando la herramienta de Google Earth. Sin embargo, al ser estudiadas de cerca, las estructuras fueron desechadas y se les consideró como montículos naturales. Ahora, una nueva investigación vuelve a plantear la enigmática pregunta.
Angela Micol reporta que una expedición preliminar reveló cavidades no naturales dentro de los montículos. Además, asegura que las formaciones aparecen categorizadas como pirámides en varios mapas antiguos. Micol encontró dos posibles sitios arqueológicos separados por 145 kilómetros de distancia. El primero se encuentra a veinte kilómetros de la ciudad de Abu Sidhum, cerca del Nilo y el segundo se localiza más al norte, cerca del oasis Fayum.
Pronto fue contactada por una pareja que dijo tener importantes referencias históricas para ambos sitios. La pareja resultó estar conformada por Medhat Kamal El-Kady, ex-embajador del Sultanato de Oman y por su esposa Haidy Farouk Abdel-Hamid, abogada y ex-consejera de la presidencia egipcia. Ambos son coleccionistas de mapas, documentos antiguos y exóticos manuscritos históricos. Según ellos, ambos sitios aparecen como complejos piramidales en varios documentos de su posesión.
“Tenemos más de 34 mapas y 12 documentos que hacen referencia a estas pirámides”, expresaron. Los documentos hacen referencia a dos pirámides complementarias a las pirámides de Fayum; se cree que éstas fueron enterradas a propósito para borrarlas de la memoria histórica.
La expedición preliminar
Con base en este hallazgo Mohamed Aly Soliman encabezó una expedición preliminar en el sitio cerca de Abu Sidhum tan sólo para comprobar que, efectivamente, debajo de los montes se esconden pirámides. “Estos montes definitivamente esconden un sitio antiguo debajo de ellos. Hay cerámica y conchas marinas. Además, los montes tienen diferentes capas que no pertenecen al lugar”, explicó Soliman.
Sin embargo, más allá de estas evidencias, lo que confirmó la naturaleza de los montes fue una cavidad y un detector de metal que Soliman utilizó en las pirámides: el detector reveló un túnel subterráneo dentro de ambas estructuras y la presencia de metal dentro de éstas. Para continuar con la investigación, Micol creó la Fundación de Arqueología Satelital y lanzó una campaña para conseguir fondos, ya que de lo contrario descubrir qué secretos esconden los misteriosos montes será imposible.
Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han relatado extrañas experiencias acerca de las interacciones que han tenido con desconocidas entidades no humanas, que parecen existir en un estado cuasi-físico. El fallecido Terrence McKenna, etnobotánico y autor de libros como Alimento de los Dioses, narró a menudo sus propias experiencias con extraños seres que llamó «elfos fractales», que parecían habitar el hiperespacio que él denominó «reino DMT,» un estado visionario que es alcanzado bajo la influencia del alucinógeno dimetiltriptamina.
Otros, como el mago Aleister Crowley, afirmó usar la magia negra para convocar a entidades como las que su predecesor John Dee llamaba «Ángeles Enochianos», así como seres de aspecto alienígena como el famoso «Lam», que Crowley dijo convocar cuando vivía en New York en la década de los 20.
Mientras que los estados alterados de conciencia parecen revelar reinos «habitados» a las personas que tratan de explorar más allá de los límites de la conciencia, ¿este tipo de experiencias realmente revelan la existencia de extraños seres no-humanos que existen fuera del mundo físico, o son estas entidades sólo fruto de la imaginación?
Cuando se toma en consideración los niveles de la realidad arquetípica que puedan existir en el subconsciente humano, especialmente en lo que se expresa en la obra de Carl Jung, empezamos a ver que hay niveles de realidad simbólica que interactúan con los seres humanos en un nivel subconsciente (o inconsciente). Jung, por todos conocido, llamó a estos seres «arquetipos», y consideró que, si bien eran los aspectos de la mente inconsciente que podría potencialmente «conectar» todos los seres humanos, en un sentido, y que se remonta a nuestra herencia ancestral como una especie de evolución lenta en a lo largo del tiempo, sin embargo, no era probable que fueran reales, seres conscientes en sí mismos.
Uno no puede dejar de preguntarse, sin embargo, si el mismo tipo de expresiones arquetípicas se están revelando a sí mismas, en cierto sentido, al igual que durante las visiones psicodélicas, del tipo que McKenna y otros han descrito, así como tal vez el tipo de estados alterados obtenidos por los practicantes de magia como Aleister Crowley efectivamente prestan acceso a elementos internos del subconsciente que nos pueden influir diariamente, e incluso son raras veces vistos sin la ayuda de las prácticas rituales que «exponen» tales manifestaciones. En esencia, este enfoque supondría la existencia de arquetipos mientras que dentro de la mente, y son capaces de influir en nosotros (o incluso aparecer, a veces, como formas familiares como seres o entidades), puede tomar una alteración temporal de nuestra percepción normal del mundo que nos rodea a «acceder» esas formas de pensamiento … y cuando está debidamente acceder, son tal vez lo suficientemente intenso como para justificar la interpretación como encuentros reales con seres reales físicas (o al menos cuasi-físico).
Una reciente discusión que tuve con Rosemary Ellen Guiley sobre su nuevo libro, La Conexión Djinn, hizo que me reflexionara acerca de esto. Hablando con un colega, me confesó su creencia de que «detrás de gran parte del reino paranormal hay algún tipo de componente interdimensional, y así tal vez las entidades que viven en otras dimensiones tienen la capacidad de entrar en nuestra realidad.»
Como Guiley señala en su libro, lo que históricamente y en los términos folclóricos hemos llamado djinns en realidad son entidades espirituales que han existido en el mundo desde antes de que los seres humanos reclamaran su dominio sobre la Tierra, y que estos seres, al igual que las hadas, son inteligencias conscientes de que existen aparte de nuestra realidad, aunque sin embargo en medio de nosotros, en un plano dimensional diferente. Es debido a las limitaciones de la percepción humana convencional, dice Guiley, que somos incapaces de percibir tales entidades, que pueden ser perjudiciales para los seres humanos que tratan de interactuar con ellos.
La completa noción de que las entidades no humanas pudieran existir en medio de nosotros, ya sean los djinns de la antigua tradición, o manifestaciones arquetípicas de dentro de nuestras mentes, es un misterio desconcertante y duradero de la era moderna. En el pasado, los seres humanos daban por sentado que existían tales seres, y rara vez interpretaron su aparente presencia en nuestra existencia; simplemente fueron aceptados como una parte de nuestra gran realidad, y la evidencia de las fuerzas que operan «entre bastidores» en nuestro mundo natural. Ahora, «ellos» son vistos con escepticismo por la mayoría, y si hay algo de verdad de su presencia, -física o de otro tipo-, tiene que ver principalmente con el hecho de que son algo que emana de dentro de la propia conciencia humana.
Parece que cualquiera que sea la interpretación correcta, debe haber algo, incluso un fenómeno que algunos podrían suponer que estuviera enraizado en la mente sería digno de estudio y observación. Mientras me empapo de todo esto, no puedo dejar de considerar siquiera un momento si hay otras fuerzas que no sean humanas que pudieran ocasionalmente tratar de contactarnos a través de las cósmicas barreras del espacio-tiempo y la percepción humana
Hay una cosa que podemos decir con certeza acerca de la presencia OVNI en nuestro mundo: actúa de una manera decididamente sigilosa. Nunca muestra totalmente sus cartas sobre la mesa. Se esconde en las sombras. Emerge sólo breve, tentadora y sorprendentemente para aquellos a los que se manifiesta. Después de lo cual, al igual que un típico espectro que arrastra cadenas se desvanece. No es – hasta donde sabemos – abiertamente hostil. Por otra parte, tampoco ha hecho nada para ayudar a mejorar la situación en la Tierra. En ese sentido, el fenómeno es algo más que un pequeño enigma.
Sin embargo, un día el fenómeno puede venir tras las sombras y mostrarse a plena vista para que todos lo vean. Si eso sucediera, y se demuestra que es malévolo, entonces tendríamos que estar alerta. Gran época.
Si las inteligencias detrás del tema OVNI son hostiles a nosotros, pero, por ahora, están simplemente esperando el momento oportuno, entonces vale la pena señalar que el asalto total contra la raza humana podría no venir a través del típico escenario de ciencia ficción como aparecía en La Guerra de los Mundos o en Independence Day. Más bien, puede venir en forma de un virus extraterrestre mortal, imparable, tal vez uno genéticamente preparado de modo que sólo afecte a la raza humana.
Esta situación no sólo podría ser peligrosa para nosotros como especie. Es concebible que podría llevar a nuestra extinción absoluta.
El escenario de un virus extraterrestre que alcanza la Tierra se recreó memorablemente en la novela de Michael Crichton (y la película basada en ella), La Amenaza de Andrómeda. En la historia, un virus extraterrestre mortal es traído a la Tierra cuando un vehículo espacial estadounidense se estrella cerca de un pueblo de Arizona. En muy poco tiempo, el virus prácticamente borra toda la población local.
Un grupo de científicos es seleccionado para intentar combatir el peligro mortal de otro mundo. Sus intentos se llevan a cabo en el Área 51, que se encuentra muy por debajo del desierto de Nevada, y adonde han sido llevados los cuerpos contaminados. Se trata de una veloz carrera para tratar de hallar una cura para el virus antes de que afecte no sólo a una pequeña ciudad de Arizona, sino a todo el planeta.
Ya en 2006, Bob Wood me preguntó si estaría interesado en cooperar en la redacción de Alien Viruses para él. Pensé largo tiempo en la propuesta. Sin embargo, he considerado siempre que nos corresponde, -de hecho es de vital importancia-, observar toda la evidencia disponible sobre este particular aspecto de la controversia ovni con una mente imparcial y también abierta.
Bob ha buscado con cuidado en el ángulo potencialmente inquietante de los incidentes ovnis desde los años noventa, y sus conexiones con un letal virus alienígena. Y así, como Bob descubrió gran cantidad de material sobre este tema, mucho del cual era inédito o menospreciado, acepté el encargo de colaborar en el libro.
Bob Wood literalmente ha ido donde ningún investigador ovni había ido antes en su búsqueda, habiendo perseguido incansablemente este camino rara vez hollado con total diligencia y dedicación. Sus resultados serán de su interés, se asombrará, y puede incluso que le haga preocuparse por nuestro futuro como especie, y por nuestras interacciones con las inteligencias detrás de la actual presencia ovni en nuestro mundo.
Así, no dudo en ofrecer Bob tanto mi apoyo y mi admiración, por haber tenido la determinación y las agallas para profundizar en un área que muchas almas menores o bien han mantenido al margen de, o han ridiculizado abiertamente y desestimado como de poca importancia. Los resultados del trabajo en profundidad de Bob Wood y sus descubrimientos reveladores deberían ser leídos por cualquier persona y todo interesado en el controvertido mundo de los ovnis estrellados.
Si un día el fenómeno ovni se torna hostil, un asalto general podría no venir por medio, del antiguo y manido enfoque de la ciencia ficción estilo «armas láser» y similares. Más bien, podría venir en la forma de un invisible, silencioso y rápido asesino, uno contra el que no tenemos protección y desde luego ningún antídoto. El final justo podría llegar en la forma de un mortal virus de las estrellas que nos liquidará incluso antes de saber lo que sucede.
Lea Alien Viruses de Bob Wood. Es una importante contribución al campo de los ovnis, sobre un tema controvertido y preocupante al que no se le da la cobertura que se debería.
La teleología es la creencia de que los procesos naturales son deliberadamente dirigidos hacia un fin u objetivo.
¿Son los ovnis procesos naturales?
Lo parecen, es decir, hay una tendencia, por parte de personas racionales, para ver ovnis como tangibles (en un sentido) y naturales, ya que se les han visto maniobrar como objetos naturales, incluso cuando se alejan de lo que otros objetos pueden hacer: velocidad, giros, desapariciones repentinas, etcétera .
Pero, ¿existe una meta o fin en el procedimiento de los ovnis? No ha habido alguien que haya sido capaz de discernirlo.
Los ovnis no funcionan o utilizan los principios newtonianos.
Los ovnis son más bien cuánticos: inciertos y extraños.
Esto molesta a aquellos que les gusta comprender a lo que se enfrentan, ya sea de hecho o metafóricamente.
Se pueden citar todos los avistamientos de ovnis existentes pero aún no se tiene ni idea de lo puede ser el propósito o el final del juego de los ovnis.
Si uno ve un avión de diseño humano en vuelo, se puede suponer, con razón, que la aeronave ha sido determinada para llegar de un punto identificable A a un punto B.
Un ovni visto en vuelo, es sólo un objeto sin ningún propósito observable. No va del punto A al punto B. Y en realidad no parece estar participando en exhibiciones aéreas para entretener o maravillar.
Las aeronaves de la década de 1890 operaban, al parecer, sin ningún propósito definible.
Los «platillos» de Keneth Arnold surgieron de la nada y se fueron a ninguna parte.
Los «parpadeos» de 1952 de Washington D.C. vinieron de ninguna parte y también se fueron a la nada.
Incluso los ovnis o «platillos voladores» que llegaron al punto B (desde algún desconocido punto A) apruptamente se alejaron a un etéreo punto C, el cual siempre ha permanecido oculto.
La observación de ovnis, como las partículas cuánticas, permanecen evasivas.
A diferencia de la naturaleza determinista de objetos voladores normales (aviones, por ejemplo), los ovnis presentan el carácter no determinista de las partículas cuánticas u ondas.
Como la coherencia cuántica es un problema, así también la coherencia es un problema cuando se trata de ovnis.
Las observaciones de ovnis simplemente exacerban la incertidumbre. Nadie, de manera creíble, ha mostrado por medio de la observación que los ovnis tengan un propósito, una teleología.
Este es el quid del enigma ovni: el fenómeno no tiene ninguna base en la realidad newtoniana y eso lo hace enormemente difícil a los estudiosos del fenómeno.
¿Son dignos de estudio los ovnis? ¿Son las partículas/ondas cuánticas dignas de estudio?
En el año 1995 el interés mediático sobre el incidente Roswell alcanzó cotas nunca antes vistas a nivel mundial. Los fantásticos rumores aseguraban que un productor de televisión británico, había comprado una sensacional película de 16 Mm. donde se podía ver, con total claridad, la autopsia realizada a un humanoide extraterrestre, capturado en el año 1947 en el desierto de Nuevo México. La supuesta película había sido grabada por el ejército estadounidense y durante varias décadas había permanecido en total secreto. Sin embargo, un cúmulo de casualidades permitieron que el preciado material cinematográfico, un total de 20 rollos de película, de 3 minutos de duración cada uno, cayera «accidentalmente» en manos de Ray Santilli, un productor especializado en videos musicales, mientras buscaba imágenes inéditas de Elvis Presley. A través de una ingeniosa campaña de promoción, basada sobre todo en el secretismo, Santilli consiguió crear una espectacular expectación generalizada por ver las imágenes. En el mes de marzo de 1995, se organizó en la república de San Marino un pase privado de algunas fotografías de la autopsia, para un nutrido grupo de ufólogos y periodistas entre los que se encontraban el investigador y escritor español Javier Sierra.
Bajo unas estrictas medidas de seguridad, para impedir cualquier tipo de filtración sobre el contenido de las películas, los invitados a ésta «premiere» observaron algunas fotografías de la famosa autopsia…
Sin duda el supuesto documental sobre la autopsia de un extraterrestre atrajo la atención mundial hacia el caso Roswell . Un fraude elaborado con fines comerciales, que según algunos investigadores pudo ser reutilizado, por algunos servicios secretos, como una gigantesca campaña de desinformación sobre el fenómeno OVNI.
La nota de prensa divulgada en marzo de ese año ofrecía algunos datos sobre el contenido de la filmación: «Una película ultrasecreta tomada hace casi 50 años por militares americanos y que muestra un «extraterrestre muerto» será proyectada este verano en Gran Bretaña durante una reunión internacional de apasionados por los OVNIs (…) el filme fue tomado en 1947 en el estado de Nuevo México por miembros de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, después de que un disco volante cayera a tierra. Un ex cámara militar americano, ahora de 82 años, habría hecho una copia de la película y la habría vendido después a Santilli (…) en el filme de 90 minutos se ven algunos científicos mientras practican la autopsia a una «criatura» que parece un extraterrestre (…) el filme ya ha sido examinado por la Kodak, que ha confirmado que tiene 50 años de antigüedad.»
Pese a todo, después de un revuelo informativo sin precedentes relacionado con una noticia sobre OVNIs, pronto se demostró que el asunto era un elaborado fraude con fines comerciales. Se estima en varios cientos de millones de dólares las ganancias obtenidas por Santilli con este montaje…
Como era lógico este hecho provocó una tremenda decepción entre los investigadores, y el interés general sobre el caso Roswell volvió a estancarse de manera irremediable. Pero quizás el mayor daño producido por esta gigantesca tomadura de pelo, recayó en la opinión pública internacional, que de nuevo veía que una información relacionada con los platillos volantes quedaba en nada… en un simple engaño…
Pero, 19 años después de este episodio, de nuevo hay rumores de la existencia de una prueba irrefutable que demostraría que el gobierno estadounidense recuperó varios cuerpos alienígenas en el desierto de Nuevo México…
UNA NUEVA PRUEBA
Desde hace algunos años, varios investigadores norteamericanos especializados en el accidente de Roswell, han aunado esfuerzos para buscar evidencias definitivas del polémico incidente. Pese a que han seguido apareciendo, a cuenta gotas, testigos sobre los supuestos acontecimientos ocurridos en el desierto de Nuevo México, era necesario un intento conjunto, para conseguir, de una vez por todas, la ansiada prueba que demostrara la realidad de uno de los eventos OVNIs más célebres y controvertidos de todos los tiempos. Bajo el nombre de «Dream Team», Kevin Randle, Anthony Bragalia, Don Schmitt, Tom Carey y David Rudiak se unieron para colaborar en un proyecto común, que parece haber dado sus frutos en los últimos meses de 2012…
El investigador Kevin Randle, junto a algunos colegas norteamericanos, han podido ver, en exclusiva, unas supuestas reveladoras fotografías sobre el incidente Roswell…
Una persona se puso en contacto con algunos integrantes del «Dream Team» para mostrarles una/s diapositiva/s donde se observan los cuerpos sin vida de unos presuntos humanoides extraterrestres. Según las pocas informaciones que han trascendido, las fotografías fueron obtenidas por un geólogo en la década de los cuarenta, permaneciendo largas décadas ocultas en un cajón, hasta que recientemente de forma accidental fueron descubiertas durante una mudanza. La esposa del geólogo mantuvo la evidencia de Roswell escondida incluso tras la muerte de su marido, pero no ha sido hasta el fallecimiento de ésta última, en 2012, cuando las pruebas emergieron de forma inesperada. Los ufólogos del «Dream Team» han podido ver las imágenes después de firmar una cláusula de confidencialidad (aunque ellos lo niegan) que les impide hablar del contenido exacto de las mismas. Al parecer, estas medidas serían debidas al interés del actual propietario de las imagenes por mantener en secreto el asunto, a la espera de que algunas cadenas de televisión compren el material en exclusiva.
Pero lo más desconcertante de esta nueva presunta prueba, es la historia que acompaña a las instantáneas…
Si bien, en 1994 nadie conocía al famoso Jack Barnett, al ficticio camarógrafo octogenario que decía poseer la película de la autopsia, en el presente caso la información adjunta al material facilitado a los investigadores parece encajar perfectamente en el contexto general de la historia conocida sobre el accidente de Roswell. En la trama divulgada del supuesto OVNI estrellado en el desierto de Nuevo México, algunos investigadores mencionaron, casi desde los inicios, la presencia de un grupo de «arqueólogos» que encontraron de forma casual el platillo volante siniestrado, antes, mientras o después de que los militares llegaran a la zona. El famoso ufólogo Stanton Friedman entrevistó al matrimonio Maltais en 1978, que le narraron como un amigo suyo, Grady Barnett, que trabajaba para el U.S. Soil Conservation Servive se encontró, en una fecha indeterminada en los cuarenta, con los restos de un extraño accidente aéreo. En el libro «El Incidente» (1981) de Charles Berlitz y William Moore se recogía el testimonio de la pareja ya que Barnett había fallecido en 1969: «una mañana me encontraba realizando un trabajo cerca de Magdalena (Nuevo México) cuando una luz que se reflejaba en una especie de objeto metálico me dio en los ojos. Pensé que un avión debía haberse estrellado (…) Cuando llegué, me percaté que no se trataba de un avión, sino de alguna clase de objeto metálico, con forma de disco y con una longitud de unos 10 metros. Mientras lo miraba y trataba de decidir de qué se trataba, llegaron mas personas procedentes de otra dirección, que también escudriñaban por los alrededores. Me dijeron mas tarde que formaban parte de un equipo de investigación arqueológica de una universidad del Este (la de Pensilvania) (…) Me di cuenta que contemplaban unos cadáveres en el suelo. Creo que había otros en la máquina (…) parecía hecho de un metal parecido al acero inoxidable, aunque mas oscuro (…) Traté de acercarme para ver como eran los cuerpos. Estaban todos muertos (…) se parecían a los humanos, pero no lo eran. Tenían cabezas redondas, los ojos pequeños, y carecían de cabellos. Los ojos estaban separados de una forma muy rara. Eran pequeños para nuestras medidas y sus cabezas más grandes, en proporción a sus cuerpos, que las nuestras (…) Mientras seguíamos observándolo todo, un oficial del ejército descendió de un camión con conductor y se hizo cargo de la situación. Nos dijo a todos que el ejercito se incautaba de aquello y que debíamos márchanos de allí. Nos ordenaron que abandonásemos el área y que hablásemos a nadie de lo que acabábamos de ver… que era un deber patriótico silenciar lo ocurrido».
La poca información facilitada por el «Dream Team» parece coincidir con estos testimonios, ya que indican que un grupo de geólogos se topó con el platillo siniestrado y uno de ellos, a pesar de haber sido advertido, junto con sus colegas, por los militares para no obtener ningún tipo de evidencias del lugar del accidente, realizó a escondidas algunas fotos de lo que el grupo había encontrado en mitad del desierto. Posteriormente, como se supone que ocurrió con la mayoría de los testigos vinculados al accidente de Roswell, los geólogos fueron presionados por los militares para que no hablaran de lo que habían visto. Al parecer la valiosa prueba permaneció durante décadas en el domicilio del geólogo hasta que de una forma casual aparecieron en 2012, 65 años después de que fuera tomada. Los primeros estudios realizados a las fotografías son prometedores. Los análisis indican que son antiguas y de los años 40…
Pero lo más curioso y desconcertante de todo este asunto, según comenta Rich Reynolds autor del blog «The UFOIconoclast», es que estas nuevas informaciones, podrían estar relacionadas con un polémico libro publicado en 1950 y prácticamente olvidado hoy día…
ROSWELL: LA CONEXION SCULLY
El libro del periodista Frank Scully fue despreciado por las nuevas generaciones de investigadores, al considerarlo tremendamente sensacionalista y repleto de falsedades…
En 1950, el periodista Frank Scully, editó la obra «Behind the Flying Saucer» donde relataba, por primera vez en un obra dedicada a los OVNIs, la posibilidad de que el gobierno estadounidense hubiera recuperado un platillo volante siniestrado. Como era de esperar la publicación del libro provocó una fuerte conmoción a nivel internacional. En las páginas de su obra, Scully informaba que el 8 de marzo de 1950, en la Universidad de Denver, un misterioso conferenciante reveló ante un reducido auditorio que el ejército americano había recuperado en total hermetismo 3 platillos volantes siniestrados. Junto a los discos, que estaban fabricados de un metal completamente desconocido en nuestro planeta, también se habían hallado, los cuerpos sin vida, de hasta «34 seres humanos de talla pequeña». Posteriormente, Scully consiguió obtener mas información sobre estos incidentes por mediación de Silas Newton, un rico empresario petrolífero y un misterioso confidente denominado como «Dr. G.» ó «Dr. Gee», un supuesto científico que había colaborado con el gobierno en las operaciones secretas de recuperación de los platillos volantes. Así, Frank Scully conoció que en el año 1948 uno de estos discos se había estrellado en el desierto de Aztec, y que se habían recuperado hasta «16 cadáveres». Por su parte el ejercito norteamericano había decido no revelar públicamente su descubrimiento para no provocar el pánico entre sus conciudadanos.
«El Dr. G… trabajaba todavía al servicio del Gobierno estadounidense, hallándose encargado de contestar las consultas oficiales sobre cuestiones técnicas de su especialidad -informaba Scully en su libro. Se hallaba en Denver, cuando en una conferencia telefónica sus superiores le dieron orden de trasladarse a Nuevo México, a unas 3 horas de Denver. En un coche oficial llegó a dicho punto, encontrándose allí un platillo volante aparentemente intacto (…) el artefacto había sido detectado por dos «tenescopios» (telescopios) que le habían seguido en su vuelo e indicado con bastante aproximación el lugar de su aterrizaje. Una o dos horas después de haberse posado sobre la tierra, unos pilotos militares de la base de Durango (Colorado) despegaban con el encargo de localizar el misterioso objeto. Lo encontraron en un lugar difícilmente accesible, en las alturas rocas al este de Aztec (Nuevo México). En seguida llegaron otros aviones avisados por radio y dejaron caer unos paracaidistas para vigilar el artefacto». El Dr. G., junto a varios científicos observaron el disco durante 10 días hasta que comprobaron que no era peligroso acercarse a él: «Llegamos a la conclusión de que el misterioso aparato era inofensivo. Nada parecía indicar que en su interior hubiese seres humanos. Por lo pronto, el aparato no contaba, a primera vista, con puerta alguna, la única abertura visible era una especie de lucerna (ventana). Creíamos que era de cristal, pero mas tarde comprobamos que estaba hecha de una sustancia transparente a base de una materia distinta. La lucerna estaba rota y mediante una barra de acero agrandamos la abertura a fin de poder miar al interior. Con gran estupefacción descubrimos dentro del misterioso aparato 16 cadáveres de extraños seres cuya estatura oscilaba de los 0´90 centímetros al metro… Eran completamente semejantes al hombre salvo la estatura y el color de su piel, un poco mas oscura. Sus rostros tenían un tinte moreno, y excepto los cabellos, carecían de vello en el resto del cuerpo. Sus dentaduras eran perfectas. «Los ocupantes iban vestidos con una especie de túnica fina azul sin adornos ni distinciones de grado alguno».
¿Pudo ser Frank Scully víctima de una conspiración gubernamental para ocultar la verdad sobre el accidente de Roswell?… o por el contrario, ¿tal y como creen la mayoría de los investigadores fue objeto de un enorme montaje por parte de dos estafadores?…
Curiosamente Stanton Friedman, en noviembre de 1990, pudo entrevistar después de muchas negociaciones a F. B. fotógrafo de la Fuerza Aérea que cumplía funciones en la estación naval aeronáutica de Anascotia, que fue requerido a comienzos de julio de 1947 para que realizara un peculiar trabajo en Roswell. En el interior de una tienda de campaña pudo ver los cuerpos de unos extraños seres a los que se les ordenó fotografiar: «Nos movíamos en circulo. Tomando fotos. Me parecía que los cuerpos eran idénticos: oscuros, delgados, con una cabeza demasiado grande.»
Otro de los informantes de Scully, el empresario Silas Newton le dijo que «él había visto el interior de un platillo volante, y me describió cada detalle del interior del mismo con tal objetividad y precisión, como si se tratase de su propia casa. Al hablar de ello no daba la impresión de estar asombrado ni de violar ningún secreto (…) unos días más tarde, me enseñó personalmente ciertas piezas que procedían del ingenio interplanetario, que habían quedado en su poder, y entre otras cosas recuerdo un receptor de radio del tamaño de una caja de cerillas, que no tenía antena ni ningún alambre eléctrico».
Al poco tiempo de que el libro fuese publicado, y antes de que sus repercusiones fueran imparables, sus dos principales informantes Silas Newton y Leo Gebauer, el misterioso Dr. G. se vieron envueltos en polémicas judiciales por varias estafas relacionadas con sus actividades mineras. Newton y Gebauer, eran viejos conocido del FBI, y fueron acusados de diversos fraudes para conseguir inversores para sus proyectos geológicos. Ambos afirmaban sin tapujos que habían construido un «detector» para encontrar depósitos de petróleo y gas natural. Debido a este inesperado acontecimiento el libro de Frank Scully cayó en un rápido descrédito, acusado por varios medios de comunicación de reflejar las fantasías de dos redomados estafadores. Por tanto, en plena vorágine editorial de libros sobre platillos volantes en los Estados Unidos, la obra de Scully fue despreciada y olvidada con enorme celeridad engullida por el fantasma del engaño… hasta ahora…
EL OVNI DE AZTEC
Los supuestos ocupantes del OVNI estrellado en Aztec…
A raíz del descubrimiento de las nuevas pruebas por parte del «Dream Team», Rich Reynolds ha dado a conocer unas mas que sospechosas vinculaciones que podían dar un giro inesperado al incidente de Roswell si llegaran a confirmarse.
Al parecer el geólogo, cuya esposa había guardado las fotografías de los cuerpos alienígenas con tanto celo, fue un íntimo amigo de trabajo de Silas Newton. Esta posible relación abre un interesante abanico de posibilidades. Rich Reynolds, tal y como confirmó al autor del presente reportaje, esta plenamente convencido, que Silas Newton y Leo Gebauer, engañaron deliberadamente a Scully, aunque no se sabe hasta que punto dirigidos o manipulados por los servicios secretos estadounidenses, para que no siguiera la pista ofrecida por el conferenciante de Denver, presumiblemente uno de los geólogos que encontraron de forma casual el disco en el desierto de Roswell. De esta forma, cambiaron el lugar del accidente y la fecha, ubicando el supuesto incidente en Aztec y en el año 1948.
Como relata Reynolds en su blog: «la historia de Aztec comenzó supuestamente, en una conferencia a cargo de un científico «no identificado» en la Universidad de Denver, en marzo de 1950, Frank Scully estuvo al tanto de los detalles del accidente de Roswell, a través de Silas Newton y Leo Gebauer que habían obtenido información sobre el incidente a través de contactos con gente que trabajaban con el gobierno en empresas petroleras y exploraciones similares. Scully, en un principio, no conocía la ubicación del supuesto accidente del platillo, pero recibió la ubicación de Silas Newton que a su vez, le informó el doctor Gee (Leo Gebauer) de que el platillo estaba cerca de Aztec». Según deduce Reynolds las autoridades norteamericanas al tener conocimiento que se había producido una importante filtración de información sobre el OVNI de Roswell, decidió emplear técnicas de desinformación para engañar a Scully, y que cuando éste hiciera pública su historia nadie le tomara en serio. El primer objetivo de esta campaña estaría claro. Hacer creer a Scully que el accidente tuvo lugar en Aztec en 1948, y no citar jamás el desierto de Roswell, ni el año 1947. El gobierno dispuso de Gebauer y Newton, aunque desconociendo el grado de implicación de ambos, para corromper la información que ya conocía Scully. No hay que olvidar, tal y como indica Javier Sierra en su libro «Roswell Secreto de Estado» (1995), el enorme esfuerzo de las autoridades para ocultar cualquier tipo de dato sobre lo que recuperaron en el desierto: «la operación de silenciamiento del caso Roswell fue tan efectiva que casi consiguieron erradicar de la memoria histórica la existencia del accidente en el rancho Foster».
Tras publicarse el libro de Frank Scully, el gobierno movió sus hilos para desprestigiar la información vertida en sus páginas. Newton y Gebauer fueron declarados culpables de fraude, en un juicio no del todo claro, y la historia de Scully fue tomada como un «cuento» de ciencia ficción creado por dos estafadores.
Además, para restar mayor credibilidad a los episodios narrados por Scully se dijo que la historia del OVNI de Aztec, en sus orígenes, fue una simple y burda broma del periodista local, George Bowra publicada en el diario «Aztec Independent Review» en 1948, antes de que se editara el polémico libro. Sin embargo, Rich Reynolds y el autor del reportaje preguntaron al investigador Frank Warren sobre esta cuestión, y este indicó que: «Estoy bastante seguro de que existe el artículo (y la búsqueda aún está en curso) según lo declarado por el hijo, sin embargo, dado el hecho de que no se publicó antes del evento, esto anula la idea de que dio origen a la historia de Aztec». Por tanto, las investigaciones de Warren demostraban, al menos en esta ocasión, que existía una intencionalidad clara de ridiculizar el texto de Scully inventado o tergiversando algunos datos…
¿Pero a tenor de estas nuevas informaciones y deducciones ofrecidas por Reynolds podemos hacer una nueva interpretación de los acontecimientos?. Pese a que en los últimos años, son varios los investigadores que han reivindicado el denostado libro de Frank Scully, asegurando que realmente un platillo volador se estrelló en el desierto de Aztec en 1948 (véase el libro «UFO Crash at Aztec» de William Steinman y Wendelle Stevens. 1986). Rich Reynolds por el contrario esta convencido, no sin poca controversia entre sus colegas norteamericanos, que Roswell y Aztec corresponden a un mismo incidente, y que probablemente Silas Newton conocía algunos detalles vagos del caso Roswell a través de su contacto y amistad con el geólogo, que quizás incluso le mostró las imágenes obtenidas a escondidas de la USAF. ¿Arriesgada hipótesis?…
Sólo la presentación pública de las nuevas evidencias, así como una detallada documentación de las mismas podrán sacarnos de dudas. Pero el temor de un nuevo engaño, como el perpetrado en el año 1994 ha logrado frenar, por el momento, una nueva expectación como las generadas en aquellas fechas…
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