¿NECESITAMOS PROLONGAR LA VIDA PARA VIAJAR A LAS ESTRELLAS?

star_travel-640x420El Proyecto Starship 100 años se puso en marcha en 2012. Es un proyecto conjunto patrocinado por DARPA y la NASA, con el objetivo de  facilitar el viaje interestelar humano dentro de los próximos cien años. «Según el alcance de nuestra actual tecnología el objetivo es alcanzable», dice el Director Jefe Mae Jennison.

Por supuesto, el principal desafío para este esfuerzo son las distancias extraordinarias de los desplazamientos a otro sistema solar. La estrella más cercana a la Tierra, además de nuestro propio Sol, es Alfa Centauri, que está a aproximadamente 4,22 años luz de distancia. Viajando a la velocidad de nuestras naves espaciales actuales utilizando motor de propulsión iónica, un viaje a Alfa Centauri llevaría unos 80.000 años.

Un viaje de esta longitud requeriría cientos de generaciones de seres humanos para vivir y morir en lo que sería una verdadera arca de espacio, algo que los científicos llaman un cilindro de O’Neill. El arca no es una opción muy realista, por diversas razones, como serían, y no las menos importantes, las enormes incertidumbres que surgirían durante una misión de extrema larga distancia.

Suponiendo que los agujeros de gusano, los impulsos de distorsión y la teleportación no revelen nuevas opciones con respecto a viajar más rápido que la luz (que podría muy bien resultar ser una suposición equivocada), la más esperanzadora , -y, en este momento, todavía teórica-, tecnología necesaria para acelerar una nave de origen terrestre a Alfa Centauri es Propulsión  Nuclear de Pulso. Esta forma de viajar hipotéticamente podría alcanzar velocidades de 5,4 × 107 km / h, o el 5% de la velocidad de la luz.

A esta velocidad, una nave tardaría 85 años llegar a Alfa Centauri. Muchos científicos creen que podríamos ser capaces de alcanzar velocidades cerca del 10% o 15% de la velocidad de la luz, pero por ahora estamos clavados en el 5%.

Incluso en el mejor de los casos todavía sería un viaje de dos generaciones, con la esperanza de vida de hoy. Llegados a este punto, muchos científicos creen que la extensión y  aumento de la vida  serán requisitos necesarios para nuestro viaje a las estrellas, que para que nosotros dominames el viaje interestelar, primero tendremos que dominar ciertos obstáculos biotecnológicos intratables.

Ellos creen que esto por infinidad de razones, pero principalmente: 1) que tendremos que aumentar el músculo y el hueso de los cuerpos de los miembros de la tripulación, que se verá  significativamente debilitados por la exposición prolongada a la ingravidez; 2) a partir de entonces, esto es un viaje de ida para cualquier cosmonauta que asuma el reto, y 3) Alfa Centauri no es nuestro sistema estelar ideal (o, el más probable que tenga planetas habitables), sólo el más cercano. Para viajar a más estrellas que tengan vida de planetas similares a la Tierra, habitables, que podamos a priori determinar, como la zona de Ricitos de Oro, tendríamos que viajar más de 12 años luz.

Así, con el fin de viajar de forma realista a otra estrella en el lapso de una sola vida humana, tendremos que o bien a) viajar más rápido que la luz, que actualmente aún se considerada imposible, o b) una enérgica extensión/aumento de la vida.

En el escenario B, cada vez más se está investigando como necestiaremos tanto la extensión de vida y como el aumento de la vida. El profesor asociado de la Wake Forest University Robert Hampton señala que, debido a factores de riesgo como el derrame cerebral, la epilepsia y la enfermedad de Alzheimer, «si enviamos a 100 personas en un viaje de 100 años, 25 de ellos estarán incapacitados para el momento en que lleguen, incluso si podemos extender su vida de manera significativa. El vuelo interestelar, entonces, exige que aprendamos a predecir y prevenir las enfermedades degenerativas».

Con la esperanza de vida ampliada de manera significativa, junto con el progreso frente a la enfermedad y la atrofia, nuevas opciones surgen en nuestra búsqueda de Alpha Centauri. Avances médicos en hibernación podría permitir a la tripulación pasar la mayor parte del viaje en éxtasis, para ser despertada por los sistemas automáticos de la nave.

El punto central aquí es, por supuesto, no el tiempo que nos llevará construir una nave de 100 años, o cuánto tiempo tardará esa nave en dejarnos a las puertas de Alfa Centauri, o incluso si un viaje así es posible para los seres humanos, sino que para siquiera acercarse a estas preguntas, tendremos que entender mucho más sobre el cerebro humano y el cuerpo, cuestiones que comparten muchos vínculos comunes con la búsqueda de las revoluciones biotecnológicas en la extensión y el aumento de la vida.

JAKE ANDERSON (Traducido por JUAN PEDRO MOSCARDÓ para LIBERTALIADEHATALI)

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