60 MINUTOS, 28 PÁGINAS Y LA TRANSPARENCIA LIMITADA: LA VERDAD SOBRE LA CONEXIÓN SAUDÍ EN EL 11-S

60_Minutes_Saudi_ArabiaSi usted no ha oído hablar de las famosas «28 páginas» del 2002, de la Investigación Conjunta sobre las Actividades de la Comunidad de Inteligencia antes y después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, ahora es su oportunidad. El 10 de abril, 60 Minutos llevó a cabo un programa sobre las 28 páginas censuradas, que comprenden todo el capítulo final del informe. Las páginas están aún clasificadas, pero varios congresistas y senadores han sido capaces de leerlas y actualmente están presionando en favor de su publicación. No pueden hablar sobre los detalles exactos que contienen, pero varios han hecho comentarios generales acerca de su contenido: muestran la financiación saudí de varios de los secuestradores del 11-S mientras estaban en los EE.UU. Usted puede ver y leer el informe de 60 Minutos aquí.

De acuerdo con el ex senador de Florida, Bob Graham, quién fue uno de los directores de la investigación y el reporte, las páginas implican a oficiales del gobierno Saudí, ciudadanos saudíes ricos y organizaciones de beneficiencia saudíes. Graham también hizo esta declaración provocativa: «Yo creo que es increíble pensar que 19 personas, muchas de las cuales no hablaban inglés, muchas de las cuales nunca habían estado antes en Estados Unidos, muchas que no tenían educación escolar, pudieran llevar a cabo una tarea tan complicada sin algún apoyo de parte de Estados Unidos.» Tiene razón en más sentidos de los que pretende.

La conexión saudí

¿Qué sabemos sobre la conexión Saudí? El segmento de 60 minutos muestra lo básico. Dos de los hombres identificados después del 11-S por ser parte de los secuestradores – ciudadanos saudíes, Nawaf al-Hazmi y Khalid al-Mindhar – entraron a los Estados Unidos en enero del 2000. Habían previamente asistido a la cumbre de al-Qaeda en Malasia (donde también asistió Khalid Sheikh Mohammed. Lo que 60 Minutos no dice es que la CIA estaba al tanto de la visita de Hazmi y Mihdhar a la cumbre de al-Qaeda. (Midhar también ha sido implicado en el ataque del USS Cole). A pesar de esto, o tal vez por esto, la CIA no informó al FBI que estos dos individuos sospechosos habían entrado a Estados Unidos.

Una vez en Los Ángeles, Hazmi y Mihdhar fortuitamente «conocieron» al diplomático saudí, Fahad al-Thumairy y a un asociado de al-Thumairy llamado Omar al-Bayoumi, quien emitía cheques regularmente del gobierno saudí y había sido nombrado por el FBI como un agente saudí. Bayoumi se convirtió en su benefactor, ayudándolos a mudarse a San Diego, cofirmando su contrato de arrendamiento y proporcionando el dinero para su depósito de seguridad para un lugar dentro de su propio complejo de apartamentos. Él los introdujo a los otros musulmánes en el área, les ayudó a conseguir identificaciones, clases de inglés y entrenamiento para pilotear aviones. En su día de la fiesta de «bienvenida a San Diego,» Bayoumi llamó a Anwar al-Awlaki, quien después se convirtió en el infame propagandista de al-Qaeda en Yemen (después asesinado por un ataque de dron perpetrado por Estados Unidos). En enero de 2001, Awlaki se mudó a Falls Church, Virginia, y meses después de eso, Hazmi, Mihdhar y otros tres secuestradores se mudaron con él.

Bayoumi no estaba proporcionando todo el dinero para Hazmi y Mihdhar. El Centro Islámico de San Diego, era la mezquita que frecuentaba con Hazmi y Mihdhar. Según los informes, la cuenta bancaria del administrador se utilizó para transferir $5.000 a Hazmi de parte del sobrino de Khalid Sheikh Mohammed. (En 1998, Bayoumi entregó $ 500.000 de Arabia Saudita para construir una mezquita kurda en San Diego, por la que fue gerente de mantenimiento, pero al parecer raramente se presentaba para hacer algún trabajo real.) Además, la princesa Haifa bin Faisal, esposa del príncipe Bandar – embajador saudí en los EE.UU., el presidente saudí de Inteligencia General, y un amigo de la familia Bush – envió cheques periódicos a una mujer llamada Majeda Dweikat, que era la esposa de Osama Basnan, que vivía en San Diego. Dweikat firmó entonces esos cheques a Manal Bajadr, la esposa de Bayoumi, utilizando el banco Riggs (famoso por el escándalo Irán-Contra), y, según informes, a manos de Hazmi y Mihdhar. Bayoumi y Basnan eran amigos y vivían en la misma calle. Basnan tenía vínculos conocidos con grupos islámicos radicales (Eritrea Yihad Islámica) y como Bayoumi, se pensaba que era un agente de Arabia, y vivía en los Estados ilegalmente desde 1980.

Ninguna de estas conexiones fueron reveladas en el Reporte de la Comisión del 11-S. Las únicas palabras relevantes fueron éstas: «no hemos encontrado evidencia de que el gobierno saudí como institución o altos funcionarios saudíes individualmente hayan financiado la organización.» Pero el abogado Sean Carter, quien representa a las familias de las víctimas del 11-S en su demanda contra el gobierno de Arabia Saudita, señaló en el programa 60 Minutos, que esto no quiere decir que los oficiales saudíes que la Comisión no haya considerado como «altos funcionarios» no estuvieran involucrados en tales cosas.

60 Minutos negó varias interesantes piezas de información. Por ejemplo, está la «investigación federal ampliamente reprimida de una familia saudí [el hombre y su padre habían estado en una lista del FBI antes del 11-S], que vivían en una comunidad cerrada en Sarasota, Florida, y habían huido a toda prisa justo antes de los ataques del 11-S, dejando sus posesiones «. Huyeron a toda prisa, dejando atrás, «autos, muebles, ropa, alimentos y otros artículos», y habían sido previamente visitados por varios secuestradores del 11-S, incluyendo Mohammed Atta y Ziad Jarrah. Se hicieron llamadas telefónicas desde la casa a 12 de los secuestradores en el año anterior a los ataques del 11-S. Un residente de la casa incluso tomó clases de vuelo en la misma escuela que algunos de los secuestradores. Graham se metió en problemas con el FBI por seguir esta pista. Russ Baker de WhoWhatWhy, hizo su propia investigación, y descubrió que el propietario de la casa era un teniente directo del príncipe saudí, Sultán bin Salman bin Abdul Aziz al-Saud, uno de los primeros saudíes que tomó lecciones de vuelo en la Florida, y un amigo de Jeb Bush. El padre de Sultán es el actual rey de Arabia Saudita.

Otro dato interesante proviene de Richard Clarke, jefe oficial de lucha contra el terrorismo de Clinton y Bush. Según Baker, Clarke cree que «la CIA hizo un intento fallido de reclutar a dos de los secuestradores como agentes dobles antes de los ataques del 11-S, y luego se escurrió para encubrir este esfuerzo fallido. Clarke cree que la evidencia apunta a que la propia agencia de espionaje permitió a los secuestradores entrar a EE.UU. como parte del esquema «.

Esto tiene sentido. El ex diplomático de EE.UU., J. Michael Springmann, trabajaba en el consulado de EE.UU. en Jeddah, Arabia Saudita en los años 80. Él observó una falta grave, incluyendo el sello de las solicitudes de visado para determinados individuos. Más tarde se enteró de lo que estaba pasando: éstos eran mercenarios que se enviaban a los EE.UU. para ser entrenados para los mujaidines afganos (más tarde conocidos como al-Qaeda). Curiosamente, 15 de los 19 secuestradores consiguieron sus visas de Estados Unidos desde este mismo consulado.

En cierto sentido todo esto es una enorme noticia. Oficialmente, al-Qaeda actuó por sí sola para atacar a Estados Unidos el 11-S. Los neocones originalmente intentaron vincular a un estado-patrocinador, Irak, pero ese juego fue una total mentira que se vino abajo. Los estadounidenses (y el mundo) merecen saber acerca de todos los individuos involucrados en los ataques del 11-S. Y si algunos fueron oficiales saudíes, es importante, porque Arabia Saudita sigue siendo aliadoa cercano de Estados Unidos en el Medio Oriente.

Pero esto apenas roza la superficie. La conexión saudí es sólo una de muchas, y conduce a varias direcciones. Por ejemplo, el denunciante del 11-S Kevin Ryan añadió recientemente otra conexión interesante:

Un vínculo interesante es que Stratesec, la compañía de seguridad para el World Trade Center y otras instalaciones impactadas por el 11-S, llevó a cabo sus reuniones anuales en oficinas arrendadas por Arabia Saudita. Este hecho subraya la evidente falta de investigación sobre los hombres que estaban a cargo de Stratesec.

Por ejemplo, la Comisión de Seguridad e Intercambio, sospechó del CEO de Stratesec, Wirt D. Walker, de comercio con información privilegiada del 11-S… Sratesec tenía contratos de seguridad no sólo para el complejo del WTC, sino también para el aeropuerto Dulles – de dónde salió el vuelo 77 de American Airlines – y United Airlines, quien era propietaria de dos de los tres aviones secuestrados.

Walker era el hijo de un agente de la CIA, y sus actividades eran paralelas a aquéllas de otros agentes conocidos de la CIA. Hoy, muchos de los colegas de Walker, tienen autorizaciones de alto secreto, sugiriendo que, como su padre, Walker tiene vínculos con la inteligencia de Estados Unidos.

Stratesec llevó a cabo sus reuniones anuales en una oficina arrendada por la Misión Cultural de Arabia Saudita. Esto fue en la oficina del edificio Watergate en Washington, DC (2600 Ave. Virginia, NW) en la suite 900. La compañía madre de Stratesec, la Corporación Estadounidense-Kuwait, utilizó la oficina arrendada por los saudíes como su dirección de negocios.


La compañía de Walker Aviación General también llevó a cabo sus reuniones anuales en las oficinas
arrendadas por Arabia Saudita. Lo que es más, las oficinas operativas para la Aviación General están ahora ocupadas por el instructor de vuelo de Zacarias Moussaoui.
Claro que hay más.

¿Qué hay de las conexiones paquistaníes, turcas e israelíes?

Así que ¿por qué ahora y por qué Arabia Saudita? En primer lugar, dadas las numerosas conexiones con otros gobiernos, incluyendo el de Estados Unidos, con los ataques del 11-S, este enfoque en las «28 páginas » y la conexión saudí que exponen, tienen todas las características de una admisión parcial para consumo público. Todos los funcionarios estadounidenses que piden la desclasificación de estas páginas dicen que piensan que no hay ninguna razón por la que deben permanecer clasificadas. No estarían diciendo esto si realmente fueran expuestos ellos mismos o sus aliados cercanos. El comisionado del 11-S, John Lehman incluso le dijo a 60 Minutos: «Esto no va a ser una pistola humenate que va a causar un gran furor.» Así que no espere que estas páginas contengan algo alucinante.

Sin embargo, en otra entrevista, Graham tuvo algo interesante que decir: «Me sorprendió la evidencia de que hubiera gobiernos extranjeros involucrados …» Gobiernos, en plural. la complicidad de Arabia Saudí amenaza con ser expuesta; sin embargo, no se hace mención de Pakistán, Turquía, Israel o los Estados Unidos. Turquía se encuentra actualmente en proceso de ser castigada por sus antiguos patronos neocones, pero hasta ahora no hay ninguna indicación de revelar el papel de los agentes turcos durante el 11-S . Mientras AIPAC [organización de cabildeo en favor de Israel, N. del T.] conserve su poder sobre los políticos de Estados Unidos, la participación de Israel permanecerá clasificada. En cuanto a por qué Arabia Saudita está siendo expuesta, sólo puedo adivinar. ¿Está Arabia Saudita distanciándose del control y la influencia de EE.UU. y cada vez más cercaana a Rusia?

J. Michael Springmann, quien emitió visas en el consulado de EE.UU. en Jeddah, pone todo el asunto en contexto. Así comienza su libro, Los visados para Al-Qaeda:

Al-Qaeda (en árabe significa «La Base») surgió a partir de y se convirtió idéntica a la Legión Árabe-afgana, esos terroristas reclutados por los Estados Unidos de América, el Reino de Arabia Saudita, y la República Islámica de Pakistán. Originalmente enviados a Afganistán, lucharon contra los militares y la fuerza aérea de la URSS, luego de la invasión de la Unión Soviética a ese país. Después, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, La Agencia) los dirigió a través de la frontera para desestabilizar repúblicas musulmanas de la Unión Soviética. Todavía más tarde, el gobierno estadounidense los movió a los Balcanes para destruir Yugoslavia, después similarmente a Irak, seguida por Libia y Siria.

Recibieron visas para viajar a Estados Unidos, usualmente desde Arabia Saudita, para recibir entrenamiento, interrogaciones y otros propósitos. Para permitir su paso, oficiales del gobierno estadounidense violaron el Acto de Nacionalidad e Inmigración, así como las regulaciones del Departamento de Estado, codificadas en su Manual de Relaciones Exteriores.

Yo lo sé. Yo estuve ahí. Yo emití esas visas, y me opuse a violaciones graves de las leyes y reglamentos. Como resultado, como le ocurre a casi todos los denunciantes, me despidieron.

Nunca pararon. Y tal como revela la denunciante del FBI Sibel Edmonds, no se trata sólo de patrocinio estatal del terrorismo; es el tráfico de drogas, armas ilegales y el tráfico nuclear, el crimen masivo de casi todo tipo. Involucra a turcos, israelíes y estadounidenses. Estas 28 páginas sólo pueden rayar la superficie. Al igual que los Papeles de Panamá, lo más probable es que contengan información útil, pero dejen de lado lo más importante. Por lo menos, su publicación va a generar más preguntas.

HARRISON KOEHLI, Sott.net   
jue, 14 abr 2016

WASHINGTON MANIPULÓ LA VERDAD SOBRE EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001

El temor impide el debate de temas sensibles sobre el 9/11. Ver excelente documental

Numerosos temas polémicos aún contaminan la versión oficial del gobierno estadounidense sobre los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. El poder político en Washington junto con las élites dueñas de los grandes medios de comunicación, siempre desearon que se esfumaran los cuestionamientos, discrepancias y dudas surgidas de los continuos debates públicos con respecto a lo ocurrido el 11/9, a pesar de la gran cantidad de evidencias que sugieren que a los ciudadanos estadounidenses se les dijo solo una pequeña parte de la verdad sobre el ataque más grande de la historia ocurrido en territorio continental de los EEUU.

JPEG - 19.1 KB9-11 Press for Truth (Prensa para la Verdad) es un documental video (verlo abajo) acerca de la historia de un grupo de mujeres que perdieron a sus maridos en la torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. La historia de estas viudas se ha convertido en un clásico de la verdad frente a las mentiras de la Casa Blanca respecto a los trágicos sucesos de Nueva York.

A casi diez años de estos hechos, todavía existen muchas preguntas sin contestar: ¿Cómo cayó el Edificio Nº 7? ¿Qué causó la destrucción de las torres gemelas? ¿Fue realmente Osama Bin Laden el autor o más bien el pretexto para una nueva geopolítica de dominación mundial? ¿Dónde estaba realmente escondido Osama Bin Laden durante todo este tiempo? ¿Por qué tardó tanto en ubicarlo el espionaje estadounidense? ¿Fue Osama Bin Laden verdaderamente la persona capturada y eliminada en gran secreto en Paquistán o más bien un show para engañar a la opinión pública mundial y justificar la falta de respuestas? ¿Por qué no se le capturó y juzgó entonces? ¿Son aquellos que cuestionan la historia oficial del 11/9 peligrosos «teóricos» de la conspiración?

Los académicos e intelectuales que han intentado responder estas interrogantes han sido ignorados o ridiculizados por los grandes medios corporativos (e incluso por progresistas de izquierda), expertos políticos y funcionarios del gobierno, que claramente se proponen silenciar el llamado «Movimiento por la Verdad sobre el 11/9» o a cualquier persona que dude de la cuestionada postura oficial sobre este asunto. Sin embargo, las preguntas no dejarán de aparecer y cada vez se pedirán más respuestas.

Hasta la primavera de 2010, más de 1,200 arquitectos e ingenieros han pedido una nueva investigación sobre lo ocurrido el 11/9. Estos académicos y profesionales de la construcción están motivados por varios elementos: las múltiples explicaciones del Informe de la Comisión 11/9 han resultado probadamente erróneas, las aclaraciones científicas son imperfectas y contradictorias, y los estadounidenses merecen una explicación basada en los hechos.


Presentamos el documental «9-11 PRESS FOR TRUTH»
SUBTITULADO EN ESPAÑOL. Uno de los mejores y más simples documentales que demuestran las manipulaciones de Washington para ocultar la verdad acerca de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Al mismo tiempo, en las trazas de polvo de las torres del World Trade Center (WTC) y del Edificio Nº 7 ubicado en el mismo complejo se han encontrado nuevas evidencias de explosivos que se utilizan para demoliciones controladas. Después de un cuidadoso examen de la versión oficial sobre el 11/9 (donde la Comisión incluso nunca mencionó el Edificio No 7) y de datos forenses omitidos en los informes, estos profesionales concluyeron que se requiere una investigación independiente y transparente sobre estos enormes y misteriosos defectos estructurales.

Richard Gage, un arquitecto de San Francisco y fundador de Arquitectos e Ingenieros por la Verdad sobre el 11/9, dijo: «Los informes oficiales de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias y del Instituto Nacional de Estándares y Tecnologías (NIST) proporcionan explicaciones insuficientes y fraudulentas sobre las circunstancias de la destrucción de las torres».
Gage y otros arquitectos e ingenieros, atacaron el primer informe del NIST hasta el punto de que ese organismo cambió finalmente sus conclusiones, presentó nuevas evidencias y en 2008 emitió una primera versión del reporte.

En los treinta días posteriores a su presentación el NIST recopiló las dudas sobre este. El grupo encabezado por Gage envió una carta que cubría las muchas inconsistencias y omisiones del documento; sin embargo, el reporte final de 2008 no se refirió a casi ninguna de las inquietudes planteadas. El método científico no estuvo presente en ese estudio.

Las acciones de Gage y Arquitectos e Ingenieros por la Verdad sobre el 11/9 obligaron al NIST a reconocer que el rascacielos metálico de 47 pisos llamado Edificio Nº 7 del WTC no había sido impactado por un avión y se desmoronó con una aceleración de caída libre superior a 30 metros por segundo. El NIST no proporcionó explicación de cómo o por qué se había desplomado de esa manera, más bien continúa planteando que la observación de los materiales que contenían termita hallados en el Punto Cero, incluidos en la teoría de la demolición, «no tenía que ser necesariamente concluyente». A pesar de su propia afirmación de que las pruebas de la demolición son poco concluyentes, decidieron no comprobarlas ni tenerlas en cuenta en absoluto, como si esto no pudiera y/o no hubiese sucedido (para más detalles, ver artículo en este link). Una vez más las agencias gubernamentales eludieron completamente el método científico.

En otros temas relacionados con el 11/9 sigue en pie el misterio respecto al paradero del supuesto perpetrador, Osama Bin Laden. A pesar de que Bin Laden no se adjudicó el atentado (de hecho, alegó lo contrario; tampoco el FBI lo tiene como sospechoso de esos crímenes por falta de pruebas), funcionarios gubernamentales de ambos partidos [republicanos y demócratas] regularmente se refieren a él como el responsable de los ataques del 11/9 (véase artículo sobre el FBI).

Además, el doctor David Ray Griffin, ex profesor de la Escuela de Teología de Claremont, California, y autor de numerosos libros sobre las incógnitas del 11/9, sugiere que Osama Bin Laden pudo haber muerto hace casi nueve años, exactamente el 13 de diciembre de 2001, a causa de insuficiencia renal o una enfermedad del riñón. Existen registros de tratamientos médicos proporcionados a Bin Laden en un hospital militar estadounidense de Dubai por una infección urinaria, ligada a menudo a enfermedades del riñón, y también documentación sobre un pedido de una máquina portátil de diálisis, esencial para su supervivencia, que fue enviada a Afganistán. Griffin cita a un grupo de médicos y plantea que sería imposible que Bin Laden sobreviviera en una cueva con esa máquina durante cualquier período sustancial de tiempo. Observó que EE.UU. y el gobierno británico están conscientes de la muerte de Bin Laden, pero la han ocultado para continuar la guerra antiterrorista. [Véase el libro de Griffin, Osama Bin Laden: Dead or Alive? (Osama Bin Laden: ¿Muerto o vivo?)].

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El profesor Cass Sunstein trabaja para la administración Obama en Washington, su tácticas son aquellas del Programa de Contrainteligencia del FBI para controlar la opinión pública

Otro conflicto referido al 11/9, y en pleno desarrollo en el frente interno, se refiere a que el profesor de Derecho de Harvard, el Sr. Cass Sunstein, nombrado por el presidente Obama para dirigir la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios, propuso que el gobierno de EE.UU. debe infiltrar agentes y desacreditar a los grupos de activistas.

En relación con esto último, el llamado de Sunstein incluye a los «Activistas de la Verdad 11/9» (llamados Truthers 11/9), quienes desafían la visión oficial de los hechos, y aunque reconoce que en el pasado el gobierno de EE.UU. ha estado implicado en conspiraciones, cree confiadamente que eso ya no es un problema. (Para abundar sobre el tema, véase la sección Emergencia por la Verdad y el capítulo 6 de Censored 2011.)

Sunstein asegura que los grupos que cuestionan la versión oficial sobre los acontecimientos del 11 de septiembre son peligrosos y podrían conducir a alguna gente a la violencia, pero no presenta ninguna prueba concreta para corroborar su afirmación.

El profesor de Derecho de Harvard asevera que no resulta productivo refutar a estos grupos en público y, en cambio, sugiere que es más eficaz infiltrar agentes y desacreditar premeditadamente sus fuentes internas. En esencia, Sunstein está pidiendo un regreso del Cointelpro (Counter Intelligence Program o Programa de Contrainteligencia del FBI), de los días de la Guerra Fría, cuando agentes encubiertos del gobierno de EE.UU. eran infiltrados secretamente entre los grupos antibelicistas, ecologistas y de derechos civiles para intentar destruirlos desde adentro y desacreditar sus actividades.

Con ello provocaba violencia o los agentes infiltrados planificaban actos ilegales que llevaran a los grupos a ser juzgados por cargos criminales. El llamado de Sunstein concierne fundamentalmente a determinados grupos de activistas 11/9 y lo más preocupante es que puedan ser objeto de infiltración y más tarde juzgados por cargos fabricados de terroristas o criminales. (Véase los temas 6 y 20 de Censored 2009 y 2008 respectivamente.)

Tal clima de miedo e intimidación no es un buen presagio para los derechos de la Primera Enmienda, ni para la libertad de cátedra en EE.UU., y menos aún para descubrir la verdad sobre qué sucedió realmente el 11 de septiembre.

Actualización de Shawn Hamilton (Examiner.com)

Más de mil arquitectos e ingenieros han firmado la petición de reinvestigar la destrucción acontecida el 11/9. Cuando fui a San Francisco a cubrir la rueda de prensa de Architects & Engineers 9/11Truth (Arquitectos e Ingenieros por la Verdad sobre el 11/9, AE911Truth), no se lo informé a los medios de noticias con el que frecuentemente más colaboro: temí que me dijeran que no me metiera en ese tema. Puede que esto no sorprenda a quienes están conscientes del silencio ensordecedor de los principales medios ante los sucesos del 11/9, pero este no era un órgano de los grandes medios: se trata de una estación de radio alternativa fundada en los principios que fomentan la cobertura de aquellos temas e historias no reportados. Para ser justo, ningún director de información me dijo que «no podría» cubrir la noticia, y esta salió ese fin de semana. El asunto es que me sentí limitado debido a la atmósfera de sospecha y miedo que generalmente subyace ante la recepción por los medios de los trabajos relacionados con el 11/9, incluyendo a esta estación «progresista», donde la gente tiene opiniones divididas sobre el asunto.

Con la excepción del asesinato de Kennedy, nunca he visto tanto misterio en los medios ante la cobertura de un tema. La gente de los años setenta se burlaban de los pocos que sugerían que Lee Harvey Oswald no había actuado solo, y los calificaban de «chiflados conspiradores» (conspiracy nuts), tal como ahora catalogan a los que trabajan por que se esclarezcan los sucesos del 11/9 de «Activistas de la Verdad» (truthers), que suena como flat earthers (los anticuados o los fuera de moda). Algunos de estos activistas han acogido el término «truther», pero les sugiero que se abstengan de usarlo, pues no es un cumplido.

Le pregunté al teólogo David Ray Griffin —quien habló en la conferencia— cuál consideraba él que era la razón por la que los medios han actuado de una forma tan extraña frente a los temas relacionados con el 11/9. Este precisó cómo las expresiones «teoría de la conspiración» y «teórico de la conspiración» se manipulan para hacer que los reporteros teman perder su reputación y su trabajo.

«Usted sabe cómo eso funciona; todos en los medios saben cómo eso funciona», dijo. «Nadie tiene que ser amenazado explícitamente; ellos, simplemente, conocen las reglas». Sea verdad o no lo que alega el grupo, la conferencia de prensa de AE911Truth fue un acontecimiento de interés periodístico. Es una historia válida porque muchos ciudadanos se están cuestionando las explicaciones oficiales de la tragedia del 11 de septiembre de 2001. La importancia del tema aumenta por el hecho de que más de mil arquitectos e ingenieros con licencia están exigiendo una nueva investigación. Incluso, si lo que dicen fuera en parte verdad, las implicaciones son profundas, pero de cualquier manera hay un trabajo periodístico legítimo.

No creo que las agencias de noticias aprueben las ideas y puntos de vista de grupos como AE911Truth, pues ese no es su papel; sin embargo, espero que no corran cuando oigan las inquietantes palabras: «Once-Nueve» (Nine-Eleven). Los reporteros que temen cubrir temas sensibles no sirven para nada a la democracia.

Hasta el verano de 2010 [del hemisferio norte], AE911Truth (ae911Truth.org) había conseguido que más de 1,200 profesionales de la construcción firmaran la petición al Congreso demandando una investigación verdaderamente independiente, en tanto un grupo de reciente formación, denominado «Bomberos por la Verdad 11/9» (firefightersfor911truth.org), desafía los informes oficiales y errores generalizados sobre qué ocurrió el 11 de septiembre.

Otro, llamado «Coalición de la ciudad de Nueva York para la responsabilidad ahora» (New York City Coalition for Accountability Now, NYC CAN, http://www.nyccan.org/), intenta convencer al Consejo de esa ciudad para que se investigue las extrañas circunstancias que rodean el derrumbe del Edificio Nº 7 del World Trade Center. Todos los vínculos que he mencionado conducen a algunos de los sitios web más creíbles sobre el 11/9.

La página de AE911Truth es un buen lugar para comenzar: http://www.ae911truth.org/ . Para seguir temas relacionados: http://www.examiner.com/x-36199-Conspiracy-Examiner. Mi dirección electrónica es: lesseroftwoevils@rocketmail.com

Actualización de Daniel Tencer (Raw Story)

En mayo de 2010, la revista New York Times (NYT) publicó un perfil completo de Cass Sunstein, el primero que se realiza en los principales grandes medios desde que el profesor de Derecho asumió el cargo de jefe de la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios (OIRA) de la Casa Blanca. El título del artículo —«Cass Sunstein quiere darnos un pequeño empujón»— es un eufemismo, teniendo en cuenta las opiniones que este ha expresado a través de años, pero por lo menos dirige la atención en la dirección correcta: y es que mucha escritura académica de Sunstein se ha centrado en el control social y el control gubernamental sobre la información.

Como era de esperar, el artículo trató a Sunstein con guantes de seda y disimuló extensamente los elementos más polémicos de sus ideas. Se refirió a él como uno de los principales defensores del concepto «paternalismo libertario», un floreciente nuevo campo de estudio que mezcla psicología del comportamiento con economía de libre mercado y postula que a la gente se le puede «dar un pequeño empujón» para que tomen las decisiones correctas —es decir, aquellas opciones deseadas por el gobierno— no por leyes ni regulaciones, sino tomando la decisión «correcta», lo que parece psicológicamente más atractivo.

En el diario online Huffington Post, Russ Baker criticó a NYT por «enterrar» las aserciones más polémicas de Sunstein en 35 párrafos de la historia, donde finalmente nos dicen que el profesor de Derecho abogó por la «infiltración cognoscitiva» de los grupos de teoría de la conspiración. Entonces el Times cita a Sunstein, y sugiere que como funcionario del gobierno, él no ejecutaría los aspectos más radicales o más experimentales de sus ideas académicas. Pero, como señala Baker, ese comentario fue hecho a fines de 2009, antes que saliera en los medios el trabajo de Sunstein sobre teorías de la conspiración.

Aunque el artículo del Times aparenta ser una retractación de las ideas más polémicas de Sunstein, en realidad no es así. Comprender a Cass Sunstein y su efecto sobre el gobierno y la sociedad es un hecho difícil por dos razones. La primera es que él es una quimera política que tiene partidarios y detractores en ambos lados del espectro político. Entre críticos conservadores, los populistas se han declarado contra él, mientras los intelectuales parecen haberlo apoyado abiertamente. Incluso Glenn Beck declaró que Sunstein es «más poderoso que la Fed» —Consejo Directivo de la Reserva Federal— y se muestra deseoso de «controlar cada uno de tus movimientos», en tanto el columnista George F. Hill dijo que sus ideas conllevarían a un mejor gobierno, más pequeño, y que «tendrían la virtud adicional de fastidiar a esos molestosos entrometidos, niñeras liberales de Estado».

En el Reino Unido, los trabajos de Sunstein son «lectura obligatoria para las aspiraciones de MPs (miembros del parlamento) conservadores», reportó el Daily Telegraph.
El segundo elemento que dificulta entender a Sunstein es que su posición dentro del gobierno se ocupa sobre todo de negociar primariamente problemas ásperos, burocráticos, que no despiertan el interés ni de los principales medios de prensa ni de los medios alternativos.

Como jefe de la OIRA, Sunstein es responsable de revisar las nuevas disposiciones gubernamentales. Con todo, hasta el momento sus decisiones —aquellas que conocemos— se han quedado en una escala pequeña y en gran parte técnica, por ejemplo, su convocatoria a organizar los procesos de nombramientos y de redacción de las regulaciones, de manera que los ciudadanos tengan mejor acceso a ellas.

Sunstein, sin embargo, recientemente logró enojar a los ecologistas cuando bloqueó una nueva regulación de la Agencia de Protección del Ambiente, que aseguraba que la ceniza de carbón como un peligroso agente cancerígeno. Los ecologistas lo acusaron de ceder ante la industria del carbón, la cual es opuesta a que se aumente el costo de los residuos de ceniza, bajo la nueva regulación.

¿Hacia dónde se dirige Sunstein? ¿Es probable que intente el tipo de programas de control de la información por los que abogó en el pasado? Incluso si lo hace, es probable que los grandes medios de prensa apoyen por lo menos algunos de sus esfuerzos para empujar el debate político hacia un centro «aceptable».

La revista New Yorker, al hacer la reseña de su libro On Rumors (Sobre rumores) de 2009, dijo que Sunstein merece crédito por predecir las circunstancias que llevarían al aumento de rumores en Internet, tales como la afirmación birther [orientación racista] de que el presidente Obama no nació en EE.UU. y el alegato del «panel de la muerte» contra la reforma de la atención de salud. Entonces, le dan el papel del héroe que lucha contra estas tendencias. Teniendo en cuenta el precedente existente, es factible que cualquier tentativa de Sunstein por moldear el contenido de la información pública encuentre una respuesta positiva en los grandes medios de la vieja guardia.

MIKE SMITH, NOLAN HIGDON y SY COWIE

Fuentes:

Red Voltaire / Proyecto Censurado.
Traducción Red Voltaire.

“1,000 Architects & Engineers Call for New 9/11 Investigation: Cite Evidence of Explosive Demolition at Three World Trade Center Towers,” PR News Wire, February 19, 2009, http://www.prnewswire.com/newsreleases/1000-architects–engineers-call-for-new-911-investigation-84768402.html

Shawn Hamilton, “Over 1,000 architects and engineers have signed petition to reinvestigate 9-11 destruction,” Examiner.com, February 23, 2010, http://www.examiner.com/x-36199-Conspiracy-Examiner

Architects & Engineers for 9/11 Truth, “1,000+ Architects & Engineers officially demand new 9/11 investigation,” Infowars.com, January 18, 2010, http://www.infowars.com/1000-architects-engineers-officially-demand-new-911-investigation/

“1,000 Architects & Engineers Call for a Real 9/11 Investigation,” Global Research, January 25, 2010,http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=17507

Sue Reid, “Has Osama Bin Laden been dead for seven years– and are the U.S. and Britain covering it up to continue war on Terror?” Daily 96 Proyecto Censurado 2011 Mail, UK, September 1, 2009, http://www.dailymail.co.uk/news/article-1212851/Has-Osama-Bin-Laden-dead-seven-years–U-S-Britain-covering-continue-war-terror.html

Daniel Tencer, “Obama staff er wants ‘cognitive infi ltration’ of 9/11 conspiracy groups,” Raw Story, January 13, 2010, http://rawstory.com/2010/01/obama-staffer-infi ltration-911-groups/

Estudiantes investigadores: Mike Smith, Nolan Higdon y Sy Cowie, de Diablo Valley College; Mikey Hemkens, Ryan Huff man y Colin Doran, de DePauw University; y Greg Bernardi, de Sonoma State University.

Evaluadores académicos: Mickey Huff , de Diablo Valley College; Andrea Sununu y Kevin Howley, de DePauw University; Rick Luttmann y Peter Phillips, de Sonoma State University.

HISTORIA DEL ESTADO PROFUNDO EN ESTADOS UNIDOS (II)

El «Proyecto Juicio Final» y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre

En la segunda parte de su estudio sobre el Estado profundo estadounidense, Peter Dale Scott analiza el asesinato de Robert Kennedy, el Watergate y el escándalo Irán-Contras [también conocido como Irangate. NdT.]. Mediante la manipulación de esos hechos, el complejo militaro-industrial se apoderó progresivamente del poder en un país que ahora vive bajo un estado de urgencia permanente. Según este historiador canadiense, la primera exigencia de un movimiento como Occupy Wall Street debería ser la abrogación de la Patriot Act, que legaliza la solución de la crisis política en Estados Unidos por la vía militar.

Todos los eventos profundos anteriormente mencionados han conducido a la atribución a Washington de poderes represivos cada vez más numerosos. Por ejemplo, es evidente que la Comisión Warren utilizó el asesinato de Kennedy para recrudecer la vigilancia de la CIA sobre la ciudadanía estadounidense. Como escribí en mi libro Deep politics, era este el resultado «de las controvertidas recomendaciones de la Comisión Warren imponiendo que se ampliaran las responsabilidades del Servicio Secreto en materia de vigilancia interna (WR 25-26). Paradójicamente, esta última [la Comisión Warren] concluyó que Oswald había actuado solo (WR 22) […], pero también que el Servicio Secreto, el FBI y la CIA debían coordinar más estrechamente la vigilancia sobre los grupos organizados (WR 463). En particular, recomendó al Servicio Secreto que se dotara de una base informática de datos compatible con la que ya había elaborado la CIA» [1].

Este esquema se repetirá 4 años después con el asesinato de Robert Kennedy [también llamado RFK o Bobby]. En las 24 horas transcurridas entre los disparos que alcanzaron a Bobby Kennedy y su deceso, el Congreso adoptó con carácter urgente una ley ya redactada de antemano (como también lo estaban la Resolución del golfo de Tonkín de 1964 y la Patriot Act de 2001) –ley amplió nuevamente los poderes secretos conferidos al Servicio Secreto en nombre de la protección de los candidatos a la presidencia [2].
 No se trataba de un cambio insignificante o benigno. Esa ley, aprobada con la mayor premura bajo la administración Johnson, dio lugar a algunos de los peores excesos de la era Nixon. [3]

Ese cambio contribuyó también al caos y los actos de violencia ocurridos en 1968 durante la Convención Demócrata de Chicago. Agentes de vigilancia de la Inteligencia Militar asignados al Servicio Secreto operaban entonces dentro y fuera de la sala de reuniones. Varios de aquellos agentes equiparon a los «gamberros de la Legion of Justice, como la Chicago Red Squad [que] cometió actos de brutalidad contra los grupos antibelicistas locales» [4].

Fue así como los nuevos poderes secretos conferidos después del asesinato de Robert Kennedy propiciaron el catastrófico desorden de la Convención de Chicago, que prácticamente destruyó el viejo Partido Demócrata representante de los sindicatos. Los tres presidentes demócratas elegidos después de aquello fueron mucho más conservadores.

Si se aborda la cuestión del Watergate o del Irangate, ambos hechos constituyeron en cierta medida no una extensión sino un retroceso de los poderes represivos que ejercían Richard Nixon y la Casa Blanca de Reagan. Aunque de forma superficial, es cierto que estos hechos dieron lugar a reformas legislativas que parecen contradecir mi tesis de la extensión de la represión.

Pero hay que puntualizar bien la diferencia entre, de un lado, la fase inicial del Watergate (la efracción) y los dos años de crisis registrados como consecuencia de ese acto malintencionado. La crisis del Watergate mostró a un presidente obligado a dimitir por la conjunción de numerosas fuerzas, en las que se incluían simultáneamente liberales y conservadores. Pero los personajes fundamentales de la primera fase del Watergate –Howard Hunt, James W. McCord, G. Gordon Liddy y sus aliados cubanos– se situaban todos muy a la derecha de Nixon y de Kissinger. Y el resultado de sus maquinaciones no se concretó hasta el momento de lo que se dio en llamar la Masacre de Halloween, en 1975, cuando Henry Kissinger fue expulsado de su puesto de consejero para la Seguridad Nacional y se le comunicó al vicepresidente Nelson Rockefeller que quedaría al margen de la candidatura republicana en 1976. Esa importante reorganización fue planeada por otros dos personajes anclados muy a la derecha: Donald Rumsfeld et Dick Cheney, por entonces miembros de la Casa Blanca de Gerald Ford. [5]

Aquel día de 1975 se concretó la derrota final de la facción llamada «Rockefeller» –o facción liberal– del Partido Republicano. Fue reemplazada por la facción conservadora llamada «Goldwater-Casey», que rápidamente lograría apoderarse de la candidatura presidencial y luego de la función suprema a través de Ronald Reagan [6]. Esta revolución palaciega poco conocida, al igual que otras intrigas que se produjeron a mediados de los años 1970, contribuyó al cambio en Estados Unidos: este país pasó así de ser una economía capitalista de bienestar, que reducía paulatinamente las disparidades en materia de ingresos y de riqueza, a ser una «plutonomía» financiarizada en la que se invertían las tendencias anteriores [7].

A través del Irangate (tambíen conocido como el escándalo Irán-Contras), nuevamente constatamos la acumulación cada vez más creciente de poderes represivos encubiertos bajo reformas liberales. En esta época, no sólo la prensa sino también los profesores e investigadores universitarios –entre ellos yo mismo– celebraron el fin del respaldo [estadounidense] a los contras en Nicaragua, así como el éxito del proceso de paz de Contadora. En cambio, lo que generalmente no se supo fue que, aunque el teniente coronel Oliver North había sido excluido del Proyecto Juicio Final, los planes de ese programa que preparaban la vigilancia, las detenciones arbitrarias así como la militarización de Estados Unidos siguieron extendiéndose después de su partida [8].

Tampoco se vio el hecho que el Congreso de los Estados Unidos, a pesar de reducir su ayuda a un pequeño ejército narcofinanciado vinculado a la CIA, estaba desarrollando en Afganistán un creciente apoyo a una coalición mucho más grande de fuerzas paramilitares aliadas a la propia CIA y financiadas a través de la droga [9]. Si bien el Irangate permitió que se supiera sobre los 32 millones de dólares que Arabia Saudita había entregado a los Contras (a pedido del director de la CIA William Casey), nada se supo sobre los 500 millones de dólares (probablemente más) que los mismos sauditas, también a pedido de Casey, habían entregado en aquella misma época a los muyahidines afganos [10]. En ese sentido, el dramatismo utilizado al presentar el Irangate en el Congreso puede ser considerado como un engañoso montaje que desvió la atención del público de la implicación, mucho más importante, de Estados Unidos en Afganistán –una política secreta que ha evolucionado desde entonces para convertirse en la guerra más larga de toda la historia de los Estados Unidos.

Si ampliamos nuestra visión del caso Irán-Contras, veremos que en realidad se trata del caso Irán-Contras-Afganistán. Tendríamos que admitir entonces que, a través de ese evento profundo complejo y mal conocido, la CIA recuperó en Afganistán la capacidad paramilitar que el almirante Stansfield Turner había tratado de quitarle cuando ocupó el cargo de director de la agencia, bajo la administración Carter. Fue, en resumen, una victoria para una facción que se componía de individuos como Richard Blee, el protector de al-Mihdhar y defensor en el año 2000 de una intensificación de las actividades paramilitares de la CIA en Afganistán [11].

Nunca olvidaré la primera plana del New York Times del 18 de junio de 1972, el día siguiente a la efracción del hotel Watergate. Allí estaban las fotos de los individuos que se habían introducido en el inmueble, incluyendo la de Frank Sturgis (alias «Fiorini»). Yo había escrito anteriormente sobre este individuo, cerca de 2 años antes, en el manuscrito de mi libro (que nunca se publicó) sobre el asesinato de JFK, La Conspiración de Dallas (The Dallas Conspiracy).

Sturgis no era un tipo cualquiera. Ex contratista de la CIA, contaba además con amplios contactos en el medio de los ex propietarios de casinos de La Habana, todos vinculados al hampa [12]. Mis primeros escritos sobre el caso Kennedy se concentraron en los vínculos entre Frank Sturgis y un campo de entrenamiento de anticastristas cubanos cercano a Nueva Orleáns, en cual Oswald había mostrado interés. También abordaban la implicación de Sturgis en falsos cuentos primarios que describían a Oswald como participante en una conspiración comunista cubana [13].

En 1983, cierto número de cubanos miembros del ejército particular de Manuel Artime, respaldado por la CIA en Centroamérica, ayudaron a Sturgis en la propagación de aquellos cuentos primarios. En 1965, la base de Artime en Costa Rica fue cerrada, supuestamente debido a su implicación en el tráfico de droga [14]. Durante los años 1980, algunos de aquellos exilados cubanos estuvieron implicados en actividades de apoyo a los contras [Los “contras” eran los miembros de las bandas contrarrevolucionarias que Estados Unidos financiaba con el tráfico de drogas para utilizarlos en su guerra sucia contra el gobierno sandinista nicaragüense. NdT.] a través del tráfico de droga [15].

El mentor político del MRR (Movimiento de Recuperación Revolucionaria) de Manuel Artime era Howard Hunt, uno de los organizadores de la operación del Watergate. En 1972, será Artime quien pagará la fianza de los cubanos que se habían introducido en el Watergate. Ramón Milián Rodríguez, un individuo que se dedicaba al lavado del dinero de la droga, declaró haber entregado a varios de los cubanos del Watergate 200,000 dólares provenientes de Artime. Rodríguez dirigió posteriormente dos empresas costarricenses de mariscos –Frigoríficos y Ocean Hunter– que blanqueaban el dinero de la droga para prestar apoyo financiero a los contras [16].

También se dijo que Howard Hunt y James McCord habían estado implicados en los planes de Artime para invadir Cuba, en 1963 [17]. No creo que sea por casualidad que Artime, el protegido de Hunt, se metió en el tráfico de droga. Como ya expliqué por otro lado, Hunt manejaba una conexión de narcóticos en Estados Unidos desde que fue, en 1950, jefe de misión de la OPC (Oficina de Coordinación Política, siglas en inglés) en México [18].

Pero James McCord, quien será posteriormente el cómplice de Howard Hunt y de G. Gordon Liddy en la preparación y ejecución de la efracción del Watergate, no sólo se había distinguido por sus actividades anticastristas en 1963. También era miembro de la red de planificación de crisis de Estados Unidos, que más tarde ocupará un lugar central tras el Irangate y el 11 de septiembre. McCord era miembro de una pequeña unidad de reserva de la fuerza aérea estadounidense en Washington, unidad dependiente de la Oficina de Preparación para Crisis (OEP, siglas de Office of Emergency Preparedness). Aquella unidad estaba encargada «de confeccionar la lista de extremistas y de organizar planes de urgencia para censurar los medios de prensa y el correo postal en Estados Unidos en periodo de conflicto armado» [19]. Su unidad formaba parte del Programa de Seguridad de la Información en Tiempo de Guerra (WISP, siglas de Wartime Information Security Program) que tenía la responsabilidad de activar «los planes de urgencia para imponer la censura de la prensa, de los correos y de todas las telecomunicaciones (incluyendo las comunicaciones gubernamentales), así como para encerrar de forma preventiva a los civiles que representen «riesgos securitarios» poniéndolos en «campos militares» [20]. En otras palabras, se trata de los mismos planes identificados en los años 1980 bajo la denominación de Proyecto Juicio Final –los planes de Continuidad del Gobierno (COG, siglas de Continuity of Government) en los que trabajaron Dick Cheney y Donald Rumsfeld han venido trabajando de conjunto durante los 20 años anteriores al 11 de septiembre de 2001.

La participación de James McCord en un sistema de planificación de urgencias encargado de [censurar] las telecomunicaciones sugiere [la existencia de] un denominador común tras prácticamente todos los eventos profundos que estudiamos. Oliver North –en la organización del Irán-Contras, Oliver Nort era el hombre de confianza del tándem Reagan-Bush dentro de la Oficina de Preparación para Crisis (OEP)– estuvo implicado también en ese tipo de planificación, y tenía acceso a la red nacional supersecreta de comunicación del Proyecto Juicio Final.
 La red de North, conocida con el nombre de Flashboard, «excluía a los demás funcionarios que tenían puntos de vista opuestos […] [y] disponía de su propia red informática mundial dedicada al antiterrorismo, […] a través de la cual sus miembros podían comunicarse exclusivamente entre sí y con sus colaboradores en el extranjero» [21].

Oliver North y sus superiores utilizaron Flashboard en operaciones especialmente sensibles, que debían permanecer secretas para los demás miembros –sospechosos u hostiles– de la administración de Washington.
 Dichas operaciones incluían entregas ilegales de armas a Irán y otras actividades, algunas de las cuales siguen siendo hoy desconocidas, que incluso pueden haber tenido como blanco la Suecia de Olof Palme [22].
 Flashboard, la red de urgencia de los años 1980 en Estados Unidos, era en 1984 y 1986 el nombre que identificaba la red operativa de la COG [Continuidad del Gobierno]. Dicha red fue planificada en secreto durante 20 años por un equipo que incluía a Dick Cheney y Donald Rumsfeld, y su costo total fue de varios miles de millones de dólares. El 11 de septiembre de 2001, los dos hombres que desde hacía tanto tiempo la habían planificado volvieron a activarla [23].

Ya en 1963 se perciben indicios del Proyecto Juicio Final, cuando Jack Crichton, jefe de la 488ª unidad de reserva de la Inteligencia Militar, participó en él, en su condición de jefe de inteligencia para la Protección Civil de Dallas, desde el Centro Subterráneo de Operaciones de Urgencia. Russ Baker cuenta que «dado que debía permitir garantizar la “continuidad del gobierno” en caso de ataque, [el centro] había sido enteramente equipado con material de comunicación» [24]. Un discurso pronunciado en la inauguración del centro, en 1961, proporciona más detalles:

«Este Centro de Operaciones de Urgencia forma parte del Plan Nacional tendiente a conectar las agencias gubernamentales federales, provinciales y locales a través de una red de comunicación a partir de la cual será posible dirigir las operaciones de salvamento en caso de urgencia local o nacional. Es parte esencial del Plan operacional de supervivencia, tanto a nivel federal como provincial y local.» [25]

En otras palabras, Jack Crichton, al igual que James McCord, Oliver North, Donald Rumsfeld y Dick Cheney después de él, formaba parte de lo que en los años 1980 se llamó Proyecto Juicio Final. Pero el objetivo de ese programa se amplió considerablemente en 1988: ya no se trataba sólo de prepararse para un ataque nuclear, sino de planificar la suspensión efectiva de la Constitución de los Estados Unidos ante cualquier tipo de urgencia nacional [26]. Este cambio, introducido en 1988, permitió la aplicación de la COG el 11 de septiembre de 2001. Hasta aquel momento, el Proyecto Juicio Final se había desarrollado hasta convertirse en lo que el Washington Post llamó «un gobierno de la sombra que ha evolucionado basándose en “planes de continuidad de las operaciones” preparados desde hace mucho tiempo atrás» [27].

Está claro que la Oficina de Preparación para Crisis (la OEP, conocida entre 1961 y 1988 bajo el nombre de Oficina para la Planificaron de Urgencias) nos proporciona un denominador común a la hora de identificar a los personajes claves que se hallan tras prácticamente todos los hechos estructurales analizados en este artículo. Queda mucho camino por recorrer antes de que se logre comprobar si la propia OEP (además de los individuos aquí mencionados) fue el origen de alguno de esos hechos. Creo, sin embargo, que las redes alternativas de comunicaciones internas de la OEP (que más tarde serán incorporadas al Proyecto 908) han desempeñado un papel significativo al menos en 3 eventos profundos: el asesinato de John F. Kennedy, el Irangate y el 11 de septiembre.

Lo anterior se demuestra fácilmente en el caso del 11 de septiembre, donde ya se sabe que Dick Cheney aplicó los planes de Continuidad del Gobierno del Proyecto Juicio Final el 11 de septiembre de 2001, incluso antes de que se estrellara el último de los 4 aviones secuestrados [28]. La Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre fue incapaz de encontrar los registros que hubiesen permitido reconstruir las principales decisiones que tomó Cheney aquel día, lo cual parece indicar que dichas decisiones sólo pudieron elaborarse a través del «teléfono seguro» situado en el túnel que conduce al bunker presidencial –tan secreto que la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre nunca pudo obtener las grabaciones telefónicas [29]. Probablemente se trataba de un teléfono del programa de la COG.

En realidad no se sabe si el «teléfono seguro» del túnel de la Casa Blanca pertenecía al Servicio Secreto o si, como cabe esperar, era parte de la red segura de la Agencia de Comunicaciones de la Casa Blanca (WHCA, siglas de White House Communications Agency). De ser correcta la segunda hipótesis nos encontraríamos entonces ante una importante similitud entre el 11 de septiembre y el asesinato del presidente Kennedy. En efecto, la WHCA afirma en su sitio web que dicha agencia fue «un elemento clave en la documentación sobre el asesinato del presidente Kennedy» [30].
 Sin embargo, no resulta fácil comprender quién compiló esa documentación ya que la Comisión Warren no logró que se le diera acceso a los registros y transcripciones de la WHCA [31].

El Servicio Secreto había instalado un transmisor de radio portátil de la WHCA en el vehículo que encabezaba el cortejo presidencial [32]. Este utilizaba también la radio de la policía para mantenerse en contacto con el auto-piloto, en el que se hallaba George Lumpkin, director adjunto del Departamento de Policía de Dallas (DPD) y miembro de la 488ª unidad de reserva de la Inteligencia Militar [33].

Las grabaciones de las comunicaciones WHCA del convoy nunca fueron entregadas a la Comisión Warren, ni tampoco a la comisión sobre los asesinatos creada por la Cámara de Representantes ni al Comité de Estudio de los Archivos sobre Asesinatos [ARRB, siglas de Assassination Records Review Board] [34]. Por lo tanto, no podemos determinar si dichas grabaciones pudieran explicar algunas de las anomalías comprobadas en los dos canales del Departamento de Policía de Dallas. Por ejemplo, dichas grabaciones habrían permitido aclarar la llamada de origen desconocido que grabó la policía de Dallas. Dicha llamada proporcionó la descripción de un sospechoso exactamente de la misma estatura y el mismo peso –erróneos por demás– que aparecían en los expedientes del FBI y la CIA sobre Oswald [35].

En este año 2011, vivimos aún bajo el estado de urgencia proclamado por el presidente Bush desde el 11 de septiembre de 2001. En todo caso, ciertas disposiciones de la COG siguen en vigor, y fueron incluso reforzadas por Bush a través de la Directiva Presidencial 51 (PD-51) de mayo de 2007. El Washington Post comentaba en aquel entonces la PD-51 en los siguientes términos:

«Después de los atentados de 2001, Bush nombró un centenar de altos funcionarios civiles, entre ellos a Cheney, para que se turnaran en secreto durante varias semanas, o varios meses, en instalaciones de la COG situadas fuera de Washington, para garantizar la supervivencia de la nación. Constituyen así un gobierno de la sombra que ha evolucionado en base a ‘planes para la continuidad de las operaciones’ preparados desde hace mucho tiempo.» [36]

Es posible que este «gobierno de la sombra» haya definido los objetivos finales de los proyectos de la COG ya previstos desde hace tiempo, como por ejemplo la vigilancia sin mandato [judicial], sobre todo gracias a la Patriot Act. Las controvertidas disposiciones de esta legislación ya habían sido puestas en aplicación por parte de Cheney y de otros funcionarios, incluso mucho antes de que el proyecto de ley llegara al Congreso, el 12 de octubre de 2001 [37].
 Otros proyectos de la COG que fueron puestos en práctica incluían la militarización y la vigilancia interna bajo la dirección del NORTHCOM, así como el proyecto del Departamento de Seguridad Interna llamado Endgame –un plan decenal de ampliación de los campos de detención que sólo en el ejercicio fiscal correspondiente al año 2007 alcanzó un costo de 400 millones de dólares [38].

Tengo, por consiguiente, una recomendación para el movimiento Occupy, que muy justamente se rebela en contra de los excesos plutocráticos que Wall Street ha cometido durante las últimas tres décadas. Mi recomendación es llamar a que se ponga fin al estado de urgencia que se mantiene en vigor desde el año 2001. En virtud de ese estado de urgencia, desde el año 2008 una brigada de combate del ejército estadounidense se mantiene permanentemente en posición, en Estados Unidos, en parte para que esté lista «a contribuir al control de las multitudes y de disturbios sociales» [39].

Los amantes de la democracia deben hacer todo lo posible por evitar que la crisis política que actualmente se desarrolla en Estados Unidos se resuelva por la vía militar.

Yo diría, en conclusión, que desde hace medio siglo la política estadounidense ha sido influenciada y se ha visto alterada por la no-solución del asesinato de Kennedy. Según un memorándum del 25 de noviembre de 1963, redactado por el fiscal general adjunto Nicholas Katzenbach, en aquel entonces era importante convencer a la opinión pública de que «el asesino era Oswald» y de que «no había cómplices» [40]. Por supuesto, esta prioridad se hizo más importante aún después de la adopción simultánea de esas dudosas proposiciones por parte de la Comisión Warren, de las instituciones estadounidenses y de la prensa dominante.

Esta disimulación de la verdad se ha convertido desde entonces en una embarazosa prioridad para todas las administraciones posteriores, incluyendo a la actual. En ese sentido podemos citar, por ejemplo, el caso de Todd Leventhal, funcionario del Departamento de Estado –bajo la administración Obama– cuya función oficial consistía –hasta hace poco– en defender la tesis del loco solitario en respuesta a las tesis de los llamados «conspiracionistas» [41].

Si Oswald no fue un asesino solitario, no sería sorprendente que existiese un vínculo entre quienes falsificaron los informes sobre él y quienes han deformado la política de Estados Unidos en los posteriores eventos profundos, empezando por el Watergate.

Desde los eventos profundos de 1963, la legitimidad del sistema político de los Estados Unidos se ha visto atrapada en una mentira que los eventos profundos posteriores han ayudado a proteger [42].

PETER DALE SCOTT

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Maxime Chaix y Sven Martin.

Red Voltaire

HISTORIA DEL ESTADO PROFUNDO EN EE.UU. (I)

El «Proyecto Juicio Final» y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre

En este análisis, dividido en dos partes, el ex diplomático y profesor de ciencias políticas Peter Dale Scott muestra como Estados Unidos ha caído, por etapas sucesivas y a partir del asesinato de John F. Kennedy, en la situación que el presidente Eisenhower temía y sobre la cual incluso advirtió a sus compatriotas. Desde el 26 de octubre de 2001 y la imposición de la Patriot Act, el Estado profundo, una estructura secreta que se sitúa por encima de las apariencias democráticas, es quien realmente gobierna el país.

«Estoy conciente de la posibilidad que se instaure une verdadera tiranía en Estados Unidos. Tenemos por lo tanto que asegurarnos de que esta agencia [la National Security Agency, NSA] y todas las demás que posean estas tecnologías operen dentro de un marco legal y bajo una supervisión apropiada, para que nunca caigamos en ese abismo. Sería esa una caída sin regreso.» – Senador Frank Church (1975)

Es mi intención abordar en este artículo cuatro hechos importantes, y sin embargo mal analizados: el asesinato de John F. Kennedy, el escándalo del Watergate, el escándalo Irangate [también conocido en Latinoamérica como Irán-Contras, nota del traductor.] y el 11 de septiembre. Analizaré estos hechos o eventos –que llamaré «profundos»– como parte integrante de un proceso político aún más profundo que los vincula entre sí, de un proceso que ha favorecido la construcción de un poder represivo en Estados Unidos, en detrimento de la democracia.

He mencionado, durante los últimos años, la existencia de una fuerza oscura detrás de esos hechos –fuerza que, a falta de encontrar algo mejor, he llamado el «Estado profundo» y que se mueve simultáneamente dentro y fuera del Estado público. Hoy trataré por vez primera de identificar una parte de esa fuerza oscura, que ha venido funcionando al margen del Estado público desde hace al menos 5 décadas. Esta fuerza tiene un nombre que no es de mi invención: «Proyecto Juicio Final» (Doomsday Project).
Así designa el Departamento de Defensa los planes de contingencia tendientes a «garantizar el funcionamiento de la Casa Blanca y del Pentágono durante y después de una guerra nuclear o cualquier otra crisis de gran envergadura.» [1]

Aunque simple, este trabajo tiene un importante objetivo: demostrar que el Proyecto Juicio Final de los años 1980, así como los anteriores planes de crisis que condujeron a la estructuración de dicho proyecto, desempeñaron entre bastidores un papel determinante en los eventos profundos que pretendo analizar.

Dicho de manera más explícita, esta planificación fue un factor primordial tras los tres preocupantes fenómenos que hoy amenazan la democracia en Estados Unidos. El primero fue la transformación de nuestra economía en una «plutonomía», o sea en una economía con objetivos plutocráticos, caracterizada por una creciente división de Estados Unidos en dos clases –los opulentos y los desfavorecidos, los que pertenecen al «1%» y los miembros del «99%». El segundo fenómeno es la creciente militarización de Estados Unidos, y sobre todo su tendencia a librar o desatar guerras en regiones lejanas, lo cual se hecho cada vez más corriente y previsible.
Es evidente que las operaciones de esta maquinaria de guerra estadounidense han estado al servicio de los intereses del 1% que ocupa la cúspide de la pirámide [2].

El tercer fenómeno, que constituye el tema central de este ensayo, es la considerable influencia de los eventos estructurales profundos sobre la Historia de los Estados Unidos, influencia por demás cada vez más nefasta: acontecimientos misteriosos (como el asesinato del presidente John F. Kennedy (ver parte relacionada con Kennedy en este link), el caso de los «plomeros» del Watergate y los atentados del 11 de septiembre, que afectan brutalmente la estructura social estadounidense) tienen un tremendo impacto en la sociedad de este país. Por otro lado, constantemente implican la ejecución de actos criminales o violentos. Y son generados, para terminar, por una fuerza oscura y desconocida.

La actual descomposición de Estados Unidos en términos de disparidades de ingresos y de desigualdad en materia de riqueza, o de su militarización y su creciente tendencia belicista, ha sido objeto de muchos análisis. Mi enfoque en este ensayo tiene, a mí entender, un carácter inédito: consiste en señalar que las disparidades en materia de ingresos –dicho de otra forma, la «plutonomía»–, al igual que las tendencias guerreristas de Estados Unidos han sido considerablemente favorecidas por lo yo que llamo eventos profundos.

Es necesario comprender que las disparidades en materia de ingresos en la economía estadounidense no son fruto de una acción de las fuerzas empresariales independiente de la intervención política. Por el contrario, esas desigualdades fueron en gran parte engendradas por un proceso político continuo y deliberado que data de los años 1960 y 1970 –periodo durante el cual los individuos más ricos del país temían perder el control de este.

En aquella época, en su memorándum de 1971, el futuro juez de la Corte Suprema Lewis Powell advirtió que la supervivencia del sistema de libre empresa dependía de «la planificación y la aplicación cuidadosas, a largo plazo» de respuestas ampliamente financiadas contra las amenazas que representaba la izquierda [3]. Aquella advertencia engendró una violenta ofensiva de la derecha, coordinada por varios círculos de reflexión y generosamente financiada por un pequeño grupo de fundaciones familiares [4].
Hay que tener presente que todo aquello respondía al surgimiento de graves motines en Newark, Detroit y otras ciudades, y que la izquierda lanzaba por entonces un creciente número de llamados a la revolución (tanto en Europa como en Estados Unidos). He de concentrarme aquí en la respuesta de la derecha y en el papel de los eventos profundos en la facilitación de dicha respuesta.

La verdadera importancia del Manifiesto Powell residía no tanto en el documento en sí como en el hecho de que se redactó a pedido de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, uno de los grupos de presión más influyentes y más discretos. Por otra parte, aquel memorándum era sólo un síntoma entre tantos de que una guerra de clases estaba tomando forma en los años 1970, un proceso más amplio que venia desarrollándose tanto dentro del gobierno como fuera del mismo (y que incluía lo que Irving Kristol calificó de «contrarrevolución intelectual» y que llevó directamente a la autoproclamada «Revolución Reagan» [5].

Resulta evidente que aquel proceso más amplio se desarrolló durante prácticamente 5 décadas, mientras que la derecha inyectaba miles de millones de dólares en el sistema político de Estados Unidos. Lo que quiero demostrar aquí es que los eventos profundos también fueron parte integrante de estos esfuerzos de la derecha, desde el asesinato de John F. Kennedy hasta los atentados del 11 de septiembre.
El resultado del 11 de septiembre fue la aplicación de planes para la «continuidad del gobierno» (COG, sigla correspondiente a «Continuity of Government»), que fueron calificados en las audiencias de Oliver North sobre el escándalo Irangate, en 1987, como planes preparatorios para «la suspensión de la Constitución de los Estados Unidos». Estos planes de la COG, elaborados en base a planificaciones anteriores, fueron meticulosamente desarrollados desde 1982 en el marco de lo que ha dado en llamarse el Proyecto Juicio Final (Doomsday Project) por un equipo secreto nombrado por Reagan. Dicho equipo se componía de personalidades públicas y también privadas, entre las que se encontraban Donald Rumsfeld y Dick Cheney.

Trataré de probar que, bajo esa perspectiva, el 11 de septiembre no fue otra cosa que el resultado de una secuencia de eventos profundos que se remonta al asesinato de Kennedy, o incluso a una época anterior, y que los inicios del Proyecto Juicio Final están presentes en cada uno de ellos.

Para ser exacto, sobre estos eventos profundos, trataré de demostrar:

1) que en el seno de la CIA y de otras agencias similares (estadounidenses) hubo comportamientos malintencionados que contribuyeron al asesinato de Kennedy y a los atentados del 11 de septiembre;

 2) que las consecuencias de cada evento profundo incluyeron un recrudecimiento del poder represivo autoritario a favor de esas agencias, en detrimento del poder democrático persuasivo; [6]

3) que existen coincidencias sintomáticas en la presencia de ciertos individuos entre los autores de estos diferentes eventos profundos;

4) que se observa en cada uno de esos eventos la implicación de elementos vinculados al tráfico internacional de drogas –lo cual sugiere que nuestra actual «plutonomía» es también, en cierta medida, una «narconomía»;

5) que tras cada uno de esos eventos se puede observar la presencia del Proyecto Juicio Final (cuyo papel se hace cada vez más importante con el paso de los años), o sea de la estructura alternativa de planificación de urgencia que dispone de sus propias redes de comunicación y opera como una red de la sombra al margen de los canales gubernamentales normales.

El asesinato del presidente John F. Kennedy y los atentados del 11 de septiembre fueron facilitados por la forma como la CIA y el FBI manipularon sus propios expedientes sobre los presuntos autores de cada uno de esos hechos (Lee Harvey Oswald, en lo que llamaré el caso JFK, y los presuntos piratas aéreos Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, en los atentados del 11 de septiembre). La decisión tomada el 9 de octubre por Marvin Gheesling, un agente del FBI, de borrar a Oswald de la lista de vigilancia del FBI es parte de esa facilitación. Esa decisión se aplicó después del arresto de Oswald en Nueva Orleáns, en agosto de 1963, y de su posterior viaje a México en septiembre. Es evidente que ambos hechos deberían haber convertido a Oswald en candidato a una vigilancia reforzada [7].

Ese comportamiento malintencionado constituye un paradigma si lo asociamos con las acciones de otras agencias, en particular con las de la CIA, en el caso JFK y en el 11 de septiembre. En efecto, el comportamiento de Gheesling va claramente en el sentido de un ocultamiento culposo de información por parte de la CIA, durante el propio mes de octubre [de 1963] –información que ocultó al FBI y según la cual Oswald se había reunido en México con Valery Kostikov, un presunto agente del KGB [8]. Ese ocultamiento contribuyó también a garantizar que Oswald no estuviese bajo vigilancia.

En efecto, el ex director del FBI Clarence Kelley se quejó en sus memorias de que la retención de información por parte de la CIA fue la principal razón que explicaba por qué Oswald no estaba bajo vigilancia el 22 de noviembre de 1963 [9]. La provocación de la Inteligencia Militar en 1963 fue más alarmante aún. En efecto, no contenta con retener información sobre Lee Harvey Oswald, una de sus unidades fabricó incluso datos falsos de inteligencia que parecían destinados a provocar una respuesta [militar] contra Cuba.

Yo califico ese tipo de provocaciones como cuentos primarios, en este caso se trata de intentos de describir a Oswald como un conspirador comunista (todo lo contrario de los posteriores cuentos secundarios, igualmente falsos, que lo describen como un rebelde solitario). Un cable del mando del IV ejército, con sede en Texas, puede ser considerado un revelador ejemplo de cuento primario. Recoge una información proporcionada por un policía de Dallas que era también miembro de una unidad de reserva de la Inteligencia Militar:

«El primer asistente Don Stringfellow, [de la] sección de Inteligencia, Departamento de Policía de Dallas, notificó al 112º Grupo INTC [de inteligencia], [asignado a] este cuartel general, que las informaciones obtenidas de Oswald revelaron su defección hacia Cuba en 1959 y su condición de miembro del Partido Comunista, del que posee un carnet.» [10]

El 22 de noviembre [de 1963, día del asesinato de JFK], aquel cable fue enviado directamente al Mando estadounidense de Ataques Militares, en Fort MacDill, Florida, la base preparada para desatar un posible ataque de represalia contra Cuba [11].

Aquel cable no era tan sólo una aberración aislada. Contaba con el respaldo de otros falsos cuentos primarios provenientes de Dallas sobre el fusil que supuestamente había utilizado Oswald. Aquellas historias falsas se basaban en particular en una serie de traducciones erróneas del testimonio de Marina Oswald. El objetivo de aquellas falsificaciones era sugerir que el fusil de Oswald en Dallas era un arma que había conseguido en Rusia [12].

Estos últimos informes falsificados sobre Marina Oswald, aparentemente no relacionados con los anteriores, pueden sin embargo llevarnos de regreso a la 488ª unidad de reserva de la Inteligencia Militar, a la que pertenecía Don Stringfellow [13]. Ilya Mamantov, el intérprete que proporcionó inicialmente la falsa traducción de los testimonios de Marina Oswald, fue escogido por Jack Crichton, un magnate del petróleo de Dallas, y por George Lumpkin, el director adjunto de la policía de la misma ciudad [14]. Crichton y Lumpkin eran [respectivamente] el jefe y el primer adjunto de la 488ª unidad de reserva de la Inteligencia Militar [15]. Dentro del círculo de petroleros de Dallas, Crichton era también un simpatizante de la extrema derecha: administrador de la Fundación H.L. Hunt, fue además miembro del Comité Américano de Ayuda a los Combatientes de la Libertad de Katanga (American Friends of the Katanga Freedom Fighters), organización de oposición a las políticas de Kennedy con respecto al Congo.

Es importante tener en mente que ciertos miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor [JCS, siglas correspondientes a Joint Chiefs of Staff] estaban extremadamente irritados porque la crisis de los misiles de 1962 no había desembocado en una invasión contra Cuba. Por otro lado, en mayo de 1963 y bajo la dirección de su nuevo jefe, el general Maxwell Taylor, la JCS seguía convencido de que «una intervención militar de Estados Unidos en Cuba [sería] necesaria» [16]. Habían pasado 6 meses desde el momento en que Kennedy ofreciera garantías explícitas a Jruschov para la solución de la crisis de los misiles, en octubre de 1962, asegurándole que Estados Unidos no invadiría Cuba –garantías que sin embargo dependían de importantes condiciones [17].

Aquellas garantías presidenciales no impidieron que el J-5 de la Junta de Jefes de Estado Mayor (el J-5 es la Dirección de Planificación y Políticas de la JCS) elaborara una lista de de «provocaciones fabricadas para justificar una intervención militar» [18]. (Uno de los ejemplos de «provocaciones fabricadas» incluía «utilizar aviones del tipo MiG piloteados por aviadores estadounidenses para […] atacar barcos mercantes o el ejército de Estados Unidos».) [19]

Las mentiras sobre Oswald que emanaban de Dallas fueron lanzadas inmediatamente después del asesinato [de JFK], por lo tanto no bastan para probar que el asesinato haya sido un complot que implicara engaño y provocación. Sí son reveladoras, en cambio, del sentimiento anticastrista que prevalecía en la 488ª unidad de reserva de la Inteligencia Militar en Dallas, y nos confirman que aquel estado de ánimo era llamativamente similar al que existía en el J-5 en el mes de mayo de 1963 –o sea, se trataba del estado de ánimo que produjo una lista de «provocaciones fabricadas» para justificar un ataque contra Cuba. (Según Crichton, «[la 488ª unidad de reserva] contaba con un centenar de hombres, de los cuales unos 40 o 50 provenía del Departamento de Policía de Dallas.») [20]

Estos comportamientos malintencionados en el seno de las burocracias de la CIA, del FBI y del ejército –las tres agencias con las que Kennedy había tenido serios desacuerdos durante su trunca presidencia [21]– difícilmente pueden explicarse invocando la simple casualidad. Más adelante demostraré, en este mismo artículo, la existencia de un vínculo entre el petrolero de Dallas Jack Crichton y la planificación de crisis de 1963, que se convirtió en el Proyecto Juicio Final.

En 2000 y 2001, antes del 11 de septiembre, la CIA volvió a abstenerse de comunicar al FBI la existencia de importantísimas pruebas –informaciones que, de haber sido compartidas, habrían llevado al FBI a vigilar a Khaled al-Mihdhar y a Nawaz al-Hazmi, dos de los presuntos piratas aéreos. Debido a esta importante retención de información un agente del FBI predijo con toda exactitud, en agosto de 2001, que «un día habrá gente que pierda la vida» [22]. Después del 11 de septiembre, otro agente del FBI declaró, refiriéndose a la agencia: «Ellos [la CIA] no querían que el Buró se metiera en sus asuntos –es por eso que no dijeron nada al FBI. […] Y es por eso que se produjo el 11 de septiembre. Es por eso que se produjo ese hecho. […] Ellos tienen las manos manchadas de sangre. Son responsables de la muerte de 3,000 personas.» [23] En este caso, la retención de información crucial antes del 11 de septiembre –[información] que la agencia estaba obligada a transmitir al FBI en virtud de sus propias reglas– era comparable a las disimulaciones de la NSA [24].

En otras palabras, sin esas retenciones de pruebas, ni el asesinato de Kennedy ni el 11 de septiembre hubiesen podido concretarse como lo hicieron. Como yo mismo señalo en mi libro American War Machine, tal parece como si en un momento dado

«Oswald, y más tarde Al-Mihdhar, hubieran sido preseleccionados como sujetos designados para una operación. El objetivo inicial no sería obligatoriamente cometer un crimen contra Estados Unidos. Por el contrario, probablemente se actuó para preparar a Oswald en relación con una operación contra Cuba y a al-Mihdhar para una operación contra Al-Qaeda [como yo mismo sospecho]. Pero a medida que los mitos [los que era posible explotar] comenzaban a acumularse alrededor de esos dos personajes, se hacía posible que individuos mal intencionados lograran subvertir la operación autorizada convirtiéndola en un sangriento plan cuya existencia misma se escondería después. Ya en ese punto, Oswald (y por analogía al-Mihdhar) dejaba de ser un simple sujeto designado para convertirse también en un culpable designado.» [25]

Kevin Fenton llega a la misma conclusión sobre el 11 de septiembre en su libro, muy completo, titulado Disconnecting the Dots [«Sembrando la confusión»]. O sea que «a partir del verano de 2001, el objetivo de la retención de información era permitir el desarrollo de los ataques» [26].
Kevin Fenton identificó también al principal responsable de ese comportamiento administrativo malintencionado: el oficial de la CIA Richard Blee, director de la Unidad ben Laden de la CIA. Cuando Clinton todavía era presidente, Blee había sido miembro de una facción de la CIA que militaba activamente por una implicación más belicista de la CIA en Afganistán, de conjunto con la Alianza del Norte afgana [27]. Esos proyectos se concretaron inmediatamente después del 11 de septiembre, y el propio Blee fue ascendido al rango de jefe de estación [de la CIA] en Kabul [28].

Ahorraré a los lectores del presente artículo los detalles de esta retención de información, ya ampliamente explicada en mi libro American War Machine (que saldrá a la venta en francés en agosto de 2012). El incidente del golfo de Tonkín es, sin embargo, comparable al asesinato de Kennedy y al 11 de septiembre ya que la manipulación de pruebas contribuyó a poner a Estados Unidos en el camino de la guerra (muy rápidamente en ese caso).

Hoy en día, historiadores como Fredrik Logevall están de acuerdo con la evaluación del subsecretario de Estado George Ball, según la cual la misión de los navíos de guerra estadounidenses en el golfo de Tonkín –que acabó dando lugar a los incidentes– «tenía un carácter esencialmente provocador» [29]. La planificación de aquella misión provocadora venía del J-5 de la Junta de Jefes de Estado Mayor [JCS], el mismo equipo que había estimado en 1963, en el caso de Cuba, que «la fabricación de una serie de provocaciones tendientes a justificar una intervención militar [era] realizable» [30].

La disimulación de la verdad por parte de la NSA y de la CIA, el 4 de agosto de 1964, se produjo en un contexto marcado por una voluntad confesa (pero controvertida), en los más altos niveles del Estado, de atacar Vietnam del Norte. En este aspecto, el incidente del golfo de Tonkín es notoriamente similar a la disimulación de la verdad –por parte de la CIA y de la NSA– que condujo directamente al 11 de septiembre, en momentos en que también existía una voluntad gubernamental de desatar la guerra (a pesar de que también en ese caso se trataba de una voluntad controvertida).

Continuará…..

PETER DALE SCOTT

Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, es poeta, escritor e investigador. Sus principales libros de poesía son los tres volúmenes de su trilogía: Seculum: Coming to Jakarta: A Poem About Terror (1989), Listening to the Candle: A Poem on Impulse (1992), y Minding the Darkness: A Poem for the Year 2000. Además ha publicado: Crossing Borders: Selected Shorter Poems (1994). En noviembre de 2002 recibió el Premio Lannan de Poesía. Como orador contra la guerra durante las guerras de Vietnam y del Golfo, fue co-fundador del Programa de Estudios de la Paz y de Conflictos en UC Berkeley, y de la Coalición sobre Asesinatos Políticos (COPA). Su poesía ha tratado tanto su experiencia como su investigación. Su investigación más reciente se ha concentrado en las operaciones clandestinas de USA, su impacto en la democracia en casa y en el extranjero, y sus relaciones con el asesinato de John F. Kennedy y el narcotráfico global. El crítico de poesía Robert Hass escribió (Agni, 31/32, p. 335) «que Coming to Jakarta es el poema político más importante que haya aparecido en el idioma inglés desde hace mucho tiempo».

Red Voltaire

SEGUIMIENTO CONTRAINFORMATIVO DE LA MUERTE DE BIN LADEN

Desde el 11-S, en el 2001, la «guerra contraterrorista» se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del «nuevo orden» emergente tras la desaparición de la URSS. En ese contexto se inscribe la  vida y supuesta muerte de Bin Laden, que comenzamos a seguir desde esta sección contrainformativa.

Increíble pero real
Bin Laden, el primer muerto invisible del Pentágono

Generalmente los muertos dejan cadáveres. Sobre todos los muertos por los misiles y las balas del Pentágono. Bin Laden parece que fue la excepción. No hay cuerpo. No hay fotos, ni videos, ni pruebas testimoniales que certifiquen su muerte. Sin embargo fue declarado oficialmente muerto por Obama y la Casa Blanca. Y ahora la prensa internacional difunde como un hecho «objetivo» la desaparición de Bin Laden, el primer «muerto sin cadáver» de la historia.

IAR Noticias, miércoles 04 de Mayo 2011
En este escenario, la Casa Blanca y el Pentágono, se han erigido en los únicos narradores de la muerte de Osama  y de su «sepultura» en el mar por un supuesto «comando especial» que presuntamente lo ejecutó en 38 minutos, y luego hizo desaparecer, sin registrar pruebas fotográficas o filmaciones de su cadáver en diferentes posiciones.

–No hay cadáver.
–No hay fotos ni videos que certifiquen la muerte.
–No hay pruebas testimoniales.
–Y en el lugar, donde presuntamente fue ejeecutado, salvo destrucción y manchas de sangre, no hay ninguna prueba de que esa sangre pertenezca a Bin Laden o a alguno de sus presuntos acompañantes en el momento de la acción.
–En el lugar donde supuestamente vivía dessde hace 5 años, nadie vio a Bin Laden.
–Y a pesar de que Pakistán cuenta con uno de los mejores servicios de inteligencia del Asia, nunca detectó a Bin  Laden.
–Nadie vio ni escuchó  la presencia ddel «terrorista» más buscado metido dentro de un bunker tapiado en un área residencial ultravigilada de militares, políticos y funcionarios de clase alta de Pakistán. Un país estratégico con poder nuclear, en estado de «guerra permanente» que dispone de tecnología de comunicación y de rastreo ultrasosfisticada, además de una estructura militar y de inteligencia de última generación.

En síntesis, a la muerte de Osama Bin Laden solo la vieron la Casa Blanca y el Pentágono.

No obstante ( y violando toda lógica y sentido común) la prensa internacional no utiliza el termino «presunto» para informar sobre la supuesta muerte de Bin Laden y toma la versión del Pentágono como fidedigna, indiscutible y real.

Los analistas locales e internacionales comentan puntualmente la supuesta operación militar que presuntamente acabó con la vida de Bin Laden sin ningún marco crítico  de interpretación estratégica tomando linealmente los hechos tal cual lo describen el Pentágono y la Casa Blanca.

Y se produce un milagro surrealista: Las mayorías mundiales, niveladas por el aparato «informativo» de las grandes cadenas internacionales, hablan y comentan sobre el suceso, sin cadáver, sin fotos y sin pruebas de que la muerte de Bin Laden hubiera realmente existido.

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Muerte de Bin Laden
Obama, el gran heredero de Bush

Sin entrar en detalles de si Bin Laden murió o no murió físicamente, algo imposible de comprobar, utilizando la lógica y el sentido común hay que preguntarse porqué la Casa Blanca y el Pentágono decidieron «matar» a Bin Laden después de diez largos años de «perseguirlo» sin suerte con satélites y tecnología informática de rastreo, y con la más poderosa estructura militar y de inteligencia del mundo.

IAR Noticias, miércoles 04 de Mayo 2011
Un  precepto liminar de la inteligencia estratégica indica que cuando no hay pruebas documentadas de un hecho hay que aplicar la lógica y buscar el origen y las causas en el principal beneficiario de ese hecho.

Y las estadísticas señalan claramente a uno de los principales beneficiarios, casualmente el que mando a ejecutar a Bin Laden: Barack Obama, el heredero de Bush en el comando de la «guerra contraterrorista».

Un sondeo del Washington Post y el Centro Pew, realizado después del anuncio de la muerte de Osama, indicó una escalada de nueve puntos en su nivel de aprobación popular.

El 56% de los encuestados aprueba de la labor del presidente, los números más altos de Obama desde el 2009. Además, en cuanto a su manejo de la «amenaza terrorista», el 69% tiene una opinión favorable, una cifra récord para Obama.

La muerte de Osama Bin Laden impulsó fuertemente la imagen del presidente Barack Obama, mejorando la opinión de los estadounidenses sobre su liderazgo y los esfuerzos por combatir el terrorismo, reveló por su parte el martes un sondeo Reuters/Ipsos.

Antes de la muerte de Bin laden, las nuevas mediciones indicaban que el gerente imperial, que combina el Premio Nóbel de la Paz con genocidios militares en masa en Irak, Afganistán y África, había ingresado en el ocaso, en el desprestigio, y en la falta de apoyo por parte de la mayoría de la sociedad imperial estadounidense.

Obama figuraba por debajo del resto de los presidentes recientes: Jimmy Carter (51 por ciento), Bill Clinton (54 por ciento), Richard Nixon (63 por ciento), Dwight D. Eisenhower (70 por ciento), George H. W. Bush (76 por ciento) y John F. Kennedy (79 por ciento).

Claramente, y como ya lo reconocen los propios analistas del sistema, Obama  tuvo un antes (las promesas en el discurso electoral) y un después (la ejecución práctica de las políticas del Estado imperial USA).

En el antes, acompañado de una prolija plataforma publicitaria desarrollada a nivel masivo y planetario, Obama impuso un discurso mediático destinado a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se podía recrear así misma generando nuevas expectativas y cambios estratégicos de política (imperial) a nivel mundial.

En el después, tras su asunción el 20 de enero de 2009, el discurso (como en el cuento de la Cenicienta) desapareció y dejó lugar a la realidad (que siempre había estado en el mismo lugar).

Los mismos  que (por «izquierda» y por «derecha») vendieron a Obama como la contracara de Bush, hoy coinciden en el dictamen: Obama es lo mismo que Bush.

Bush pudo mantenerse durante dos períodos en la Casa Blanca, con el aprovechamiento del 11-S y la leyenda de Bin Laden «amenazando» desde su escondite inexpugnable, y Obama va por su reelección «matando» a Bin Laden y creando la leyenda de una Al Qaeda potenciada de mil cabezas que extiende sus «amenazas terroristas» por todo el planeta.

Obama, obviamente no es lo mismo que Bush, pero sí es la pieza  que sustituyó a Bush en el engranaje estratégico del Imperio capitalista  cuyas líneas matrices siguen funcionando, sin ninguna alteración, más allá de los eventuales gerentes que ocupen la Casa Blanca.

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El control imperial con el miedo
Bin Laden y el nuevo simulacro «terrorista» de la CIA

En todos los casos, el «terrorismo» (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la preservación del orden imperial regente.

Por Manuel Freytas

IAR Noticias, miércoles 04 de Mayo 2011
Los movimientos traumáticos (sean económicos, militares o «terroristas») en el tablero mundial no están marcados por caprichos personales de eventuales gobernantes sino por necesidades estratégicas de supervivencia inmediata que tienen los Estados imperiales y el sistema capitalista.

En ese sentido, Bin Laden (supuestamente muerto por un comando del Pentágono) fue una valiosa carta que la CIA y los servicios estadounidenses y europeos siempre se reservaron para resolver cualquier «salida» imperial (económica o militar) que requiriera consenso internacional.

Bien empleada, la herramienta «terrorismo» (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses del que la emplea.

Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el detonante del conflicto, y  la «guerra contraterrorista» posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak,  fueron parte de la alternativa de solución.

La muerte de Bin Laden forma parte del nuevo montaje de la «amenaza islámica» en EEUU, los diversos «ataque terroristas» frustrados antes de que sucedan a escala planetaria.

El reciclamiento de las amenazas de «Al Qaeda» en Asia, África y Medio Oriente, las denuncias de Obama y los líderes europeos sobre complots «terroristas islámicos» en marcha, las detenciones masivas de «sospechosos» en EEUU y Europa, son piezas operativas del lanzamiento (y aggiornamiento) de una nueva fase de la «guerra contraterrorista» a escala global.

La «guerra contraterrorista» se reactualizó en los últimos meses con una oleada mundial de advertencias de «ataques terroristas» a escala global, con epicentro en Europa y en EEUU, donde el «peligro islámico» recobró vigor con la histeria islamofóbica desatada con la amenaza de la quema de ejemplares del Corán.

Nuevamente las «alertas terroristas» con amenazas de «ataques inminentes» busca desatar otra ola de psicosis mundial con el «terrorismo», y una vez más, las comunidades islámicas de Gran Bretaña y Europa están siendo sometidas a cacerías y detenciones de sospechosos de integrar un «complot terrorista».

Desde el último aniversario del 11-S en EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, España, las potencias centrales europeas, se acoplaron a las advertencias de EEUU, con sus propias denuncias y señales de «ataques terroristas» en alta escala.

La oleada de advertencias en cadena convirtieron a la eurozona en una blanco potencial (y de alto riesgo) de ataques sincronizados del «Al Qaeda», cuya «reaparición» también se registraba en todas las zonas conflictivas o de ocupación de Asia, África y Medio Oriente.

Y en ese tablero, sobresale nítidamente la operación con la supuesta muerte de Bin Laden  lanzada por la Casa Blanca y el Pentágono, y orientada a un reciclamiento global de la «guerra contraterrorista» y  a potenciar la reelección presidencial de Obama el año que viene

IARNoticias

ENTREVISTA A DIMITRI KHALEZOV SOBRE VICTOR BOUT (II)

¿Cuánta fuerza tiene el caso del gobierno estadounidense?

Desde el punto de vista jurídico, el caso del gobierno de EE.UU. es muy débil. Víctor pudo haberlo ganado con facilidad. ¿Te puedes imaginar que los demandantes, es decir el gobierno estadounidense, no han podido presentar en los juzgados como prueba ni tan sólo un “misil portátil anti-aéreo”, de esos que en teoría Bout estaba vendiendo al “mejor postor”?. El problema fue que el gobierno ruso y los servicios secretos de Rusia han hecho todo lo posible para dañar la posición de Víctor en los juzgados de Tailandia, forzándole a defenderse de una manera judicialmente inefectiva, haciendo promesas falsas para bajar su vigilancia y además desvalijándole económicamente para que acabara sin fondos con los que llevar a cabo una defensa decente en los juzgados tailandeses. Si el gobierno ruso realmente se hubiera estado preocupando por la defensa de Bout como lo cree la mayoría de la gente, entonces hubiera financiado al menos sus gastos legales. Hubiera sido lo normal por parte del gobierno ruso, proveer al menos los mejores expertos legales del estado ruso de forma gratuita y contribuir con un par de millones de dólares a cubrir los gastos legales del lado tailandés. Al menos es lógico esperar esto. ¿Qué son dos millones de dólares para el gobierno de un país con una población de 150 millones de personas que vende gas y petróleo y se jacta de poseer armas nucleares capaces de destruir la Tierra diez veces?. Una suma tan modesta es una pequeñez a dar por la patria, Rusia, que defiende a un conocido ciudadano en un caso tan notorio, ¿o no?.

Pero en realidad el gobierno ruso no se limitó a no gastar ni un céntimo ni de forma abierta ni encubiertamente (haciendo por ejemplo una “donación privada”) en Víctor Bout ni en su familia. Los servicios secretos rusos hicieron además un trabajo excelente para inducir a la mujer de Víctor Bout y a su hermano a incurrir en gastos innecesarios que los arruinaron completamente. En lugar de ayudarles económicamente, el gobierno ruso les ha succionado hasta sus últimos ahorros. Si a esto añadimos los consejos que fueron dados a Víctor por oficiales rusos para que se defendiera en los juzgados de Tailandia de la forma más desastrosa posible y si sumamos además a uno de los abogados de Víctor, cómplice demostrado de la DEA que también fue recomendación de oficiales rusos, entonces podemos comprender lo grande que es el engaño, la injusticia y la traición que hubo aquí. Repito, el gobierno ruso estaba desde el comienzo de forma secreta, pero efectiva, colaborando con los americanos para conseguir que Víctor Bout acabara siendo juzgado en los Estados Unidos y al tiempo se diera la impresión de que Rusia es grandiosa y todavía puede defender a sus ciudadanos.

Revisemos los hechos básicos del caso. Primero, los servicios secretos rusos se las ingeniaron para convencer a Víctor y su mujer Alla de no defenderse en los tribunales tailandeses demostrando que los misiles anti-aéreos portátiles que supuestamente iban a ser vendidos a las FARC no existían realmente. Únicamente con demostrar esto el caso se hubiera terminado. Los oficiales rusos propusieron como alternativa que la defensa se llevara a cabo probando a la justicia tailandesa que el caso es “político” porque las FARC son una organización política, el partido comunista. Este método de defensa fue un suicidio si se mira con los ojos de un abogado profesional. Al probar que el caso es político Víctor automáticamente se posicionó de acuerdo con la existencia de un delito, es decir, de los misiles y todo lo que implicaban. El caso se podría haber ganado fácilmente probando que el mismo era inexistente y algo que no existe no puede ser político, puesto que no contiene nada que se pueda considerar político.

En vez de esto, Víctor y su mujer aceptaron la propuesta de los oficiales rusos y limitaron la defensa en los tribunales de Tailandia, afirmando que el caso de la negociación con las FARC era “político” sin cuestionar el concepto del “caso” en sí. El aspecto más importante, el hecho de que nadie había visto ni uno solo de aquellos “misiles anti-aéreos portátiles”, ni se mencionó en la sala. Tampoco el abogado de Bout hizo ni una sola pregunta a los testigos acerca de por qué nadie de los que arrestaron a Bout se preocupó luego por localizar los supuestos misiles para así poder desmantelar el mortífero arsenal del “Mercader de la Muerte”. Por lo que los jueces concluyeron, viendo la manera en la que el abogado de Bout desarrollaba el argumento de defensa, que Víctor ciertamente había pretendido vender unos misiles y que lo que se tenía que debatir era si las FARC eran organización terrorista (postura americana) o política (postura de Bout). Como es de esperar los jueces estuvieron en desacuerdo con esta última interpretación y decidieron que el caso NO era político, mientras que Víctor y su entonces abogado (un cómplice de los americanos) no hicieron nada para hacer ver a los presentes que para empezar no había caso, ni misiles, ni FARC… en vez de probar justamente eso, que las “FARC” estaban representadas por ciudadanos estadounidenses y que los misiles eran tan sólo producto de las enfermizas imaginaciones de los mismos y que existían únicamente en su fraudulenta documentación. Así fue como Víctor y su abogado dieron a entender por defecto que las acusaciones americanas sí tenían fundamento.

Lo segundo que hicieron fue prometer a Bout y a su mujer que si Víctor se defendía ante el tribunal tailandés siguiendo el método arriba mencionado (probando que el caso era “político” sin cuestionar las acusaciones iniciales ni señalar la falta de pruebas) entonces el gobierno ruso garantizaría que Víctor ganaría el caso y la garantía supuestamente vendría de “relaciones personales cercanas” entre Putin y la reina de Tailandia. Como es de esperar esta promesa y su garantía sólo fueron una táctica barata, invención de los servicios secretos de Rusia para que Víctor bajara la guardia y asegurarse que perdería el caso, a pesar de la completa ausencia de los supuestos misiles y las absolutas evidencias que indican que todo el “caso” es un simple montaje de la DEA americana.

Continuando con los hechos, la mujer de Víctor, por mi insistencia, presentó una queja muy eficaz contra la detención ilegal de su marido (puesto que ciertamente esta detención fue ilegal dadas sus características técnicas y durante todas las audiencias de extradición en la corte tailandesa Víctor debería de haber estado en libertad y no entre rejas). La presentación de dicha queja por parte de la mujer de Bout cogió a todos los enemigos de éste (tailandeses, rusos y americanos) virtualmente con los pantalones bajados. El problema consistía en que la detención de Víctor sí que era algo ilegal y tendría que haber sido puesto en libertad de inmediato, los motivos técnicos de la ilegalidad de la detención eran obvios, y fueron descritos en la queja escrita por Alla Bout tan claramente que no podían ser refutados ni por los mejores abogados del mundo. La única opción que tenían los jueces era considerar las quejas y liberar a Víctor Bout de una custodia ilegal continuando las audiencias con el acusado fuera de prisión.  Aparentemente esta opción no gustó a los rusos, americanos y tailandeses, que habían estado trabajando duro para poder arrestar a Bout, mantenerlo encerrado y despojarlo de su dinero. Pero ¿qué podían hacer en esta situación?. Desgraciadamente encontraron una salida: los chicos “de confianza” de los servicios secretos rusos se acercaron a la mujer de Víctor y la convencieron para retirara su queja contra la detención ilegal de su marido (alegando que la queja ponía al tribunal tailandés en una posición difícil y que al tribunal esto no le estaba gustando nada, algo por otra parte cierto). A cambio el trato sería que una vez retirada la queja el tribunal tailandés, por “agradecimiento”, soltaría a Bout inmediatamente bajo fianza, como una especie de acuerdo que permitiría a todos “salvar las apariencias”.

Víctor y su mujer depositaron una vez más su confianza en el gobierno ruso y acordaron retirar la queja. Sólo que el “agradecido” tribunal tailandés no concedió la libertad bajo fianza como les fue prometido. Esto es tan sólo un ejemplo más de cómo los oficiales rusos “ayudaron” a Bout. La lista de sus “ayudas” es muy larga. Mencionaría por ejemplo, que por recomendación del servicio secreto ruso el hermano de Bout pagó US $120.000 por la fianza de Víctor, pero el dinero fue robado, la fianza no fue concedida y la suma no fue reembolsada. De nuevo, por recomendación de los servicios secretos rusos el hermano de Víctor pagó $250.000 por un supuesto “acuerdo extra-judicial” gracias al cual Víctor sería liberado antes de que concluyera el caso. Según la promesa de los oficiales rusos si los 250.000 dólares se pagaban, Víctor estaría libre a partir del 1 de mayo de 2008. Se pagó lo estipulado pero nada sucedió en el tribunal tailandés, el caso continuó y nadie se molestó en devolver el dinero o en hacerse responsable de una promesa falsa.

Como resultado de este comportamiento despreciable por parte de los oficiales rusos, el “grupo de seguidores de Bout” se quedó sin dinero, hasta tal punto que cuando fue necesaria la traducción de unos documentos importantes del tailandés al inglés para poder comprender lo que testigos tailandeses estaban diciendo durante el juicio, Víctor no pudo pagar los 2.000 dólares por la traducción y hasta hoy algunos de los papeles de importancia del dossier del caso están en tailandés. Espero que esto sea suficiente para dar a entender como el gobierno ruso está “ayudando” a que Víctor Bout pierda su caso de extradición en el juicio de Tailandia.

Entonces ¿por qué está el gobierno ruso actuando en contra de Víctor Bout?

A causa del misil ruso, o mejor dicho soviético que golpeó contra el pentágono en el 11-S.

¿Cómo? Bueno, mejor que me explique eso y lentamente si puede ser.

Los americanos, como se comprenderá, les piden a los rusos que encuentren a un cabeza de turco (o a un grupo de ellos) que sea/sean los responsables del misil que se ha encontrado en medio del Pentágono. Teniendo en cuenta que este misil tenía una punta nuclear (con una cabeza nuclear de media megatonelada que es más de 25 veces el tamaño de la bomba de Hiroshima) te puedes imaginar la insistencia con la que los americanos urgen a los rusos a que por lo menos encuentren el culpable y lo entreguen a la justicia americana.

Esto es realmente serio. Pero le echas un vistazo al lado ruso y ves que los rusos no pueden admitir la verdad, que el misil “Granit” con su cabeza termonuclear fue robado del submarino hundido “Kursk”, ya que Putin declaró de forma solemne ante el mundo en el 2002 que no había armas nucleares a bordo de ese submarino.

¿Qué es un “Granit”?

El misil P-700 “Granit” (también conocido por su clasificación OTAN como “náufrago” (Shipwreck) o “SS-N-19″ (donde la “N” hace referencia a “Navy”) el misil más avanzado de la marina soviética. Está diseñado para ser lanzado desde submarinos en posición sumergida y su principal función sería la destrucción de los batallones de porta-aviones de los Estados Unidos. Es un misil altamente sofisticado y muy “inteligente”. El misil “Granit” se podría usar para hundir grupos de navíos si se dispara en grupos de 12 misiles en una salva, pero se puede utilizar también en disparos aislados, contra objetivos navales aislados así como objetivos estacionarios terrestres (como ya se vio en el ataque del 11-S al Pentágono). Cada misil “Granit” pesa unas 7 toneladas, mide 10 metros de longitud, y puede llegar a volar a 625 km. de altura con velocidad supersónica de 2.5 Mach (Nota Estulin: 2.983 km/hora). Cada uno de estos misiles está típicamente equipado con una cabeza termonuclear de tipo Navy de 500 kilotoneladas; las cabezas convencionales, aunque existen para este misil en teoría, no son empleadas nunca en la práctica, por lo cual todos los misiles “Granit” sin excepción tienen punta nuclear.

Este misil tiene fama de ser totalmente indestructible porque la NATO carece de medios para derribarlo incluso si lo detectan previamente. Esto se demostró muy bien en el caso del Pentágono el 11-S, la NORAD pudo detectar el misil “Granit” al menos 6 minutos antes de que se estrellara contra el Pentágono. Los oficiales de operaciones de la NORAD pudieron hacer sonar la alarma, poner en el aire su avión del FIN DEL MUNDO (Nota Estulin: el avión inteligente que se utilizaría como la respuesta final en caso de ataque nuclear masivo ruso que aniquilaría EE.UU. Este avión está equipado para dar órdenes y lanzar un ataque total de todos los misiles estadounidenses contra Rusia, asegurándose la destrucción mutua) pero no fueron capaces de prevenir el impacto en sí, el misil entró con éxito en el espacio aéreo de Washington DC e impactó contra el muro del Pentágono, a pesar de haber sido visto por la NORAD, seis minutos antes. Saca tus propias conclusiones, respecto a la peligrosidad de este arma. También me gustaría señalar que según los planes estratégicos soviéticos y rusos los submarinos armados con los misiles “Granit” podrían usarse como una opción de “soporte” para el ataque nuclear de desquite contra los Estados Unidos, mientras que el rol principal en una ofensiva así pertenece a los misiles intercontinentales y balísticos lanzados por submarinos.

Con motivo de su posible uso en la ofensiva de desquite, los misiles “Granit” están diseñados para producir explosiones en el aire sobre las ciudades de Estados Unidos. Para ello están equipados con detonadores especiales de no contacto, en adición a los detonadores de contacto de siempre. Tendría que decirte también que el misil “Granit” tiene un sistema muy avanzado de guía inercial que contiene también un listado pre-programado de los objetivos más importantes de la OTAN.  Al volar sobre el océano, el misil “Granit” escanearía y reconocería el escenario operacional e intentaría distinguir las naves estratégicas, en especial portaaviones, y así seleccionaría los blancos más significativos y los eliminaría automáticamente. Al sobrevolar territorio enemigo el misil también lo reconocerá y tratará de detectar los objetivos estacionarios comparando sus coordenadas con las precargas disponibles en su cabeza. Una vez identificados los blancos el ordenador de a bordo del misil seleccionará de forma inmediata el más importante de éstos y el misil caerá allí. Por lo que una vez que el misil ha sido disparado en dirección a Washington DC lo que hizo fue comparar los dos blancos más importantes, La Casa Blanca y el Pentágono y “prefirió” ir contra éste último pues en la “opinión” del “Granit” era el objetivo de más peso. Quizás se tendría que añadir que éste es el misil más acorazado del mundo, está hecho de acero muy grueso y se le puede comparar con un tanque volador o con una bala gigantesca. Debido a su tremenda velocidad, peso y fuerza de su estructura este misil fue capaz de penetrar seis paredes principales del edificio del Pentágono en el día del 11-S.

De acuerdo, por favor continúe.

Tienes que entender ahora que Putin no puede permitirse retirar sus nobles palabras presidenciales y admitir que estaba mintiendo descaradamente ante la comunidad internacional, y que todos los misiles nucleares a bordo del “Kursk” han sido robados en realidad. Alguna otra solución se necesita desesperadamente para cubrir las demandas estadounidenses de presentar un culpable que responda por el atentado del Pentágono. Esta solución fue hallada, en efecto. El problema es que todos los misiles “Granit”, a pesar de haber sido fabricados en los días soviéticos, únicamente pueden proceder de Rusia y de ningún otro país de la antigua república soviética.

¿Puedes demostrarlo?

Por supuesto. El “Granit” es el misil de la marina; no lo usa nadie más que ellos. En la Unión Soviética había cuatro flotas marinas: la flota Ártica, la Pacífica, la Báltica y la flota del Mar Negro. De estas cuatro, la Rusia de hoy heredó tres de las anteriores en su forma completa: la flota Ártica, la Báltica y la Pacífica. Sólo la flota del Mar Negro ha sido dividida entre Rusia y Ucrania. No obstante, los misiles “Granit” estaban de servicio solamente en la flota Ártica o la Pacífica; por tanto no pudieron acabar en manos de ucranianos, ni en teoría. Todos los “Granit” han tenido que quedarse en Rusia. Sin embargo, para desviar la atención de la responsabilidad de Rusia en el ataque del Pentágono los rusos no tuvieron otra opción que alegar que algunos misiles “Granit” sí que eran propiedad de la flota del Mar Negro, y que por algún tiempo habían sido propiedad temporal de Ucrania durante el revuelo causado por el colapso de la Unión Soviética y por el reparto consecutivo de sus propiedades (armas nucleares y la flota del Mar Negro incluidas). Por este motivo, el servicio secreto de Rusia se inventó una serie de documentos con fechas anteriores que “revelaban” que uno de los barcos de guerra de la flota del Mar Negro había sido elegida para su rearme con misiles “Granit” y por eso en los últimos años del poder soviético varios misiles “Granit” fueron transferidos a la flota del Mar Negro y guardados allí y al final se supone que terminaron quedándose en manos ucranianas tras el colapso de la Unión Soviética. Y de manos de estos ucranianos los misiles “Granit” fueron robados y por tanto acabaron siendo propiedad de terroristas (que llegaron a disparar uno hacia el Pentágono en el atentado del 11-S). Esta versión es ridícula puesto que incluso si imaginas que varios misiles “Granit” fueron custodiados en Ucrania, con la intención de rearmar con ellos su barco de guerra, como se ha dicho, estos misiles no se guardarían en ningún caso montados con sus cabezas nucleares colocadas. De acuerdo a las normas, los misiles en la Unión Soviética se guardaban en un sitio mientras que las cabezas nucleares se almacenaban en otro lugar y bajo el control de un departamento militar distinto. Solamente gente que no sabe nada acerca de las Fuerzas Armadas soviéticas y sus reglas se creerá una versión que diga que se supone que es posible para los “ucranianos temerarios” perder sus misiles y las cabezas nucleares al mismo tiempo. Los misiles armados con sus cabezas nucleares sólo pudieron ser robados de un sitio: de un submarino en servicio. Sin embargo parece ser que algunos oficiales de seguridad responsables creen (o fingen creer) en esta versión ridícula con el “rastro ucraniano” que exonera exitosamente a los rusos.

En este caso los rusos no tienen la culpa. Algunos “chicos malos” robaron los misiles de Ucrania (y no de Rusia) y esos son los presuntos culpables. Pero ahora necesitan a los “chicos malos” en la vida real. ¿Quién crees que encaja en la descripción?. Aciertas si dices por ejemplo que el infame “Mercader de la Muerte” y “Señor de la Guerra” encaja, puesto que aquí tienes a una personalidad demonizada ya hace tiempo y del cual todo el mundo se creería fácilmente que este Víctor Bout vende no sólo armas sino armas NUCLEARES e incluso TERMONUCLEARES al mejor postor. Esto es exactamente por lo que los rusos y los americanos se metieron en este arreglo tan raro a primera vista, para incriminar a Víctor Bout. No es tan raro en realidad si se intenta analizar las circunstancias puesto que había gran necesidad por ambas partes de echar el cierre al caso del Pentágono y no pueden encontrar a nadie mejor que Víctor Bout para el papel de cabeza de turco que vendería un misil de este tipo a terroristas. No hay otro como él para este papel en el mundo entero.

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ENTREVISTA A DIMITRI KHALEZOV SOBRE VICTOR BOUT (I)

Por fin tenemos la traducción de la entrevista con Dimitri Khalezov. Hoy colgamos la primera parte. Es un documento único.

Los que no han podido leer o entender bien la tramas oculta de la saga BOUT, os invito a leerlo nítidamente y pasarlo a todos vuestros contactos.

¿Cómo se relaciona entre sí Victor BOUT, armas atómicas, Irán, Rusia, EEUU, droga, DEA, FARC, Raúl Reyes, Osama Bin Laden, terrorismo islámico, 9-11 (11 de septiembre), atentados de el Nogal, Bali, Oklahoma City y mucho más? Lo tenemos aquí, en este reportaje. Hoy, primera de cuatro partes.

Daniel Estulin

Dimitri Khalezov es un antiguo oficial de la “Unidad Militar 46179″, conocida también como “El Servicio de Control Especial” del duodécimo departamento del Ministerio de Defensa de la Unión Soviética. Ha accedido a contestar a nuestras preguntas y es un placer para nosotros poder ofrecer a los lectores de http://www.danielestulin.com/ otra entrevista de calidad.

Dimitri es una pieza crucial en el puzle del caso Víctor Bout. Es acertado afirmar que si no fuera por la dedicación de Dimitri en la ayuda al Sr. Bout, su incorruptibilidad y brillantez, Víctor se encontraría ahora muy probablemente entre rejas en alguna prisión estadounidense de alto perfil. Dimitri fue el primero en haber visto a Bout en la cárcel y en persona tras su famoso arresto en Bangkok y es el hombre que más dolores de cabeza ha dado al gobierno de los Estados Unidos. Es más, Dimitri Khalezov ha sido la primera persona en el mundo que ha descubierto los verdaderos motivos para la persecución de Víctor Bout por parte del gobierno estadounidense.

El arresto de Víctor Bout está directamente ligado al 11-S y el Sr. Khalezov, como antiguo miembro de la inteligencia “atómica” y posteriormente “nuclear” soviética, dice haber tenido constancia del llamado “Proyecto de Demolición Nuclear de Emergencia” de las Torres Gemelas desde principios de los años 80 cuando aún estaba al servicio del Servicio de Control Especial Soviético.

¿Cómo ha acabado por comprometerse con este caso?

Tanto Víctor Bout como yo somos rusos, también antiguos oficiales militares soviéticos y además del mismo pueblo. Creo que éstas son buenas razones para intentar ayudarle con el caso, teniendo en cuenta que Víctor fue arrestado en Bangkok y por aquél entonces yo también vivía allí. Además tengo amplia experiencia con el sistema legal tailandés, ten en cuenta que Estados Unidos también ha intentado que me arresten y me extraditen a América en conexión con el 11-S. Esto fue en el 2003. En consecuencia, mi motivación para intentar ayudar a Víctor es más que suficiente.

En Marzo de 2008, Víctor Bout fue el equivalente de Osama Bin Laden en lo que concierne a notoriedad en el escenario mundial. ¿Cómo se las arregló para poder ver a Bout en persona el primer día de su detención en Bangkok?

Bajo el código penal tailandés cualquier persona bajo arresto tiene el derecho innegable a ser visitado por amigos en su celda. Víctor Bout, a pesar de ser llamado “Mercader de la Muerte” o “Señor de la Guerra” no quedó apartado de los procedimientos ordinarios del código penal tailandés. Simplemente fui a la comisaría donde estaba detenido y solicité poder ver a mi amigo. Tuvieron que dejarme pasar por mucho que les pudiera resultar incómodo. De hecho la policía fue muy atenta y se portaron muy bien. Nos sentaron a los dos en un sofá en el pasillo y dejaron que conversáramos con tranquilidad. Normalmente sólo permiten a los visitantes hablar con los detenidos a través de los barrotes de una celda pero con Víctor y conmigo hicieron una excepción.

¿Hay algún vínculo entre su caso, el 11-S y Víctor Bout?

Por lo visto sí. EEUU al parecer me quería detener en relación al 11-S y los atentados de Bali de 2002 (que fue un atentado mini-nuclear), mientras que Víctor Bout les interesa también por el 11-S y el atentado de El Nogal (Colombia) de 2003. Lo de El Nogal se sabe que fue un atentado mini-nuclear, al menos los oficiales de seguridad apropiados lo saben. Como puedes ver hay muchas similitudes.

¿Quiénes son los principales protagonistas del caso BOUT, tanto por parte del gobierno estadounidense como por parte de los seguidores de Víctor?

Puede parecer que existe un cierto “Grupo de Seguidores de Bout” pero esta impresión es totalmente falsa. Este “grupo Bout” está formado por Víctor Bout, su mujer, su hermano, su madre, su hija, yo (Dimitri Khalezov), dos amigos de Bout de la Unión Soviética, su abogado tailandés, Sr. Lak Nittiwatvicharn, su abogado ruso, por supuesto Daniel Estulin y tal vez algunos periodistas que vinieron a conocer a Bout y a su familia durante su investigación del caso. Si puedes llamar a este ejército improvisado un “partido de seguidores de Bout” entonces sí, tienes dos equipos principales, sería el “equipo Bout” contra Estados Unidos. Aparte del gobierno estadounidense, sin embargo, existen unos cuantos jugadores más, gente poderosa y que se ha posicionado en contra de Víctor.

¿Quiénes son estos jugadores poderosos y por qué no hemos oído hablar de ellos?

Ante todo el gobierno ruso (o al menos ciertos individuos con poder dentro de éste) y los servicios secretos rusos.

¿De verdad? ¿No está de broma? ¡Acaba de acusar al gobierno ruso de trabajar en contra de Víctor Bout, cuando el mundo entero está convencido de que si no fuera por los esfuerzos de Putin y Medvedev, ya se hubiera extraditado a Víctor Bout a los Estados Unidos hace mucho tiempo!

No escucharás nada de ellos porque no son tan estúpidos como para mostrarse públicamente. En vez de ello prefieren dar una imagen diametralmente opuesta, la de que supuestamente están “ayudando” a Víctor Bout. Pero no te equivoques, desde el principio de esta farsa sin precedentes, el gobierno ruso estuvo muy involucrado con los americanos en toda la operación que le jugó a Víctor y que lo atrajo a Bangkok. El plan fue concebido y desarrollado por ambas partes, los servicios secretos americanos y rusos trabajaron conjuntamente. Además de los rusos también hubo otros implicados. Principalmente los servicios secretos israelíes, el Mossad y el Sayaret Matkal. También ellos tienen interés en este caso. Queda demostrado en la participación sin precedentes del Sayaret Matkal con uno de los líderes de la FARC, Raúl Reyes y “su” uranio enriquecido que fue plantado por “alguno” de sus seguidores en la jungla de Ecuador. No hay que pasar este punto por alto: Raúl Reyes fue asesinado el 1 de Marzo de 2008 mientras que a Víctor Bout se le tenía que encontrar en Bangkok el 4 de Marzo de 2008 en conexión directa con los casos FARC y Uranio. Toda la documentación legal que solicitaba Tailandia para su arresto había sido entregada a las autoridades tailandesas por los americanos el último día de Febrero, esto es ANTES del asesinato de Raúl Reyes.

Ahora, por favor, observe que fue el Sayaret Matkal de Israel (una organización de alto nivel que trata exclusivamente con armas nucleares enemigas y con nada más que eso) el grupo involucrado en el asesinato de Raúl Reyes y en el “descubrimiento” de su uranio. No hay que ignorar tampoco el hecho de que Víctor Bout no llegó a Bangkok solo, sino en la siniestra compañía de su “amigo”, un cierto coronel del FSB ruso quien fue inicialmente arrestado con él, pero luego puesto en libertad de una forma un tanto extraña y enviado a Moscú en el primer vuelo disponible. Para entender lo improbable que es esto, imaginemos la siguiente situación: digamos por ejemplo que unos servicios secretos cualquiera (los franceses, por ejemplo) se las han ingeniado para atraer a Osama Bin Laden a París, prometiéndole que se encontrará allí con sus hermanos musulmanes y hablarán todos acerca de cómo demoler la Torre Eiffel utilizando un arma mini-nuclear robada de la Unión Soviética. Pero Osama Bin Laden no llega solo al encuentro de París sino acompañado de un cierto coronel de los servicios de contraespionaje talibanes, un señor que ha decidido viajar junto a Osama para aprovechar la ocasión de ver el Louvre y la Torre Eiffel (antes del atentado).

Los servicios secretos franceses arrestan a ambos, a Osama Bin Laden y al coronel talibán. Aunque luego se dan cuenta de que únicamente quieren a Osama y no al coronel de contraespionaje, que tan sólo ha venido para visitar París como turista y para hacer compañía a su amigo durante el vuelo a la capital francesa. Por tanto deciden soltar a este último y reenviarlo a Kabul en el primer vuelo disponible, deteniendo tan sólo a Oasama Bin Laden puesto que SÓLO él fue el objetivo de su operación. Esta versión, ¿suena creíble?. Pues así de creíble es la explicación de por qué la policía tailandesa y la DEA de EE.UU. soltaron tan pronto al compañero casual de Víctor Bout, el coronel del FSB, quien llegó curiosamente en el mismo avión y en el mismo taxi y tenía reserva en el mismo hotel pero en realidad no quería ayudar a su compañero a vender “misiles portátiles anti-aéreos” a los narcotraficantes sedientos de sangre de las FARC… él sólo quería ver Bangkok y tener la oportunidad de probar el famoso masaje tailandés.

Pero claro, el coronel del FSB había venido a Bangkok “por error”, por tanto este “error” fue corregido rápidamente por la honorable y honrada policía tailandesa quienes rápidamente se dieron cuenta de la inocencia del amigo del “Mercader de la Muerte” y le enviaron a casa de inmediato. ¿Te crees este surrealismo?, yo no. Al menos cuatro países estuvieron fuertemente involucrados en el montaje a Víctor Bout: Rusia, EE.UU., Israel y Tailandia. Hay evidencia plausible de que hubo también otras naciones implicadas pero en menor grado que las cuatro anteriormente mencionadas. Parece ser que los daneses, holandeses y los rumanos también estuvieron involucrados, al menos es la impresión tras examinar el papeleo disponible en el dossier de Víctor en los juzgados de lo penal de Tailandia.

El mundo entero tiene ahora la impresión de que el gobierno ruso y la embajada rusa en Tailandia han hecho todo lo que han podido para ayudar al Sr. Bout. Incluso hubo quejas públicas por parte de Estados Unidos a causa de la supuesta presión ejercida entre bastidores sobre los tailandeses por Putin y compañía a favor de la liberación de Bout.

Desgraciadamente esto es uno de los mayores errores, el pensar que el gobierno ruso está involucrado en el caso de extradición de Víctor Bout desde el lado de Víctor. Por supuesto que en la “línea oficial” muchas publicaciones histéricas de la prensa occidental e incluso en la rusa han dado por sentado que la burocracia rusa supuestamente “intenta por todos los medios” ayudar a Víctor puesto que Víctor podría, supuestamente, implicar a “algunos políticos rusos” en algunos supuestos actos criminales. Este cuadro se mantiene gracias al hecho de que los oficiales de la embajada rusa han asistido de forma regular a las sesiones en los juzgados tailandeses durante el caso de extradición de Bout y también debido a una serie de declaraciones emitidas desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. Esta impresión es sin embargo engañosa. Los oficiales rusos que visitaron a Bout y acudieron al juicio no son más que el apoyo consular que regularmente se presta a un ciudadano ruso, ya sea éste Víctor Bout o un anónimo compatriota.

Con esto dicho, puedo asegurar que incluso si el cónsul ruso ha atendido a cada fase del juicio los jueces tailandeses no han sido presionados por la delegación rusa. Es normal para los cónsules estar presentes en las audiencias de demandados extranjeros y los jueces de Tailandia están acostumbrados. De ninguna manera se puede considerar el correcto desempeño de sus funciones por parte de un cónsul ruso como “asistencia extrajudicial” a Víctor Bout en la sala de justicia.

Aunque el Ministro de Asuntos Exteriores ha dicho públicamente que creía en la inocencia del Sr. Bout y se quejaba de supuestos intentos de presión al gobierno tailandés, no deberíamos tomar esta faceta pública como las verdaderas intenciones del gobierno ruso. Lo digo alto y claro: desde el principio del caso Bout en marzo de 2008, el gobierno ruso ha hecho todo lo posible para dañar las posibilidades de Víctor en su juicio. Suena raro para un occidental laico, pero se han de entender algunas peculiaridades en cuanto a los rusos. Para empezar, aparte de Putin, Medvedev y compañía, existen otros poderes políticos en Rusia, los llamados “patriotas” liderados por Vladimirr Zhirinovsky por ejemplo, o los “comunistas” entre otros. Algunos de los “viejos rusos” sinceramente creen que no se debería permitir que el gobierno estadounidense arreste a un ciudadano ruso fuera de las fronteras rusas, especialmente en un tercer país. Porque si se le deja actuar así con impunidad esto supondrá un precedente peligroso. Hoy se atreven a incriminar y arrestar a un supuesto “Mercader de la Muerte” que no conoce secretos gubernamentales. Pero mañana puede que cojan a un verdadero coronel de las tropas estratégicas de armas atómicas de Rusia que esté de vacaciones en Tailandia. El gobierno de los Estados Unidos puede acusar al coronel de estar “planeando la aniquilación de los Estados Unidos como nación con un ataque masivo termo-nuclear” y solicitar su extradición a América. Es más, en este caso una acusación hipotética de este tipo sería incluso correcta, al poder realmente estar el coronel planeando la aniquilación de EE.UU. a causa de sus deberes de servicio.

Se tiene que comprender que la gran mayoría de ciudadanos rusos, así como las Fuerzas Armadas del país están muy descontentos con la idea de que EE.UU. pueda, de una forma tan arrogante, ejercer su supuesta jurisdicción en territorios que no son parte de ese país, algo que molesta especialmente cuando el acoso afecta directamente a ciudadanos rusos. Medvedev, Putin y compañía son conscientes de esta oposición y han de tenerla en cuenta a la hora de hacer declaraciones oficiales.

De aquí vienen las peticiones públicas de apoyo por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, que suenan como si realmente les importara Víctor Bout o su caso en Tailandia. Pero nadie debería engañarse con estas peticiones lloronas de apoyo. No son nada más que un truco publicitario. En realidad no hacen más daño a los americanos y su causa que los ladridos de los perros callejeros en los alrededores del tribunal de justicia en Bangkok. Todas estas acciones del Ministerio de Exterior de Rusia están dirigidas tan sólo a apaciguar a la población rusa creando la impresión de que el gobierno ruso “trabaja para Rusia” y sigue representando “un desafío a la hegemonía de EE.UU. en el mundo”. En realidad las cosas son distintas. Es más, si el gobierno ruso se hubiera abstenido por completo de “ayudar” a Víctor Bout en su caso de extradición en Tailandia éste hubiera tenido más probabilidades de salir ganando.

¿El interés de los Estados Unidos por Víctor Bout se debe a que es traficante de armas tal y como lo ha descrito el periodista de la U.N. y EE.UU. Douglas Farah o hay algo más?

En realidad Bout no interesa a nadie por ser un supuesto “Mercader de Armas” tal y como ha sido retratado y entendido por gente que se esfuerza más en escribir artículos que en averiguar hechos reales. Si a Víctor realmente lo quisieran por lo que sugieres, entonces los americanos no hubieran esperado hasta marzo de 2008 para arrestarlo, sino que hubieran emprendido acciones legales contra él ya en los años 90 o como muy tarde al comienzo del nuevo milenio. El problema es que la importancia de Bout NO se debe a que es el “Mercader de Armas”, al menos no en el sentido en que se le puede ver en la infame película o como lo describe el irresponsable reportaje de la ONU escrito por un antiguo inspector de armas de las Naciones Unidas, Johan Peleman. A Víctor lo necesitan por algo totalmente distinto, pero si te parece comentaremos eso a continuación en más detalle.

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EL PENTÁGONO QUEMA 9.500 COPIAS DE UN LIBRO SOBRE AFGANISTÁN Y EL 11-S

9.500 copias del libro del teniente coronel Anthony Shaffer fueron destruidas debido a que el contenido representa una amenaza para la seguridad nacional.

En su libro ‘Operación Corazón Oscuro’, Shaffer habla sobre su servicio en Afganistán, sobre el proyecto ‘Posible Amenaza’ y sobre una etapa crucial en la campaña afgana.

La Dirección de Información e Inteligencia determinó que el libro representaba una amenaza para la seguridad internacional, pues contiene  alguna información reservada como por ejemplo la relacionada con la operación «Posible Amenaza».

El Pentágono fue informado de la publicación del libro en abril de este año y lo aprobó pidiendo al autor que eliminase algunas partes del mismo. Por ejemplo, ‘Operación Corazón Oscuro’ no debía contener la entrevista con el director ejecutivo del Comité de los atentados del 11 de septiembre, Philip Zelikow. Shaffer cuenta en su libro que las autoridades fueron informadas de la “posible amenaza” un año antes de que ocurriera la tragedia que en unas horas acabó con la vida de unas 3.000 personas.  Y este no era el único secreto que el autor iba a revelar en su libro. Pero más tarde la Dirección de Información e Inteligencia prohibió el libro y casi 10.000 ejemplares ardieron a 451 grados Fahrenheit de temperatura.  

Antes de que el Pentágono exigiera al teniente coronel no conceder entrevistas con respecto a su libro, Anthony Shaffer habló en el canal norteamericano FOX News sobre lo ocurrido, afirmando que lo considera “muy extraño”.

Algunos documentos y entrevistas exclusivas con respecto a la ‘Posible Amenaza’ formarán parte de la investigación por parte de Fox News Reporting, que ha revelado nuevos detalles sobre Anwar al-Awlaki, de 39 años, el líder espiritual que supuestamente tenía información sobre el ataque del 11-S, y sobre los esfuerzos de la CIA para que colaborase con los servicios de inteligencia después de los atentados.

RussiaToday

11-S: NO FUERON BOEING 767 LOS AVIONES ESTRELLADOS

11 de septiembre: naves que se estrellaron contra las torres gemelas no eran Boeing 767

El informe oficial de la National Transportation Safety Board (NTSB) sobre los dos aviones que se estrellaron contra el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 señala que uno de los aparatos volaba a 945 km/h y el otro a 796 km/h cuando impactaron las Torres Gemelas.

La asociación estadounidense Pilots For 911 Truth subraya por su parte que, según el propio fabricante, los Boeing 767 no son maniobrables y se desarticulan a más de 660 km/h, datos que ya fueron confirmados por Dwain Deets, un ex responsable de la NASA.

Lo anterior significa que los aparatos que se estrellaron contra el World Trade Center no pueden ser los aviones de pasajeros que cubrían los vuelos United 175 y American 11.

En su libro L’Effroyable imposture [Publicado en español como La gran impostura], Thierry Meyssan ya mencionaba la posibilidad de que aviones militares hayan reemplazado los aviones de pasajeros, conforme a lo previsto en la Operación Northwoods (p. 168 de la edición original en francés).

A través de los documentos de la NTSB, desclasificados a pedido de Pilots For 911 Truth, ya habían permitido saber anteriormente que la puerta de la cabina de pilotaje del vuelo American 77 se mantuvo cerrada desde el momento del despegue hasta el instante en que se perdió todo rastro del avión, del que finalmente se dijo que se había estrellado contra el Pentágono. Lo cual demuestra que los supuestos piratas aéreos no pudieron penetrar en la cabina de pilotaje para desviarlo de su ruta.

Red Voltaire

AHMADINEYAD: «BEN LADEN COOPERÓ CON USA, NUNCA CON IRÁN»

El presidente de Irán dijo en un entrevista a la cadena  ABC que Osama bin Laden no está en Irán, se encuentra en la capital de Estados Unidos.

Mahmud Ahmadineyad fue cuestionado por el periodista George Stephanopulos sobre un reciente documental, Feathered Cocaine, que sostiene que «el hombre más buscado del mundo» vive cómodamente en Teherán, protegido por el gobierno iraní, lo cual sería el pretexto perfecto para una nueva guerra. A la pregunta Ahmadineyad sorpresivamente reviró dicendo:

«Yo he oído que Osama bin Laden está en Washington. Y está allí porque fue un antiguo socio del señor [George] Bush. Fueron colegas; de hecho, en los viejos tiempos, usted lo sabe, trabajaron juntos. Bin Laden nunca cooperó con Irán, pero sí lo hizo con Bush».
El presidente iraní hizo referencia a los sabidos vinculos entre la familia bin Laden y Bush, aunque pasados de largo por la mayoría de los medios masivos de comunicación. Aunque no del todo como reporta  The Economist, George H. W Bush y el heramano de Osama bin Laden, Shafiq bin Laden, se encontraban en una junta del Grupo Carlyle  en Washington al momento del atentado del 9-11. Todos los miembros de la familia bin Laden fueron volados inmediatamente después del atentado a Arabia Saudita, pese a que el espacio áereo  había sido cerrado y nadie podía salir de Estados Unidos. Osama fue entrenado por la CIA en la Operación Ciclón.

Aunque  el comentario del presidente iraní es sarcástico (se da en un plano metafórico) y no se  transparenta sí en realidad cree que Bin Laden se encuentra en Estados Unidos, protegido por el gobierno, la prensa del mainstream mundial reaccionó uniformente tomando las declaraciones de Ahmadineyad como materia de burla, como si este hubiera dicho una locura o un chiste desequilibrado. Lo cual sin sostener que lo que dice es verdad sigue siendo muy interesante: ver el mecanismo de defensa de la prensa con un relevo cómico, diarios que jamás mezclan un chiste con una nota, acaban con una puntada a costa del iraní y ninguno hace referencia a la evidencia de que, más allá de que  sea o no una locura pensar que bin Laden esté en Washington (vivo o muerto), sí existio una estrecha relación entre su familia y la familia Bush, lo cual es la razón detrás de la afirmación de Ahmadineyad, por lo cual es tan punzante.  El mismo Stephanopulos en la entrevista lo trata condescendientemente, como si se tratara de una payaso que no puede tomarse en serio, corrigiendo sus respuestas.

El gobierno también ha aplicado el mecanismo de defensa del humor. El portavoz del departamento de Estado, Philip Crowley, de ilustre apellido, ha dicho que «en las últimas horas, se ha realizado una intensa búsqueda aquí, en el Departamento de Estado. Hemos mirado cada resquicio, cada esquina, debajo de las piedras… y podemos decir con seguridad que Bin Laden no está».

Después de todo existe suficiente infomación para poner en duda la autoría de Bin Laden del atentado de las Torres Gemelas del 9-11 sin el aval del gobierno de Estados Unidos. Tal vez la risa generalizada del gobierno y los medios es una risa nerviosa, una risa delatadora.

PijamaSurf